En los últimos meses, a pesar de la -nueva- profundización de las rispideces dentro del Gobierno, Alberto Fernández y Cristina Kirchner no dejaron de comunicarse. Los contactos se producen de manera ocasional, vía Telegram, aseguran en la Casa Rosada. Sin embargo, la relación sigue tensa, y la última vez que se vieron personalmente fue hace dos meses, después del intento de magnicidio contra la Vicepresidenta.
Hoy, días antes del primer acto que encabezará la líder kirchnerista desde que intentaron asesinarla (estará en un acto de la UOM el viernes, en Pilar), donde se esperan nuevas críticas K en contra la administración nacional, el primer mandatario decidió tener un gesto de solidaridad con la accionista mayoritaria del FDT. A través de su Twitter, Alberto Fernández publicó un mensaje de condena a la decisión de los jueces de la Sala I de la Cámara Federal porteña de liberar a los miembros de Revolución Federal, acusados por incitación a la violencia colectiva en relación con el intento de magnicidio.
El tuit salió pasadas las 17, poco después de que el abogado de la Vicepresidenta apuntara contra los mismos camaristas por el fallo. “Se alienta a que los grupos que no han sido investigados puedan atentar el día de mañana contra cualquiera”, había dicho, esta tarde, el abogado de CFK, José Manuel Ubeira.
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Aunque Alberto Fernández no nombró a la Vicepresidenta, en el Gobierno admitieron que se trató de un detalle para aquietar las agitadas aguas de la interna, a medida que se aproxima un final de semana político complicado. Para el viernes y el sábado, el kirchnerismo en sus distintas formas prepara dos demostraciones políticas fuertes. Primero, con la participación de Cristina Kirchner en un acto de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), en Pilar, donde está casi confirmado que tomará el micrófono. Después, con la nueva reunión del PJ bonaerense en Mar del Plata, que será encabezada por su titular, Máximo Kirchner, para definir la estrategia electoral para el año que viene. Durante esas 48 horas, todos los espacios del oficialismo esperan una ratificación, y quizá algún giro, en las críticas del kirchnerismo contra la Casa Rosada.
Alberto Fernández no tiene agenda para esos días, y en su entorno aseguran que no basará ninguna decisión sobre cómo mostrarse, qué decir, o a dónde ir, ni con quién, en los actos K. “El Presidente no arma su agenda mirando qué hace el resto de los dirigentes de la Argentina”, dijeron en la Casa Rosada. Pero admitieron que se va a tratar de una jornada cargada de significado. “Tenemos expectativa de lo que va a decir. Es un acontecimiento importante”, dijo un colaborador presidencial.
“Va a ser la primera aparición en un acto público de Cristina después del atentado, va a ser fuerte”, analizó otro alto funcionario, y dio por sentado que el discurso de la Vicepresidenta tendrá una cuota de críticas al Gobierno. Cristina Kirchner suele enfocar sus embestidas en el área económica. Después de la eyección de Martín Guzmán, su último dardo fue la semana pasada, cuando se indignó ante los porcentajes de aumentos autorizados a las prepagas, una decisión del Presidente junto al ministro de Economía, Sergio Massa (que luego salió a alinearse con la Vicepresidenta por ese tema).
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En el Gobierno nadie cree que el mensaje de la ex presidenta, el próximo viernes, vaya a ser la excepción. “Probablemente vuelva a insistir con el tema del poder adquisitivo, y con el aumento a las prepagas. Y a comparar su gestión con la suya. Nada nuevo”, dijo un alfil presidencial.
No descartan que la vice aborde, también, el tema de la reelección y las PASO, en boga en el oficialismo desde que los gobernadores del PJ, algunos intendentes y La Cámpora dejaron saber que querían suspenderlas para 2023, o bien derogarlas. Los ánimos en el Gobierno se caldearon al máximo la semana pasada, cuando el Presidente se mostró decidido a competir el año que viene, y desafió las intenciones de Cristina Kirchner y La Cámpora de componer las listas “a dedo”, a través de negociaciones políticas, y sin intervención del voto popular.
La respuesta más rotunda del otro lado se hizo conocer el sábado pasado, en la voz de Máximo Kirchner, quien dejó en evidencia su malestar con Alberto Fernández, durante un acto en la ex ESMA, espacio referencia para su fuerza política. “¿Cómo vamos a esperar que la gente nos escuche con un 6-7% de inflación mensual? Aunque haya dificultades, no podemos dejar de cumplir el contrato electoral, hay que transpirar la camiseta, no pensar si en las elecciones me van a elegir o no. Es hoy”, lanzó.
No es la primera vez que Alberto Fernández publica un tuit conciliatorio, basado en un tema judicial. Una de las más relevantes, y recientes, fue en julio, cuando avaló la ofensiva de Cristina Kirchner contra la Corte Suprema. “Nuestra justicia está deslegitimada y necesita, de manera urgente, una reforma profunda y democrática. He reflexionado sobre el mensaje que ayer difundió Cristina Kirchner. He visto que muchos eligen criticar las formas para evitar el verdadero problema que enfrentamos”, había escrito entonces.
De todas formas, a esta altura, con las enemistades a flor de piel a seis meses del cierre de listas, en la sede del Gobierno nadie espera que un mensaje por temas judiciales vaya a servir para apaciguar el conflicto de fondo entre las cabezas del Frente de Todos por la forma de gobernar, por la pérdida de votos, y por las ambiciones de poder no avaladas por la vicepresidenta.
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