El peronismo ya empezó a transitar el complejo y sinuoso camino de la discusión electoral. Diez meses antes de los comicios, y a falta de un liderazgo fuerte que aglutine los deseos del Frente de Todos, los nombres propios más importantes del esquema oficialista pusieron sobre la mesa las pocas variables de candidaturas que aparecen en el horizonte.
Alberto o Cristina. Cristina o Alberto. Es uno o el otro. No hay lugar para los dos. En la mayor parte del peronismo, fuera de los núcleos duros, creen que ninguno está en condiciones de ser. Advierten que la imagen negativa de ambos es tan grande que sería imposible coronarse en un mano a mano con el candidato que termine en pie dentro de Juntos por el Cambio.
Sin embargo, los nombres del Presidente y la Vicepresidenta fueron puestos en escena por dirigentes cercanos a cada uno de ellos. El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, salió esta mañana a aclarar la voluntad del Jefe de Estado. Quiere que las PASO sigan en pie, más allá del pedido de diferentes sectores de la coalición para que las derogue.
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“No siento que sea una anomalía. Si el Presidente siente que la mejor forma de dirimir las discusiones dentro del frente es una competencia, ¿por qué le va a tener miedo a competir?”, sostuvo durante entrevista que brindó a Radio con Vos. La primera oración de la respuesta fue un mensaje directo a Máximo Kirchner, quien había asegurado que le parecía extraño que un presidente fuera a las PASO.
En el kirchnerismo no quieren que Fernández sea el candidato. “Cristina puso a Alberto para articular el frente electoral y ahora él cree que es más importante que ella. Milita su candidatura para el 2023″, sentenció un destacado dirigente de La Cámpora en referencia al accionar del Presidente.
En el peronismo del interior les cuesta ver la posibilidad de una reelección de Fernández, pero el escenario actual está tan fragmentado que algunos dejan un margen de dudas sobre la posibilidad de que se presente en la competencia. “Falta mucho. Todo puede cambiar. Nada está escrito en piedra”, reflexionó un funcionario nacional que conoce los entretelones de la discusión política actual dentro del peronismo.
No es la primera vez que Aníbal Fernández expone la posición del Presidente en público. Es uno de los pocos voceros, con peso político, que se mete en la confrontación con el kirchnerismo. En el ida y vuelta interno en el que el primer mandatario recibe más golpes de los que da. La relación del ministro de Seguridad con Máximo Kirchner es distante y fría. Quizás eso explique su accionar.
Según indicaron en el campamento K el líder camporista quedó molesto con el accionar de Fernández, cuando fueron los ataques con piedras al despacho de Cristina Kirchner en el Senado. El funcionario nacional es el único que le ha contestado al hijo de la Vicepresidenta cada vez que disparó un dardo contra la Casa Rosada o Alberto Fernández. Funcionó como escudo protector.
A las dudas de Máximo Kirchner sobre la posibilidad de que el Presidente compita en unas PASO, se le sumó un mensaje proveniente del peronismo de la provincia de Buenos Aires. La jefa del bloque de senadores bonaerenses del Frente de Todos y ex ministra de Gobierno de Kicillof, Teresa García, fue contundente. “Si Alberto y su gente quieren ir a una PASO, que lo hagan. Pero me parece que la sociedad ya le ha dicho que no”, sentenció.
En el kirchnerismo le picaron el boleto a Fernández. Creen que ya está fuera de juego. Y por eso piden, cada vez con más fuerza, que sea Cristina la candidata del año que viene. A quienes conocen los entramados del poder no se les escapa que las palabras de Máximo tienen que haber sido avaladas por su madre, teniendo en cuenta el impacto que iban a tener.
El Presidente va contra la corriente y mantiene vivas sus ganas de ser un jugador importante el año que viene. No quiere estar a un costado de las decisiones trascendentes. Mucho menos quedar afuera de todo. Atado a esa sensación está el errático proceso de autonomía que lleva adelante y que está vinculado a empoderar sus decisiones más allá de lo que piense Cristina Kirchner.
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Del territorio bonaerense también llegó un nuevo llamado para que la Vicepresidenta intente volver a la Casa Rosada el año que viene. “El otro día en la Plaza de Mayo cantaban ‘Cristina Presidenta’, lo mismo aparece en las paredes. Hay un deseo de sectores muy grandes. Uno ve que hay un empuje, una voz que empieza a decir Cristina 2023″, explicó el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
El mensaje sonó raro en las filas oficialistas. ¿El motivo? Ayer Máximo Kirchner le puso el título al capítulo diario de la agenda política cuando dijo: “Creo que Cristina no va a ser candidata”.
Para algunos dirigentes el pedido del mandatario dejó expuesta una contradicción en un espacio político que se caracteriza por ser verticalista y tener un discurso ordenado. Kicillof dijo lo que dijo 24 horas después de las afirmaciones del líder camporista, con quien ha tenido una relación política intermitente a lo largo del año.
Un funcionario K intentó aclarar la situación. “Lo de Axel, como lo que también ha dicho el Cuervo Larroque, es una expresión de deseo. De ahí a que sea una definición....falta mucho”, sostuvo. El operativo clamor para la candidatura de Cristina Kirchner está encapsulado en el kirchnerismo duro. No sale de esos límites.
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La falta de un liderazgo claro en el Gobierno expone las debilidades de la estructura oficialista y las tempranas discusiones por las ambiciones electorales. En todo el peronismo ya piensan en el 2023 y en las enormes dificultades que tendrá el gobierno nacional para quedarse en la Casa Rosada por cuatro años más. Nadie lo esconde. Al revés, lo exponen en público.
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