El próximo 12 de noviembre el GEN elegirá a sus nuevas autoridades y, si los congresales del partido así lo confirman con su voto, su histórica líder, Margarita Stolbizer, le traspasará la presidencia del espacio a Sergio Abrevaya, un abogado y ex legislador porteño que buscará afianzar la relación con el resto de las fuerzas que componen Juntos por el Cambio y que las ideas de la centroizquierda tengan más presencia en la coalición.
Así lo anticipó durante una entrevista en los estudios de Infobae, donde habló de las internas en la alianza opositora, de las elecciones en Brasil, del progresismo y también de Mauricio Macri, de quien opinó que “no puede ni debe presentarse” como candidato a presidente el año próximo.
—¿Cómo se prepara para este nuevo desafío que representa ser el presidente del GEN?
—Vengo siendo ya el secretario general y la militancia es la base. Por supuesto, espero que mis compañeros de las provincias en las que el GEN está acompañen, que creo que sí lo van a hacer. Me preparo para liderar una segunda etapa del GEN en el ingreso a Juntos por el Cambio, Nosotros ingresamos con Margarita Stolbizer de la mano de (Facundo) Manes en la provincia de Buenos Aires y creemos que hay que construir una coalición grande. La vocación es la de influir desde nuestra mirada, que es la social-demócrata, que es más de centro que la del PRO, por ejemplo, y queremos que nuestras ideas ayuden a construir un futuro gobierno que haga las cosas bien. Porque el tema es ese, más que ganar las elecciones, hoy en la Argentina lo que necesitás es hacer las cosas bien y vemos que eso tiene que ver con la producción, el trabajo y la educación, claves de esa agenda que creemos que hay que impulsar.
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—Uno de los reclamos de Margarita Stolbizer en el último tiempo fue que el GEN sea incluido en la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio, ¿se va a continuar en esta línea?
—Viene siendo algo paulatino. Evidentemente, a las fuerzas fundadoras les cuesta aceptar lo nuevo en su totalidad, no es que no lo aceptan, pero no en su plenitud. El GEN ya forma parte de la Mesa Federal; el GEN de la Ciudad de Buenos Aires forma parte, por ejemplo, de la mesa porteña. Así que, yo creo que va a llegar, y sobre todo nos importa integrar también los equipos nacionales. Estamos ya cruzando a invitados, ideas, trabajando en algunos documentos que quizás los otros partidos ya venían haciendo y que nosotros podemos ver, o intercambiar opiniones en algunos temas. Uno no pretende que el que sea Presidente sea exactamente igual a uno, somos todos diferentes, pero el programa a mediano y largo plazo tiene que ser uno, tiene que, por lo menos, tener grandes líneas consolidadas desde las cuales podamos tener una proyección de la Argentina.
—¿En este momento se sienten escuchados a nivel nacional por Juntos por el Cambio?
—A veces sí, a veces, no, por supuesto, pero creo que esa dificultad la tienen todas las coaliciones, ¿no? No podés pretender que tus ideas sean las que primen. Nuestra vocación es que nos escuchen más, por supuesto. En el Parlamento, Margarita preside uno de los bloques del interbloque y ha logrado llevar sus puntos de vista, ha corregido algunos proyectos de ley, su postura ha sido tomada en cuenta, así que, ni remotamente es cero ni tampoco es 100%, pero estamos en ese proceso. La vocación es que sea más alto el porcentaje.
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—El domingo fueron las elecciones en Brasil y ganó Lula da Silva, ¿qué opinión tiene de él? ¿Cómo cree que puede llegar a repercutir su triunfo en la Argentina?
—Primero, creo que en la Argentina se lo ha puesto a Lula bajo la mirada del kirchnerismo o el anti-kirchnerismo y todos lo pegan al kirchnerismo, lo cual es un disparate completo, porque Lula no tiene nada que ver con la realidad argentina. Viene de un partido de trabajadores, él ha sido un trabajador metalúrgico, tuvo dos gobiernos y cuando se fue en el segundo, lo hizo con el 90% de popularidad, lo cual no es fácil. Así que, estamos hablando de un personaje que no tiene nada que ver con la realidad argentina ni con ningún personaje argentino. Ni siquiera el caso de corrupción por el que fue acusado tiene el décimo de dimensión de aquel con el que fue acusada Cristina Kirchner, así que saquémoslo de ese juego. Me parece que ha tenido un discurso de reencuentro de los brasileros en este momento en el que fue electo, eso creo que está muy bien, ha hablado de terminar con la pobreza, de reconstruir el Brasil industrial, que siempre ha sido muy fuerte y que ha tenido una política en el tiempo que les ha funcionado y que él heredó y continuó cuando fue presidente, y que creo que es lo que tiene que hacer ahora. Yo lo veo bien, por supuesto que uno no puede meterse en la política de otros e insisto en que no hay que traducirlo a los términos de la Argentina porque son totalmente diferentes. ¿Es un presidente que buscó integrarse en América Latina? Sí, y me da la impresión de que no va a tener problema con los colores políticos que gobiernen en la Argentina, sino que va a tratar de seguir teniendo de socia a la Argentina.
