Él éxito de la película “Argentina, 1985″ despertó un debate en la sociedad sobre el proceso que vivió el país entre el regreso de la democracia, y la condena de los jefes militares que gobernaron la Argentina entre 1976 y 1983.
Julián Strassera, hijo de Julio César Strassera, el fiscal que acusó a las Juntas Militares e inmortalizó un alegato contundente sobre las atrocidades que habían sucedido en el país, fue uno de los protagonistas de esa historia a pesar de que en aquel entonces era un joven que recién ingresaba al colegio secundario.
Santiago Mitre, el director de la película, eligió al actor Santiago Armas para interpretar a un inquieto Julián (Javier en el film) que termina transformándose en uno de los pilares de la historia ficcionada que se proyecta en los cines y en una plataforma de streaming.
Julián Strassera, abogado, actualmente con 51 años, cree que la película es buena y aparece en un momento oportuno para recordar lo que sucedió en 1985, aunque le hubiera gustado que se resaltaran otros aspectos relevantes de la historia argentina.
Por ejemplo, Julián Strassera cree que la película no resignifica el rol que tuvo el entonces presidente Raúl Alfonsín, que dictó en soledad los decretos que posibilitaron la realización del juicio .”El peronismo se corrió, no lo apoyó y hasta se negó a integrar la Conadep”, recordó en diálogo con Eduardo Feinmann en un reportaje concedido a Radio Mitre.
Y ante las repreguntas, precisó: “El peronismo fue absolutamente funcional a los genocidas; es increíble, se quieren apropiar de la película, pero en aquel momento (ítalo) Lúder propiciaba la ley de autoamnistía, no apoyaron el juicio y no hicieron nada a favor de que se esclarecieron los hechos que sucedieron durante la dictadura militar”.
- ¿Cómo recuerda a su padre?
Como un hombre muy vehemente, de un carácter bastante complejo, pero convencido, honesto, un hombre muy protector con la familia. No era un hombre de gestos de afecto demasiado marcados, pero era un hombre que uno sabía que tenía detrás un respaldo muy fuerte para cualquier circunstancia.
- ¿Le duele cuando dicen que fue colaboracionista de la dictadura antes del juicio?
No sé si decir que me duele, me parece tan absurdo que le resto importancia. La gente que dice eso es porque sangra por la herida. Son aquellos que no hicieron nada y pretenden desmerecer la figura de quien sí hizo por la lucha de los derechos humanos. La verdad, no me importa.
-No como Cristina, Néstor y compañía que se autoperciben con los abanderados de los derechos humanos.
Sí, pareciera que son Rodolfo Walsh, el “Chino” Díaz Lestrem, con posterioridad Alfonsín, mi padre, los jueces, la Conadep… un mundo pequeño de gente… Juristas, gente notable que hicieron todo por defender a los derechos humanos cuando ellos no hicieron absolutamente nada.
Cuando se habla de las causas que fueron reabiertas es porque antes hubo una causa abierta. Esto empezó con Alfonsín. Imagínense si durante casi 20 años no se hacía nada, no se juzgaba, no se investigaba, no se creaba la Conadep, no se creaba el Banco Nacional de Datos Genéticos ni el cuerpo de peritos de antropología forense.
-El kirchnerismo cree que como Néstor bajó un cuadro con eso alcanza.
Sí. Hay que acordarse del discurso de Néstor que dijo que en 20 años de democracia nadie había hecho nada por los derechos humanos.
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