Al filo de noviembre, mientras el kirchnerismo aumenta la presión sobre el Gobierno para que fuerce la entrega, a través de un decreto, de una suma fija para los trabajadores formales, Alberto Fernández y Sergio Massa se reunieron en Olivos para analizar las condiciones de un bono de fin de año. En un clima tenso por las medidas para enfrentar la creciente inflación, por ahora descartan las exigencias sobre una mayor intervención estatal que plantea Cristina Kirchner, y defienden el mecanismo de las paritarias, en sintonía con la CGT.
El Presidente y el ministro se vieron esta mañana en la quinta presidencial, justo al día siguiente de la revelación que hizo el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, a El Destape, sobre los diálogos que -dijo- están manteniendo Cristina Kirchner y Massa acerca del pago de una suma fija. “Sergio está pensando con Cristina una suma fija. Están pensando y armando una propuesta para que aquellos que perdieron con la inflación puedan recuperar su nivel de consumo”, contó.
El blanqueo en público de De Pedro sobre las conversaciones entre la Vicepresidenta y el titular de Hacienda fue un claro desafío a la postura que había expresado, tan solo el día anterior, Alberto Fernández, en una entrevista con el mismo medio de comunicación. El Presidente había dicho, con claridad, que estaba en contra de ese tipo de política. En cambio, sostuvo que prefería la dinámica de las paritarias, en un planteo a tono con las preferencias de los gremios mayoritarios de la CGT, hoy alineados con el primer mandatario, y en quienes se apoya en su proyecto de reelección para el próximo año.
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“Hay una confusión entre bono y suma fija. El bono es una posibilidad, pero no hay suma fija”, dijeron esta tarde en Balcarce 50, en contradicción con el planteo que había hecho De Pedro de manera expresa. Y argumentaron que “la suma fija es muy difícil, porque obligaría a los pequeños comercios y a los intendentes a dar un aumento a pesar de que no tienen los fondos suficientes”.
En ese sentido, ratificaron que el Presidente privilegia que los arreglos se realicen por sector, en el marco de las negociaciones entre los gremios y las patronales. “Las empresas tienen otra espalda, por eso hay que sacarles todo lo que se puede en paritarias. Pero una suma fija por decreto no discrimina”, justificaron.
Las condiciones del nuevo bono no están definidas aún, pero fuentes oficiales adelantaron que el plan inicial es que el alcance -es decir, la cantidad de destinatarios- se determine según el ingreso de los trabajadores. “Sergio ya avisó que él no está analizando ninguna fija con Cristina. Está trabajando un bono para todos los trabajadores que ganen menos de cierto monto. Ese monto no está definido, sino que está en análisis”, agregaron acerca de las conversaciones en las que también intervienen la titular de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz; la jefa de Anses, Fernanda Raverta, y la ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos. Ayer, la titular de la cartera laboral había dicho que “todas las opciones” estaban sobre la mesa, pero hoy se restringieron.
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El nuevo refuerzo salarial, cuya fecha de entrega también se desconoce, se sumaría a los 45 mil pesos en dos meses que anunció el Gobierno la semana pasada, y que afectará a los dos millones de personas que se encuentran en situación de indigencia y que no reciben planes sociales.
Esta mañana, Alberto Fernández y Massa parecen haber rechazado el pedido de Cristina Kirchner. Pero la resistencia emana principalmente desde la Casa Rosada. En Economía evitaron dar cualquier explicación sobre las conversaciones con Cristina Kirchner que reveló De Pedro. El tigrense busca mantenerse, lo más posible, al margen de la disputa entre el Presidente y la vicepresidenta.
Por ahora, Massa tiene apoyo del kirchnerismo para llevar a cabo su plan económico. Pero ese respaldo no es incondicional e intenta hacer equilibrio entre los empresarios, la CGT y los pedidos del ala dura del Gobierno, decidida a forzar un incremento mayor en el alcance de los refuerzos para trabajadores.
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