—En el viejo espectro de la izquierda y la derecha, ¿en qué lugar se ubica el GEN? ¿Es un partido socialista, de centroizquierda, progresista?
—Sí, socialista… Progresista, lamentablemente, es un término muy bastardeado por el kirchnerismo, que lo agarró y lo destrozó con un gobierno, en mi opinión, conservador, primarista. Para mí, el kirchnerismo en los gobiernos provinciales es de derecha, si uno lo analiza con esas categorías. Hoy, ¿qué puede ser la centroizquierda en un capitalismo? Bueno, una centroizquierda que no es marxista. Por eso digo, es viejo en ese sentido, pero no en la búsqueda de terminar con la pobreza, de una Argentina, en nuestro caso, más justa, más equitativa, de igualdad en ese sentido, en un buen vivir para todos los argentinos que habitan nuestra tierra. Esa es la mirada que nosotros tenemos. Ahora, ¿hoy qué significa ser de centroizquierda, socialdemócrata, como lo fueron Felipe González, Obama? Lo digo para poner en dimensión otras referencias que no sean las malas, y que fueron, como Clinton, muy buenos presidentes. Bueno, hoy significa desarrollo en la Argentina, porque es como si te dijera que en los 70 la discusión podía llegar a pasar por la distribución de la riqueza, aunque era mucho mejor que ahora; en los 80 fue la recuperación de la democracia y hoy, después de Menem y la desindustrialización del país y de la no adaptación a nuevas industrias en este mundo global, te exige pensar en el desarrollo. Es decir, hay buenos salarios cuando hay valor agregado. Eso es lo que tenemos que priorizar, y este Estado no está pensado para eso. Entonces, los tres pilares son la producción, el trabajo y la educación, con una reforma financiera acorde a eso, ese es el paradigma que tendríamos que construir del progresismo.
—Teniendo en cuenta esto, ¿qué siente cuando escucha las últimas declaraciones del ex presidente Mauricio Macri, por ejemplo, cuando dice que no lo “puede correr ningún progre”?
—Yo creo que, primero, eso lo dijo en una conferencia que dio para presentar su libro, en la que dio una serie de líneas que tiró, así, de golpe, para que sean escuchadas por un público duro, que está en contra del kirchnerismo, porque identifican a los progres con el kirchnerismo. Su gobierno estuvo cruzado por distintas cuestiones que él mismo criticó, que tenían que ver con no haber convertido a ese Estado asistencialista en uno que ayudara a la producción, así que, me parece que es un poco confusa su mirada sobre qué es ser progresista o no. Pero, fuera de eso, me parece que no está dirigida hacia quienes tenemos ese pensamiento social demócrata, sino a su pelea con el kirchnerismo. Ahora, me parece sano y bueno que tenga su postura pública. Es decir, lo que más detesto en la Argentina es lo trucho, así que, si él cree eso, está bueno que lo diga.
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—Es decir, no cree que las declaraciones fueron dirigidas a la interna de Juntos por el Cambio.
—Creo que los únicos progresistas en serio dentro de Juntos por el Cambio somos nosotros, el resto tiene costados, pero…. no, yo creo que puede ser que haya tenido algo que ver con la interna, pero me parece que siempre es diferenciándose del kirchnerismo, a los que se parecen más o menos. Macri ha tenido una visión más de polarización de la política. Fijate lo que pasó con Manes: cuando él hizo una caracterización de su gobierno, una crítica que había hecho ya el radicalismo, sobre el populismo o no, bueno, enseguida la respuesta del macrismo fue “estás con el kirchnerismo si planteás esto”. Me parece que tiene que ver más que nada con eso, con esos extremos sobre el kirchnerismo, y creo que es una categorización que hay que abandonar, la de kischnerista o no kirchnerista, porque no construís la Argentina con eso.
—Ahí también hay un debate interesante porque hay algunos sectores de Juntos por el Cambio que están dispuestos a incorporar a determinados dirigentes de otros espacios, mientras que otros son más reacios a eso.
