Los intendentes peronistas de municipios del Gran Buenos Aires acaban de ampliar un reclamo presupuestario de temporada, y lo expusieron sin intermediarios ante el Presidente y el ministro de Economía. Están reclamando plata para algún bono de fin de año o para ponerse a tono con el proceso de discusión de salarios en continuado. Es un pedido con un implícito político fuerte, teniendo en cuenta con todos los protagonistas pertenecen al frente gobernante. No quieren que los fondos sean administrados exclusivamente según el criterio del gobernador Axel Kicillof.
El contexto es claro. El Gobierno espera para el martes que viene la difusión del índice de precios de octubre. Los datos que circulan en el propio oficialismo y en medios económicos son doblemente preocupantes: se afirmarían los registros colocan un piso del 6% y podría ser quebrada la línea de módico descenso respecto de los picos por encima de los 7 puntos porcentuales.
En la misma proyección acaba de conocerse el IPC de la Ciudad de Buenos Aires. En septiembre, con 5,6%, el índice había revertido los números de julio y agosto, y había quedado por debajo del 6,2% del relevamiento general. En cambio, el número de octubre fue 7%.
Ese es el marco. Y la discusión sobre un bono para atender en parte el deterioro de los ingresos frente a la escalada de precios se instaló también en los municipios. Los intendentes peronistas de los principales distritos del GBA se reunieron en el arranque de la semana con Alberto Fernández y varios funcionarios. Además del jefe de Gabinete, Juan Manzur, en proceso de despedida, fue significativa la presencia de Sergio Massa. Hacia su área están dirigidos los reclamos específicos. Se combinan las necesidades frente a los efectos de la inflación -como expresión más desgastante de la crisis- y las prevenciones por el ajuste.
A esta altura del año, iniciado el trámite legislativo del Presupuesto -nacional, y también el proyecto bonaerense- constituyen un clásico los tironeos con gobernadores y, a escala provincial, con los intendentes. Los reclamos están relacionados básicamente con planes de obras públicas, asistencia en rubros sensibles y subsidios para algunos servicios. Eso fue parte de las conversaciones de la liga de gobernadores peronistas con Economía para avalar el texto.
Los intendentes que llegaron esta semana a la Casa Rosada con sus reclamos agregaron un par de puntos diferentes. Por un lado, la referida demanda de fondos frescos para atender su propio frente salarial. Y en segundo lugar, la necesidad de evitar que la distribución de los aportes quede a cargo de La Plata.
La relación de Kicillof con los intendentes ha sido difícil desde la primera hora, según coinciden fuentes del oficialismo y de la oposición. El gobernador quedó dañado por la derrota electoral del año pasado y debió ceder espacios -la mayor expresión fue la incorporación de Martín Insaurralde al frente del Gabinete-, pero recompuso en parte su lugar con renovado respaldo -para algunos, con cuota de resignación- de Cristina Fernández de Kirchner.
Todas esas tensiones se dirimen o arrastran en un ámbito que para CFK es propio y que para La Cámpora resulta estratégico. No es un circuito en el que pueda moverse con proyecto propio el Presidente, que busca recuperar algo de oxígeno en la pelea con el kirchnerismo. La reunión del lunes con los jefes comunales habría tenido sólo sentido presupuestario. En el plano político, las tensiones y pulseadas remiten hasta ahora a la relación del peronismo más o menos tradicional con la ex presidente.
La política bonaerense tiene claro que las transferencias de recursos nacionales a la provincia están en niveles récord. Esas cuentas incluyen coparticipación federal y fondos discrecionales, que maneja después la gobernación. En ese tablero, la oposición, básicamente Juntos por el Cambio, juega sus fichas legislativas. Los intendentes peronistas tratan de explotar todos sus recursos.
Por ahora, transitan con cautela la interna. Hay especulaciones sobre la disputa con Kicillof por la candidatura a la gobernación, luego de que en La Plata renacieran las expectativas de ir por la reelección. Se verá finalmente cómo juega CFK y el kirchnerismo. Por lo pronto, hubo asistencia de intendentes al encuentro del PJ bonaerense, el fin de semana, con Máximo Kirchner en el centro del escenario. Y también se harán notar en el próximo acto agendado, el 17 de noviembre, por el Día de la Militancia, a medio siglo del primer regreso de Perón al país.
El punto de los fondos remitidos a la provincia de Buenos Aires y de otras ayudas discrecionales también alimentan malestares entre gobernadores peronistas. No es de ahora. Estaban a la vista durante la administración de Mauricio Macri y ahora son manejados con cierta reserva. Reaparecieron. Incluso de manera pública, con los reclamos al Gobierno para que la poda presupuestaria no afectara seriamente sus gestiones locales.
En todos los casos, el 2023 es parte central de las consideraciones políticas. Antes, por supuesto, está diciembre. Y ese es una cuestión que habrían expuesto algunos intendentes del GBA en la pasada cita con el Presidente.
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