“Si algo puede salir mal, saldrá mal”, reza una de las famosas leyes de Murphy. ¿Se habrán inspirado en la interna del PRO? En realidad, fueron creadas en 1949 por el ingeniero norteamericano Edward A. Murphy (nada que ver con Ricardo López Murphy), pero adquieren una vigencia dramática porque ilustran con exactitud la relación entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta.
La nueva escalada en la tensión entre ambos quedó en evidencia con la galería de fotos sugestivas generadas la semana pasada desde la oposición: primero, la presentación del libro de Macri, con un tono casi de lanzamiento presidencial; al día siguiente, el encuentro en el que Patricia Bullrich y Jorge Macri sellaron un acuerdo para que el ministro porteño dispute la Jefatura de Gobierno; luego, el radical Martín Lousteau posando con Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad y, por último, Rodríguez Larreta al lado del jefe de la UCR, Gerardo Morales, y otros dirigentes radicales, en un acto realizado en Costa Salguero, en el que el ex presidente fue duramente criticado. ¿Cuál será la próxima postal de esta pulseada política que pone en apuros a todo Juntos por el Cambio?
Hubo una imagen que nadie podrá tener en su colección, pero que quedó inmortalizada ante pocos testigos: Rodríguez Larreta y Jorge Macri discutieron como si fueran enemigos en el estacionamiento de la Rural, el lunes a última hora de la tarde, cuando llegaron por separado para el lanzamiento del libro del ex presidente. ¿Qué pasó? Allí, el ministro porteño le confirmó al jefe de Gobierno que al día siguiente recibiría el respaldo público de Bullrich a su candidatura en la Ciudad.
Mauricio Macri escaló otro paso en el operativo dispuesto para elevar su perfil, que parece ideado para cimentar una candidatura presidencial, con la presentación de su libro “Para qué” en un acto al que fueron 1500 invitados y, además, con el documental que se está filmando sobre su vida, pero también tuvo tiempo para precipitar un hecho político que recalentó la pelea en el PRO: aseguran que fue el responsable de haber apurado la jugada de Bullrich en la ciudad de Buenos Aires, que se transformó en el más abierto desafío al larretismo en el distrito que gobierna.
Los problemas comenzaron, según el macrismo, cuando Rodríguez Larreta se negó a definirse por un candidato del PRO a sucederlo. Para colmo, se quejan, no dejó de dar señales de preservar su acuerdo político con Lousteau: cada foto entre ambos era un estilete que se clavaba en el corazón del ex presidente y de los “halcones” del PRO, que sospechaban (y aún sospechan) que el alcalde porteño está dispuesto a darle su aval -explícito o no- al senador de la UCR para la candidatura a jefe de Gobierno a cambio de su apoyo activo al proyecto “Horacio presidente”. Un guiño en ese sentido se registró ayer en el homenaje a Raúl Alfonsín organizado por la Unión Cívica Radical.
En el larretismo explican que su jefe aún no quería definirse por nadie porque falta mucho para votar y que por eso mismo exaltó las PASO para dirimir las postulaciones en la Ciudad y dijo que también eran buenos candidatos sus ministros Fernán Quirós (de elevada imagen positiva) y Soledad Acuña.
En ese cuadro de tensiones no declaradas, todo se fue agravando: como el ex presidente teme que Larreta ya tenga cerrado un acuerdo con Lousteau, que significaría arriesgar un bastión político y electoral del PRO, jugó con Bullrich para apurarlo y condicionarlo. La jefa partidaria busca sumar una figura fuerte como su candidato a disputar la Ciudad, algo que complica a Rodríguez Larreta.
La áspera discusión en el estacionamiento de la Rural confirmó que Rodríguez Larreta lo interpretó como un acto desleal. Confiado, el alcalde porteño lo había sumado a su selecta mesa política, donde se diseña el proyecto presidencial, y no discutió que designara como su jefe de campaña al ultramacrista Fernando de Andreis. Ahora siente que no hubo reciprocidad.
Desde el riñón larretista salió hace 24 horas un misil contra Bullrich en boca del diputado nacional Alvaro González: al replicar los dichos de la jefa del PRO acerca de que “Larreta va a entregar la Ciudad”, el legislador afirmó que “Bullrich hace populismo político y es una oportunista que no respeta el cargo que tiene en el PRO, donde no la votó nadie y es presidenta a dedo”. El diputado reivindicó las PASO y destacó que los porteños “son quienes decidirán quién es el candidato de nuestra coalición”. Se descuenta que habrá duras réplicas desde el bullrichismo.
Hoy, nadie cree que en las primarias porteñas compita más de un candidato del PRO, pero desde cada sector empezarán a mover piezas con más fuerza. El jefe de Gobierno exhibirá más a Acuña y, sobre todo, a Quirós, su gran esperanza para sucederlo. Mientras, reforzará sus vínculos con la UCR y la Coalición Cívica para mostrar que tiene un volumen político del que carecen sus rivales.