—Coincido. Hay más reacios a ciertas posturas políticas más lejanas, y al revés, hay algunos que creen que Milei tendría que entrar, y nosotros no. ¿Cómo se resuelve eso? Yo creo que con un programa, como decía Illia, ver qué puntos de gobierno son en los que estamos de acuerdo que hay que caminar, porque eso es política de mediano y largo plazo, son 8, 12 años de gobierno hacia adelante. Si esto lo ponés claro, tenés que ampliar. No es un problema ampliar, nosotros vemos, por ejemplo, a López Murphy, que no piensa como nosotros, pero nos parece un político de una trayectoria intachable, su liberalismo ha sido siempre su postura clara, no ha mentido nunca, es alguien con quien se puede debatir. Y tampoco está sentado en la Mesa Nacional. Hay que ampliar. Porque al final del camino, el problema en 2019 fue que las elecciones se perdieron -y nosotros no estábamos aún, pero se perdieron- porque el gobierno no fue bueno, tuvo malos resultados. Hay que hacerse cargo de eso y no importa si hubo responsables o no, hay que ver hacia adelante cómo se puede hacer para hacerlo bien.
—¿Estuvo en la presentación del libro de Macri?
-Sí, estuve. Invitó a Margarita, ella no pudo ir porque estaba afuera y fui yo. Estuve un rato porque después me tuve que ir a otro acto, que era el de Facundo Manes, quien no pudo ir porque tenía su acto en La Boca, así que fui a ambos. Yo lo estimo mucho a Facundo y creo que tiene una buena visión sobre lo que hay que hacer. Cumplí porque, la verdad, si Macri sabe que somos progresistas, que hemos sido críticos y nos invita a la presentación de su libro, por lo menos fui.
—¿Cree que se va a presentar el año que viene como candidato a Presidente?
—Yo creo que no se puede ni se debe presentar. Ambas cosas. Creo que no se puede presentar porque los números son muy malos, porque la gente recuerda el mal gobierno. A mí me ha pasado en campaña, incluso gente que bancó a Macri por ser Macri, no porque era un descarte, sino porque creía en él, y que se decepcionó. Y no me parece que hayan registrado como un error las políticas implementadas como para que ese elector lo sienta y cambie de opinión. ¿Por qué no debe? Nosotros entramos a esta coalición de la mano de Facundo Manes, pero también de la mano de la idea de que se habían multiplicado los liderazgos. Nos parecía que en el 2015 no había sido una coalición, que era Macri y todos alrededor de él para que gobernara. Tuvo creo que dos ministros del radicalismo que por la fuerza se los habían puesto y no había una consulta o un trabajo mancomunado. Sin ser una crítica esto, porque por ahí lo hicieron muy rápido a esto, no tuvieron tiempo… no pretendo criticar con esto, lo que digo es que fue así. Hoy, que haya más liderazgos, y no somos nosotros, es Manes, es Larreta, es Bullrich, me parece muy útil, me parece que hace al juego de las ideas, a las fortaleza de la coalición, y entonces Macri tiene que dejar que eso continúe y ocurra, porque proyecta en el tiempo nuevos horizontes y hacia abajo también permite crecer a otros. Más allá de estos tres nombres hay otros más, Morales mismo también es candidato, no me quiero olvidar de ninguno, pero en definitiva hay muchos jugadores en la cancha y es muy bueno eso.
—¿Esta interna que hay en Juntos por el Cambio puede llegar a perjudicar a la coalición?
—Yo creo que Juntos por el Cambio tiene que aprender que somos varios y que no es uno solo. A Macri le cuesta aprenderlo, también. No hay dueños. Nosotros recién venimos, pero es un debate entre ellos, incluso, entre los fundadores. Tiene que aprender que cuando hay una crítica la tiene que tomar y, en todo caso, decir “no, a mí me parece que no por tal cosa” y no enojarse y tirarle con un baldazo de agua al que dijo cualquier crítica y enseguida, como pasó ahora con Morales, decir “qué barbaridad lo que dijo de Macri”. No, qué barbaridad, no, andá al contenido, que es el tema, y decí si tiene razón o no. El punto es ese, me parece que Juntos por el Cambio tiene que aprender eso, a debatir sobre los temas y despersonalizar. Nadie cree que los demás sean malos dentro de Juntos por el Cambio o gente que no cree en lo que dice. Tiene que aprender eso, a no engancharse en las peleas personales y sí en la de los temas.
—¿La permanencia del GEN en Juntos por el Cambio está garantizada?
—Sí, nosotros creemos que hay que ganarle al kirchnerismo, que lo peor del gobierno de Macri fue que volvió Cristina, en el sentido de que es un fracaso volver a una política probadamente mala como la de ella. Nosotros queremos estar acá y queremos ganarle al kirchnerismo, y no creemos que haya que abrir terceras opciones en esta etapa. No creemos que esta coalición en la que queremos estar tenga que ser parte de la grieta, porque la grieta no sirve para nada más que para la política.
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