El tiempo es el principal aliado con el que cuenta el Gobierno para que el debate sobre la realización o no de las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) se dilate y no tenga definiciones hasta que termine 2022. Como no es posible cambiar una ley electoral en el mismo año en que se vota, al kirchnerismo le quedan solamente dos meses para avanzar con su iniciativa en el ámbito legislativo, para suspenderlas o derogarlas.
Habrá entre noviembre y diciembre unas 10 sesiones en el Congreso Nacional, cinco en cada mes, si todo marcha como en los últimos días. En el medio, entre el domingo 20 de noviembre y el domingo 18 de diciembre, se disputará el Mundial de Qatar, con todo lo que implica para un país apegado al fútbol como Argentina. Y también, apenas un poco más adelante, las Fiestas de fin de año, que suelen paralizar las actividades de diputados y senadores, que a partir del 20 de diciembre empiezan su período de vacaciones.
Otro factor que influirá es el debate por el Presupuesto, que ya tiene la media sanción de Diputados, pero que en la Cámara alta está pendiente de resolución. La estrategia del oficialismo es que avance la denominada Ley de leyes y para no sufrir un traspié incómodo como el del año pasado necesita apoyo de la oposición porque los números en el Senado pueden estar muy ajustados. Pretenden que el Prespuesto salga adelante en la segunda quincena de noviembre. Después de esa instancia, el motivo de discusión en el Parlamento serían las PASO.
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Alberto Fernández está dispuesto a competir en internas y por eso está convencido de que las PASO, ese instrumento que nació en 2009 con el objetivo de seleccionar a los candidatos a los cargos electivos a nivel nacional y que en 2011 se utilizaron por primera vez, son la mejor herramienta para determinar a los aspirantes a competir en 2023. Por eso, en su discurso de apertura en la CELAC de este jueves pidió: “No quiero que en ningún lado no se respete la democracia, no se respete el veredicto popular, ni se tergiversen los procesos electorales que están en marcha”.
Un rato antes, Eduardo “Wado” de Pedro, ministro del Interior y una de las espadas kirchneristas en el Gabinete, había realizado declaraciones radiales en las que había expuesto las diferencias sobre el tema dentro de la estructura del Frente de Todos. “La discusión es pública, el 100% de los gobernadores se manifestó a favor de que no haya cuatro elecciones en el año”, señaló el ministro y agregó: “Eso manifiesta la mayoría de los gobernadores e intendentes, que quieren convencerlo al Presidente de la idea que tienen ellos”.
El Gobierno cuenta con dos aliados fuertes en su intención de no alterar la estructura electoral, que ya tiene aprobados los fondos para su realización el segundo domingo de agosto de 2023. Uno es la CGT de “los Gordos”, que quiere tener como actores a varios de los líderes sindicales. Lo dejaron en claro en el acto del 17 de octubre en Obras Sanitarias. Entienden que con el pedido de derogar el sistema de primarias para la selección de candidaturas, el kirchnerismo -principal impulsor de esa iniciativa- busca ganar centralidad en la discusión del cierre de listas.
“Las PASO son buenas porque la gente elige y los que gobiernan tienen más responsabilidad de cumplir con los compromisos”, sostuvo en ese eje Carlos Acuña, codirector de la CGT, en diálogo con la prensa en aquella ocasión.
El otro aliado son los movimientos sociales, encabezados por el Movimiento Evita que orientan Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro. Este último, secretario de Relaciones con la Sociedad Civil -que tiene su despacho en la Casa Rosada-, contrastó el planteo que hizo De Pedro.
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Navarro defendió las PASO como una herramienta para enfrentar “la crisis de la política se expresa en casi todo el mundo” y ejemplificó: “Una primera ministra en Gran Bretaña no llegó a los 50 días, la crisis en Estados Unidos tiene un nivel de virulencia extremo; en Brasil no se elige solo presidente, sino modelos de política y de relación de la sociedad”.
“Todo indica que Argentina no está exceptuada de semejante crisis. Este fenómeno debe enfrentarse con más participación popular, no con menos”, afirmó en diálogo con Infobae el funcionario de Alberto Fernández. Además, recordó que las elecciones primarias “están reguladas por una ley aprobada durante el gobierno de Cristina e impulsada por Néstor”.
Según Navarro, “de las crisis se sale con más democracia, se sale debatiendo ideas, proyectos y candidatos, con plena participación popular. La democracia es la herramienta para curar las heridas que genera esta misma democracia en crisis”. Y luego agregó: “Para el Movimiento Evita se necesita más debate, más democracia, más participación. Si hay compañeros que no quieren las PASO el ámbito para discutirlo es el Congreso”.
Si se derogan las PASO entraría en vigencia la posibilidad de que los partidos, como marca su ley orgánica 23.298, convoquen a sus elecciones internas, en caso que así lo decidan. Ya sean solo para sus afiliados o abiertas.
El oficialismo no solo tiene su interna. Cuenta con el rechazo de Juntos por el Cambio de eliminar las PASO para las elecciones del 2023. “Cambian las reglas porque creen que una PASO no les es conveniente y porque creen que así van a dañar a la oposición. Así que vamos a votar en contra”, anticipó hace un par de días la diputada opositora María Eugenia Vidal.
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