La media sanción que dio la Cámara de Diputados de la Nación al Presupuesto 2023 guarda un dato político que sobresale en medio de la grieta en la que está estancada hace años la dirigencia argentina. Pese al escenario de polarización que exponen el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, y a las cruentas internas que conviven en ambas coaliciones, la ley de Presupuesto aprobada este miércoles es la que mayor consenso logró a lo largo de la última década.
Luego de más de 15 horas de debate, el oficialismo logró aprobar el proyecto en general con 180 votos afirmativos, 22 negativos y 48 abstenciones. La Unión Cívica Radical (UCR), Evolución, el Interbloque Federal y Provincias Unidas respaldaron la iniciativa del Poder Ejecutivo; mientras que el PRO y la Izquierda se abstuvieron; y la Coalición Cívica y los libertarios rechazaron la hoja de ruta con la que contará el Gobierno el año próximo.
Fuentes del oficialismo señalaron a Infobae que la aprobación en general fue interpretado como un logro político para el ministro de Economía -y ex titular de la Cámara Baja- Sergio Massa. En el Palacio de Hacienda destacaron que el plan de gastos y recursos “incluye un orden muy fuerte de las cuentas públicas”.
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No obstante, a la hora de la votación en particular el FdT no consiguió los votos necesarios y decidió retirar el artículo sobre retenciones a las exportaciones y la oposición logró frenar la propuesta de cobrar ganancias a todo el Poder Judicial.
Más allá de las chicanas y los cruces que tuvieron lugar durante el debate parlamentario, el resultado de la votación muestra un contraste total a cómo se resolvió el Presupuesto 2022 que significó un duro golpe para el Gobierno y para el ex titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán. Con una estimación de inflación del 33% y el rechazo a revisarla por parte del ex ministro -pese que todas las proyecciones indicaban que esa cifra quedaría alejada de la realidad- fueron algunos de los puntos que impidieron que el texto se convierta en ley y que obligó al Poder Ejecutivo a prorrogar el Presupuesto 2021.
En números, el Presupuesto 2022 fue rechazado con 132 votos negativos y una abstención que primaron sobre los 121 afirmativos. Un mes atrás, en diálogo con Infobae, Massa reconoció que aquél “fallido presupuesto” lo llevaba “como una cruz” porque fue “el único presidente de la Cámara al que le rechazaron un presupuesto”. “Espero tener más suerte como ministro”, había adelantado.
Fue un duro revés para el Gobierno, pero el primero de la gestión de Alberto Fernández -el Presupuesto 2021- tampoco había logrado generar un amplio consenso, apenas el suficiente para ser aprobado. La Cámara Baja lo sancionó en 2020 con 139 votos afirmativos, 15 negativos y 90 abstenciones. En aquella oportunidad, el oficialismo consiguió el respaldo de los legisladores que respondían a los gobernadores radicales Gerardo Morales y Gustavo Valdés, mientras que de los 90 que se abstuvieron, 89 eran de Juntos por el Cambio.
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Para el 2020, ni bien asumió Alberto Fernández la presidencia en 2019 envió al Congreso el proyecto de Solidaridad Social y Reactivación Productiva que estableció una serie de facultes para administrar las arcas del Estado en medio de la crisis económica.
En los debates por los presupuestos que marcaron la hoja de ruta durante los años de Mauricio Macri al frente del Poder Ejecutivo, la polarización siempre se hizo presente a la hora de la votación. El Presupuesto 2019 contó con el respaldo de 138 diputados; 103 lo rechazaron y 8 se abstuvieron. En el de 2018, 165 votaron a favor, 64 en contra y solo uno se abstuvo.
El Presupuesto 2017 fue aprobado por la Cámara Baja con 177 votos afirmativos, 58 negativos, y 4 abstenciones. El Presupuesto 2016 que marcó el primer año de la gestión de Cambiemos, 137 diputados votaron afirmativamente, 80 lo hicieron de forma negativa y uno se abstuvo.
Otra clara muestra de la grieta trasladada al Congreso fue el último presupuesto aprobado durante la presidencia de Cristina Kirchner. La ley de leyes recibió la sanción de Diputados con 133 votos positivos y 112 negativos (nadie se abstuvo). Discusiones y resultados similares se replicaron en las votaciones de los otros presupuestos sancionados durante la gestión de la actual vicepresidenta.
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