En el PRO hay asombro: tanto Patricia Bullrich como Horacio Rodríguez Larreta dieron muestras en las últimas horas de compartir un inédito clima de rebelión hacia Mauricio Macri, cuyo liderazgo y predicamento en el partido que fundó nunca habían sido cuestionados de manera tan frontal.
“Nadie me va a disciplinar”, advirtió anoche la titular partidaria a sus colaboradores al darles a entender que no iría al desayuno que quiere convocar el ex presidente para el martes con el fin de alcanzar una tregua que evite la profundización del conflicto entre ella y el jefe de Gobierno porteño.
Bullrich dijo a sus allegados que “no hay buenos ni malos” en la pelea del PRO y consideró que “todos contribuyeron a las discusiones internas, incluso Mauricio, que generó ruido con la UCR, por ejemplo, luego de afirmar que el populismo en la Argentina había arrancado con Hipólito Yrigoyen”.
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En el bullrichismo se pintaron la cara para una batalla en varios frentes para ganar en 2023: hay ánimo de enfrentamiento sin tregua con Rodríguez Larreta, su rival en la interna del PRO para la Presidencia, y desafíos abiertos a Macri, su jefe político y, a la vez, posible competidor si el ex presidente termina confirmando que buscará el año próximo su “segundo tiempo” en la Casa Rosada.
En realidad, una eventual candidatura de Macri prácticamente neutralizará la de Bullrich porque ambos tienen como base política el mismo electorado duro: hay señales de que ambos tienen una buena relación, pero la titular del PRO no está segura de qué hará el ex presidente en 2023.
En el otro rincón, Rodríguez Larreta tampoco está convencido de concurrir al desayuno de Macri, según admiten en su entorno, y en una entrevista televisiva en LN+ relativizó el liderazgo del ex presidente en las filas opositoras. Al ser consultado por el periodista Eduardo Feinmann sobre si Macri era el líder del PRO, contestó: “Hoy tenemos una mesa que conduce Juntos por el Cambio, de la que participamos Mauricio Macri como ex presidente, los presidentes de los partidos, todos los líderes parlamentarios y los gobernadores, que somos 4″.
“¿Hoy no tiene un líder? “, fue la repregunta. “Hoy tenemos una mesa de conducción de Juntos por el Cambio”, respondió. “¿Son todos iguales?”, interrogó Feinmann. “Sí, tenemos una mesa en la que todos participamos”, sostuvo el jefe de Gobierno. La transcripción del diálogo circuló anoche en los grupos de WhatsApp de los “halcones” como una demostración de que Larreta había desconocido el liderazgo de Macri. En esos mismos grupos hubo apoyos a Bullrich luego de que trascendió el polémico video en el que amenaza con “romperle la cara” al jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel.
En la misma entrevista, cuando el periodista le dijo a Larreta que “Macri promueve a Bullrich y a Jorge Macri”, la respuesta fue lapidaria: “Macri tiene todo el derecho de promover a quien le parezca. Hoy no veo que promueva a uno u otro. Acá somos un equipo y, más allá de lo que promueva Macri, lo que importa es lo que elija la gente, no lo que diga Macri. Vamos a una PASO”.
En medio de este clima, el ex presidente busca realizar un desayuno con los líderes del PRO para el martes próximo, de 10 a 12, en sus oficinas ubicadas en la localidad de OIivos, en Vicente López, que constituiría una reedición de los clásicos almuerzos del PRO, suspendidos hace dos meses.
Cerca de Macri no confirmaron ni desmintieron la reunión, a la que fueron invitados, además de Larreta y Bullrich, María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo y Humberto Schiavoni, entre otros. Sin embargo, la ex gobernadora estaría de viaje ese día y hay otros dirigentes cuya presencia no es segura.
Los líderes del PRO compartían almuerzos desde febrero pasado, organizados por Macri para acercar las posiciones, pero dejaron de hacerse hace dos meses. La última comida, en un restaurante de la Costanera, fue el 30 de agosto pasado, cuando se rompió la tregua entre Bullrich y Rodríguez Larreta: ambos se cruzaron duramente delante de sus colegas por las diferencias que tuvieron a raíz del operativo de seguridad del gobierno porteño ante la casa de Cristina Kirchner.
