El diputado nacional Rogelio Frigerio quiere evitar a toda costa que las disputas y peleas que se dan en la interna nacional de Juntos por el Cambio se reflejen en Entre Ríos y compliquen su objetivo: llegar al sillón de Urquiza en 2023, luego de 20 años sucesivos de gobiernos peronistas.
“La intención es hacer una proyección y acumulación por encima de la grieta interna. Por eso Rogelio recibió a Horacio (Rodríguez Larreta), a Patricia (Bullrich) y a Mauricio (Macri)”, explicó a Infobae uno de sus principales operadores en el territorio.
Este objetivo político se sobrepone a las cuestiones personales. A Frigerio se lo notó en su salsa cuando Rodríguez Larreta arribó a la provincia. Pero algo perturbado cuando tuvo que salir a escena con Bullrich y con cierta incomodidad en las horas que compartió con Macri.
La visita a Entre Ríos del ex presidente fue sorpresiva. Y nadie del equipo de Frigerio festejó que Macri llegue a Paraná. Incluso hubo dilación a la hora de confirmar el arribo y la agenda que compartieron el jueves pasado.
A pesar de que fue ministro del Interior durante cuatro años y antes presidente del estratégico Banco Ciudad, en la consideración pesa más que Macri tenga alrededor del 55% de imagen negativa en el electorado entrerriano, un guarismo que solo iguala Cristina Fernández de Kirchner.
Frigerio y su entorno sí estaban preparados para recibir a Miguel Ángel Pichetto. Según comentó la fuente del frigerismo, el ex senador nacional “nos suma en el peronismo” no contenido en el esquema del gobernador Gustavo Bordet, espacio que incluye desde el ex mandatario provincial Mario Moine al ex senador Augusto “Choclo” Alasino.
Entrecasa
Mientras encamina esta situación, el actual diputado nacional debe contener también los conflictos que surgen de la convivencia no institucionalizada con los socios de Juntos por el Cambio, principalmente la UCR.
Cuando Bullrich equiparó al fallecido ex intendente radical Sergio Varisco (condenado por narcotráfico a 6 años y 6 meses de cárcel) con la banda rosarina “Los Monos” se reabrió una herida en el seno de la coalición.
Lucía, hija de Sergio, es diputada provincial y acusó en el recinto a Macri, Bullrich, Frigerio y toda la cúpula del PRO de armar causas e interferir en la Justicia. El macrismo entrerriano recogió el guante y pidió que la expulsen del bloque radical, dado que la figura del interbloque no existe en la Cámara provincial y cada fuerza tiene su bancada.
El radicalismo sigue dando vueltas para resolver esta situación, apelando al criterio del ex presidente liberal de Chile, Ramón Barros Luco, para quien había “dos clases de problemas en política: los que se resuelven solos y los que no tienen solución”. Frigerio, por su parte, se mantiene al margen de la diputa.
El ataque de Facundo Manes a Macri también generó un cimbronazo en Entre Ríos. Un concejal PRO de Concordia, Felipe Sastre, trató al dirigente radical de “forro, garca y sorete”. Después de la queja formal de la UCR concordiense y de llamados furibundos del equipo de Frigerio, el edil bajó el perfil.
Táctica y estrategia
La abultada victoria en las elecciones legislativas de 2021 dejó a Frigerio como la carta ganadora de la oposición para vencer, al fin, al PJ. Pero, como dice el tango “toda carta tiene contra, y toda contra se da”. En el mismo proceso electoral surgió la figura de Pedro Galimberti, ex intendente de Chajarí y actual diputado nacional, la contra que agrupó una franja nada despreciable de boinas blancas para oponerse a Frigerio y disputarle la candidatura a la gobernación.
Por otro lado, en el centenario partido hay un sector que está encolumnado detrás de las aspiraciones del ex ministro del Interior. Son los “Radicales para Gobernar”, en su mayoría ex integrantes de la Agrupación Illia que conducía el ex diputado nacional Atilio Benedetti, cuyo “número dos”, el dirigente Sergio Kneeteman, fue quien caminó la provincia con Frigerio en las legislativas golpeando las puertas de los comités.
“Radicales para Gobernar” es también la vía que utiliza el frigerismo para atraer radicales. Lo sepa o no, Frigerio está aplicando el principio del teórico prusiano Carl Von Clausewitz, quien sostuvo que la guerra es la continuidad de la disputa política por otras vías y que su propósito era desarmar al adversario.
Para desarmar (desarticular y también quitar las armas) al sector de Galimberti, Frigerio apeló a un mecanismo de seducción sobre los intendentes radicales que acompañaron a su rival, generando un desgajamiento progresivo, al tiempo que dejó correr la especulación de que la mujer que lo acompañará en la fórmula a la gobernación provendrá de la UCR. Hasta ahora, para ese lugar hay varias anotadas pero ninguna señalada.
Esto no ha hecho mella en el ex intendente de Chajarí, que sigue recorriendo ciudades y departamentos para su armado. La legislación electoral provincial lo obliga a sumar un centenar de candidaturas para poder aspirar a la gobernación.
Frigerio se guarda una carta final: la resurrección del MID (Movimiento de Integración y Desarrollo), el partido que fundaron su abuelo homónimo y Arturo Frondizi. De la mano del diputado provincial Manuel Troncoso, el MID ya tiene doce locales abiertos en la provincia y logrará la personería electoral provisoria antes de fin de año, con un fuerte crecimiento en los dos distritos principales: Paraná y Concordia.
El MID es la herramienta que le permitirá a Frigerio, en caso de llegar a la gobernación, construir autonomía política del PRO y de la UCR, conteniéndolos pero sumando otros actores. También le brindará proyección nacional a futuro.
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