El hasta hoy ministro de Hábitat, Jorge Ferraresi, se bajó del barco que conduce, por carácter institucional, Alberto Fernández. Es el quinto ministro en el lapso de un mes que se va del Gabinete o anuncia su salida. Quizás su caso sea el que se manejó con mayor orden y prolijidad debido a que ya hace tiempo que se sabía de su intención de volver a Avellaneda.
Ferraresi vuelve al conurbano a defender el territorio, tal como hizo Juan Zabaleta, el ex ministro de Desarrollo Social, algunos días atrás, cuando decidió regresar a Hurlingham para tomar el control del municipio, controlado por un camporista durante su licencia, para asegurarse que haya un ordenamiento territorial y político que no ponga en juego su próximo mandato.
La situación de Ferraresi es igual a la de Zabaleta. Intendente con peso propio en el conurbano, se va a defender su lugar en el mundo, aunque en ese punto geográfico el que le cuida la silla, Alejo Chornobroff, es uno propio. Pero, al mismo tiempo, deja un nuevo hueco en la estructura ministerial del Gobierno, donde el Gabinete pierde poder y volumen político a un ritmo vertiginoso.
En el último mes se fueron Elizabeth Gómez Alcorta (Mujeres, Género y Diversidad), Claudio Moroni (Trabajo) y Juan Zabaleta (Desarrollo Social), mientras que la semana pasada el Jefe de Gabinete, Juan Manzur, dejó conocer su fecha para partir rumbo a Tucumán. Dejará su oficina de la Casa Rosada en enero próximo para cerrar su fórmula con el actual mandatario Osvaldo Jaldo, y acompañarlo como candidato a vicegobernador en las elecciones del 2023.
Ferraresi hace tiempo que tenía resuelto irse del Gabinete. No solo necesitaba volver a su territorio, sino que también estaba cansado del internismo permanente que opacaba cualquier hecho de gestión. El ministro llevó adelante una cartera importante en términos de obra pública y lo hizo con una gran cintura política que le permitió no quedar atrapado en la interminable crisis interna del Frente de Todos.
Vicepresidente del Instituto Patria y hombre del peronismo bonaerense muy cercano a Cristina Kirchner, hizo valer sus credenciales históricas y formó parte, durante largos meses, de una mesa liderada por el Presidente donde se conjugaban la gestión y la política, y en la que estaban sentados los ministros más cercanos a Fernández, como Santiago Cafiero, Gabriel Katopodis, Juan Manzur y Juan Zabaleta.
Ferraresi también formó parte de algunas mesas de negociación de la coalición. Estuvo sentado, junto a Zabaleta y Katopodis, en mítines donde del otro lado de la mesa estaban los popes del kirchnerismo duro como Máximo Kirchner y Andrés “Cuervo” Larroque. Encuentros que servían para bajos los decibeles de la crisis interna y lograr mínimos acuerdos de gestión ante las complicaciones de un gobierno partido.
Según indicaron en la Casa Rosada, Ferraresi se fue en “buenos términos” y después de acordar su salida con Alberto Fernández, fechada para el próximo 1 de noviembre, once días antes de que se cumplan dos años de su ingreso al gobierno nacional para reemplazar a María Eugenia Bielsa, la primera ministra en irse de su cargo.
Lo cierto es que se va también porque Juntos por el Cambio empezó a ganar terreno en distintos municipios del conurbano y entiende que no debe dejar lugar para que la oposición crezca y pueda complicarle la elección en su municipio. Las dificultades económicas que afectan al Gobierno han inflado las expectativas de muchos opositores que quieren pelear intendencias en el conurbano bonaerense y que sienten que la crisis económica podría influir de lleno en los resultados.
Después de la salida de Zabaleta y el anuncio de retirada de Ferraresi, el único intendente que permanece en su cargo de ministro es Gabriel Katopodis, que conduce la cartera de Obras Públicas y que lleva casi tres años de licencia en el municipio de San Martín.
En el entorno de Katopodis aseguran que el ministro se quedará hasta el final de la gestión, aunque algunos dirigentes cercanos que lo conocen advierten que el año que viene, según el mapa político electoral que haya en su territorio, también podría dejar el Gabinete. Leal al Presidente y ultra pragmático, “Kato” seguirá en el cargo pese a los rumores de una posible salida en un lapso de tiempo breve.
La decisión de Ferraresi, acordada con Fernández, de dejar a Santiago Maggiotti, su segundo en la línea de sucesión ministerial, le sacó al Presidente el peso de tener que elegir el perfil de un nuevo ministro y quedar, nuevamente, en el ojo de la tormenta por el formato de la decisión. En el kirchnerismo aún están enojados porque se “cortó solo” y eligió a las últimas tres ministras que ingresaron en el Gabinete sin consultarle a Cristina Kirchner.
El Gabinete que Fernández armó en el comienzo de su gestión se ha desmembrado. Hubo motivos distintos, pero concretos, para ese proceso de desarme. Pasó el vacunatorio vip, las cartas de la Vicepresidenta sobre “funcionarios que no funcionan”, la derrota en las elecciones legislativas, la crisis post PASO y la embestida K contra ministros del albertismo como Martín Guzmán, Matías Kulfas y Claudio Moroni.
Ferraresi fue uno de los pocos ministros que en el peor momento de la crisis del Frente de Todos, hablaba con Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Siempre entendió que había que generar acuerdos y que la base del problema que anidaba en la fórmula presidencial era desacuerdo que había sobre el destino económico de la gestión.
Su rol de interlocutor, como el de algunos otros dirigentes, nunca fue del todo auspicioso. El retrato del presente es la respuesta perfecta: el Presidente y su compañera de fórmula no se hablan. Una vez más. En ese contexto, Fernández sigue adelante con su proceso de autonomía, pero sin un rumbo claro. La salida de Ferraresi, uno de los ministros con más peso político, debilita el Gabinete. Por eso es extraño que haya sido el propio Presidente el que haya informado la renuncia de su ministro.
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