Pero Rodríguez Larreta quiere ir más allá todavía en su idea de enhebrar un acuerdo político amplio para competir contra ese combo “derechizado” que encarnan Macri y Bullrich: se reunió tres veces en los últimos 15 días con Emilio Monzó, el operador “antigrieta” con el que ya se reconcilió y que lo ayuda desde afuera de su estructura. No sorprenden sus encuentros con Morales o con Lousteau, pero sí llama la atención que el jefe de Gobierno converse de manera frecuente con Florencio Randazzo, el peronista disidente que, junto con Monzó, mantiene reuniones desde mayo pasado con dirigentes como Juan Schiaretti, Rogelio Frigerio, Gerardo Morales y Juan Manuel Urtubey. Su propósito, lejos de la dureza de los “halcones”, es romper la polarización política y construir consensos.
En este complejo escenario, se convirtió en un dato inquietante que un político de buena imagen en el electorado porteño como Ricardo López Murphy (nada que ver con el de las leyes de Murphy) analice competir por la Jefatura de Gobierno en las PASO de JxC. Sus allegados afirman que empezó a contemplar esa posibilidad cuando le llevaron encuestas en las que mide muy bien entre los aspirantes a suceder a Larreta. “Está muy instalado, tiene potencia, es antipiquetes y antikirchnerista”, se entusiasman en su equipo. Si es así, tiemblan los “halcones” en la Ciudad.
Mientras, la profundización de la pelea en el PRO no se limitará a la Ciudad de Buenos Aires. Bullrich recibirá este martes en sus oficinas a Néstor Grindetti, el intendente de Lanús que volvió a a las filas de Macri. El ex mandatario le habría dado luz verde al jefe comunal para que brinde señales de que apoyará el proyecto “Patricia presidente” y, a su vez, se sumará como el tercer candidato a gobernador bonaerense del bullrichismo, junto con Joaquín de la Torre y Javier Iguacel.
Podrían ser cuatro si finalmente el vidalista Cristian Ritondo, el candidato de Macri y aliado táctico de Bullrich, formaliza su pase a sus filas. En el ritondismo lo descartan y creen que todos, con la excepción de Larreta y Santilli, se encolumnarán tras su candidatura para suceder a Axel Kicillof. El jefe del bloque de diputados del PRO se mostró hace un día en San Miguel con María Eugenia Vidal y De la Torre. Como anticipó Infobae, avanza una alianza provincial antilarretista alrededor de Bullrich.
El larretismo no se queda quieto en el territorio provincial. Diego Santilli, su candidato a gobernador, busca sumar el apoyo de intendentes para fortalecerse ante las PASO mientras consolida su acuerdo político con Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero. “Hay que ganar y gobernar con los intendentes para darle volumen y consistencia política a las medidas que habrá que tomar el primer día de gobierno”, sostienen allegados a ambos dirigentes de Juntos por el Cambio.
Luego de recorrer juntos en el último mes los municipios de Pinamar, Tandil, Florencio Varela y La Matanza, este viernes compartieron en Bahía Blanca una reunión de vecinos y una cena junto al intendente Héctor Gay y el diputado provincial Santiago Nardelli. Este sábado visitaron tres municipios más de la Sexta Sección Electoral, Tres Arroyos, Adolfo Gonzáles Chaves y Benito Juárez.
En el mapa político bonaerense, Santilli busca afianzar su proyecto trabajando codo a codo con intendentes estratégicos, que, en su mayoría, definieron una afinidad electoral en 2023: Ezequiel Galli (Olavarría), Pablo Petrecca (Junín), Héctor Gay (Bahía Blanca), Julio Garro (La Plata), Javier Martínez (Pergamino), Sebastián Abella (Campana), Mariano Barroso (9 de Julio), Francisco Ratto (San Antonio de Areco), Mariano Uset (Coronel Rosales) y Gustavo Perie (Ramallo), entre otros.
En la misma sintonía que Larreta, Santilli cuida en forma personal la relación con el jefe de la UCR provincial, Maximiliano Abad, y con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Claro que son parte de ese mismo radicalismo que quiere más protagonismo y que este sábado, en Costa Salguero, hizo un acto en el que se escucharon duras críticas de Gerardo Morales contra Macri.
Es muy difícil que no haya réplicas de los “halcones”. La interna de JxC salpicará la que existe en el PRO: en primera fila estaban el jefe de Gobierno y su candidato a gobernador. Bullrich esquivó la foto: se encontraba de viaje en Punta del Este para reunirse con empresarios y envió una carta a través del diputado Gerardo Milman, su mano derecha. Hay otra ley de Murphy apropiada para este momento de la oposición: “Cuando parece que ya nada puede ir peor, empeora”.
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