Agustina Díaz, la amiga de Brenda Uliarte que se encontraba detenida en medio de la investigación por el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner, recuperó la libertad la semana pasada y habló sobre el atentado y su relación con una de las acusadas.
Díaz había quedado detenida a mediados de septiembre a raíz de las conversaciones que se encontraron en el teléfono de la novia de Sabag Montiel. Sin embargo, el pasado 31 de octubre la Cámara Federal porteña revocó su procesamiento; consideró que no hay elementos para considerarla partícipe secundaria del ataque a la Vicepresidenta ni tampoco encubridora; y ordenó su inmediata libertad.
En una entrevista con el programa Periodismo Para Todos (PPT) en Canal 13, difundida este domingo por la noche, la sospechada de ser cómplice del intento de asesinato contra la titular del Senado afirmó estar sufriendo “miedo constante”, pensando en que le pueda suceder algo: “Uno nunca conoce los límites de las personas”.
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“Brenda formó parte de mi vida durante varios años; era posesiva conmigo”, contó sobre su amiga. En este marco, dijo que la pareja de Sabag Montiel antes “cuando se trataba de política ella no hablaba mucho, detestaba al peronismo y nada más”, sin embargo “de repente, este último tiempo comenzó a ir a marchas y a criticar al Gobierno”.
Para la jueza María Eugenia Capuchetti, Díaz había intervenido en la planificación del atentado a raíz de los mensajes encontrados intercambiados con Uliarte en los que se desprendería el modo de cometer el hecho y advertencias sobre los peligros que pudieran aparecer, además de haberle dado consejos y ofrecido su cooperación con posterioridad. Incluso, Brenda le mandó una foto posando con el arma.
Díaz afirmó que jamás imaginó que lo chateado con su amiga podría llegar a escalar tan alto. “Yo sabía que Brenda era una persona bastante fantasiosa y delirante, no le prestaba atención. Nunca creí que podía ser real”. En ese sentido agregó que ella “quería traerla a la realidad”: “Intentaba que bajara un poco los humos de esa fantasía que ella me estaba contando”. “Nunca creí que las cosas que ella me había dicho fuesen a ser verdad”, agregó.
En uno de los mensajes Díaz le manifestó a Uliarte “quien no va a querer matar” a CFK. “Era una charla amistosa, de amigas nada más”, se excusó Agustina. “Yo siempre supe no había hecho nada, nunca creí que me arrestarían y que me encerrarían por casi dos meses”, continuó.
A más de dos meses del hecho, afirmó sentir “mucho enojo por Brenda”. “De un día para el otro mi vida estuvo completamente expuesta, yo lo único que hacía era estudiar, ir al gimnasio y cuidar a mis ocho gatos. Estuve pagando por algo que nunca hice”, lamentó.
“Cada uno tiene que pagar por sus acciones, ella ya es grande, no es una nena, sabe las cosas que son malas; que se aguante las consecuencias”, concluyó Díaz el mensaje dirigido a Uliarte.
La liberación de Agustina Díaz
Pese al contenido de los mensajes intercambiados con Brenda, la Cámara Federal afirmó que “el conocimiento de Díaz sobre el arma empleada a través de una fotografía enviada por mensaje y las referencias a Uliarte relativas a las eventuales implicancias de su conducta, no permiten constituir –de momento- el grado de intervención prevista” para ser partícipe del hecho. “Si bien no se puede descartar un cierto conocimiento de Díaz sobre el plan, tampoco se puede asumir que por esa sola circunstancia y las manifestaciones efectuadas a Uliarte –donde no se aprecia contribución de cargo- se configure una complicidad secundaria”, sostiene el fallo al que accedió Infobae la semana pasada.
Segun plantearon, “las advertencias efectuadas por Díaz en los mensajes en cuestión” en torno a borrar el teléfono “no reúnen las características de un aporte relevante para el derecho penal (material y/o psíquico), que haya orientado la decisión de quienes ejecutaron y dominaron el hecho” y por ello la hipótesis sostenida por la jueza “respecto del grado de participación que le endilgó a la causante en el homicidio agravado tentado del que fuera víctima Cristina Fernández, no será confirmada”.
También descartaron la posibilidad de que su rol pudo haber sido de encubridora y ordenaron una serie de medidas de prueba, como registros fílmicos de las cámaras de seguridad –públicas y privadas- de las zonas donde impactaron las celdas de los teléfonos celulares de las personas imputadas y de la localización compartida por éstas, “a los efectos de poder arrojar mayor luz sobre si existieron reuniones entre ellos, ya sea previamente al hecho o –según el caso- con posterioridad”. También recomendaron “efectuar un relevamiento de otros contactos de la agenda del aparato celular de Díaz, con el objeto de establecer conversaciones que puedan brindar precisiones sobre un posible aporte efectuado por la nombrada en forma previa al suceso y/o en forma posterior”.
La Cámara Federal porteña revocó el procesamiento, declaró la falta de mérito y ordenó su liberación el pasado 31 de octubre.
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