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Públicamente, el ex mandatario atribuyó la amenaza de Bullrich a Miguel a “conflictos lógicos entre seres humanos”, aunque en la intimidad habló con la máxima dirigencia del PRO, preocupado por la virulencia que adquirió la pelea entre Rodríguez Larreta y Bullrich. Algunos le pidieron que mediara entre los dos. Aseguran que no le resulta fácil que ambos acepten reunirse para intentar una tregua: “Están escurridizos”, le confesó Macri a uno de sus allegados.
“No me crucés más por la tele porque la próxima te rompo la cara; conmigo no se jode, te lo aviso”, le dijo la titular del PRO al funcionario larretista cuando éste la saludó. Bullrich se molestó porque Miguel la había calificado de “funcional al kirchnerismo” a fines de agosto por los duros cuestionamientos de ella al operativo del larretismo ante el domicilio de la Vicepresidenta.
La difusión del video fue objeto de suspicacias vinculadas con la interna del PRO: ¿fue una jugada del larretismo para perjudicar a Bullrich? ¿O una movida de la titular partidaria para mostrarse como una dirigente con coraje y “sin hipocresía”, como se justificó públicamente? En el propio partido fundado por Macri hay versiones encontradas sobre qué sector dejó trascender la filmación.
Tampoco se ponen de acuerdo acerca de quién resultó favorecido luego de que se conoció la advertencia bullrichista al funcionario de la Ciudad. En las filas de la ex ministra de Seguridad creen que salió bien parada, hasta el punto de que trascendió que iban hacer remeras con la leyenda “Conmigo no se jode”, frase con la que ella cerró su amenaza. En el comando larretista están seguros de que Bullrich reforzó el apoyo de los duros, pero que hacia afuera del PRO este episodio la perjudicó.
La escalada de tensión en el PRO derivó en el pedido de varios dirigentes de bajar los decibeles de las peleas en la oposición. María Eugenia Vidal consideró que el enfrentamiento por las candidaturas “antes de tiempo, la construcción de personalismos, las descalificaciones, le hacen daño a la unidad de Juntos por el Cambio”. Rogelio Frigerio, por su parte, fue contundente en su rechazo: “Terminamos siendo un espejo del kirchnerismo y nosotros tenemos que ser todo lo contrario”.
Preocupado por la escalada de tensión interna, como anticipó Infobae, un sector de Juntos por el Cambio impulsa una reunión de los integrantes de la Mesa Nacional para tratar de apaciguar los ánimos y evitar que las peleas pongan en peligro la unidad de la coalición.
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La iniciativa surgió de un grupo de dirigentes de la UCR y de la Coalición Cívica, a partir de la sucesión de episodios de los últimos días que agudizó el clima de enfrentamiento en las filas opositoras: además del video de la amenaza de Bullrich, se sumaron las nuevas críticas de Gerardo Morales contra Macri y la advertencia de Elisa Carrió de que postularía en 2023 si en JxC no garantizan “una lista honesta”.
Hasta ahora, la única forma que encontraron en JxC para impedir una batalla total entre sus miembros es dejar de reunirse. La Mesa Nacional deliberó por última vez con todos sus integrantes, incluido Mauricio Macri, el 27 de abril pasado, cuando le cerró las puertas al libertario Javier Milei para su incorporación a un frente electoral. Ese encuentro terminó con un comunicado de prensa que criticó al diputado de La Libertad Avanza por ser “funcional” al kirchnerismo y con fuertes cuestionamientos a esa decisión por parte de Bullrich, pese a que había sido una de quienes redactaron la declaración.
Desde entonces, el ex presidente no fue nunca más a las reuniones de la conducción nacional de JxC. Aunque esos encuentros, aun sin Macri, también se interrumpieron desde el 24 de agosto pasado, cuando sus integrantes deliberaron en la sede del Sindicato de Gastronómicos de Capital. Ese día, de todas formas, la dirigencia opositora evitó debatir sobre las fuertes acusaciones efectuadas por Carrió contra otros referentes del espacio como Cristian Ritondo, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó.
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