El secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, participó del 58° Coloquio de IDEA y dio su mirada sobre el empleo en Argentina. Compartió un panel con el titular de SMATA, Ricardo Pignanelli, con quien analizaron la relación entre las empresas y los empleados, y las condiciones que se necesitan para crecer.
Luego de su exposición, le concedió una entrevista a Infobae, en la que cuestionó la interna del Frente de Todos, las peleas que atraviesan al Gobierno y desnudan la debilidad de la alianza política, y la necesidad de buscar acuerdos con la oposición.
- La consigna de este Coloquio IDEA es “Ceder para crecer”. ¿Desde la mirada sindical, cuánto margen hay para ceder y cuánto hay para crecer?
-El título del coloquio es muy oportuno. Entiendo que significa ceder como una voluntad ante el nivel de grieta y desencuentro que tiene la Argentina. Cedemos significa que no venimos con el conteiner de reclamos. Venimos dispuestos a escuchar y generar concordancia cediendo criterios, posturas, como para lograr un encuentro que nos dé la posibilidad de una matriz diferente a la que estamos teniendo.
- ¿Qué valor le da a ese proceso?
- Le doy un valor fundamental que para mi es mucho más profundo. Es el hecho de tener la predisposición, la voluntad de querer escuchar al otro, porque de esa manera seguramente vamos a tener la posibilidad de resolver los problemas estructurales de la Argentina. Digo esto porque, lamentablemente, por distintas razones, hay muchos sectores políticos que transforman los problemas estructurales que tenemos que resolver desde una mirada ideológica. Privilegian la ideología para defender una posición.
-¿En qué temas ve esa ideología?
- Nosotros, los trabajadores y las trabajadoras, pensamos que respecto a la pobreza no puede haber una posición ideológica. La pobreza hay que resolverla. Y la mejor manera de resolverla es que el país crezca. Si logramos un país con más ingreso que egreso de divisas, seguramente vamos a tener la oportunidad de achicar los niveles de inflación y encontrar una mejor oportunidad para lograr mejores inversiones y mejores posibilidades en el desarrollo, el crecimiento y el trabajo. Todo tenemos la misma meta que es llegar al continente. Hoy estamos en el medio del vendaval. Para llegar necesitamos una brújula.
-¿Cuál es esa brújula?
-Para mi es la concertación, es generar distintas políticas de estado que nos den seguridad jurídica, previsibilidad y una luz de esperanza más allá de quien tenga la responsabilidad de administrar políticamente la Argentina. Que tenga una continuidad más allá de la fuerza política que esté en el gobierno.
-¿En su presentación durante el Coloquio hizo hincapié en la incertidumbre que hay en Argentina y, en especial, en la política. ¿Cómo afecta esos niveles de incertidumbre en el proceso crecimiento?
-Lamentablemente la incertidumbre es un problema global que se va profundizando de acuerdo a la característica de cada una de las regiones. En América Latina es muy fuerte porque el nivel de desigualdad es cada vez mayor. Cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres. En Argentina la incertidumbre genera un conglomerado de situaciones. La macroeconomía tiene un fuerte nivel de incertidumbre porque la política genera incertidumbre. El trazado político que tiene hoy nuestra dirigencia no está a la altura de la circunstancia de lo que necesitábamos para resolver todos estos problemas.
-¿Qué es lo que espera entonces?
- Yo soy peronista pero tengo en mi mirada, en mi pensamiento, como valor fundamental sustantivo de la Argentina que quiero, el abrazo de Perón y Balbín. Eso significó un acuerdo nacional. Significó un camino diferente. Hoy estamos lejos de eso. Para bajar la incertidumbre tenemos que sentarnos a dialogar y escucharnos. Sentarnos todos, no solo los que pensamos de la misma manera. Es necesario ser un poco más heterogéneo.
-En el panel del que participó dijo que el diálogo es la transición a la oportunidad y que había que dejar de lado las peleas de Palacio, las internas del Gobierno.
-Nosotros observamos que la discusión del palacete es la discusión del reinado. Del reinado de aquellos que gobiernan y del reinado de los que quieren gobernar. Están discutiendo por una oficina, por un micrófono, por un escritorio. Y lo hacen por Twitter, por Instagram, por las distintas redes. Nos quedamos sorprendidos. Nos gustaría que aquellos que tienen la responsabilidad de gobernar, lo hicieran. Puede haber discusiones en una familia, pero los problemas no se tratan afuera, sino en nuestra casa.
-Se refiere a la interna del Gobierno, a la tensión que volvió a florecer entre los diferentes sectores del Frente de Todos.
-Lo raro de todo esto es que las peleas, las discusiones, y las diferencias se exponen públicamente. No se dan cuentan que los que hablan en off generan un desencuentro absoluto. En la oposición sucede lo mismo. Pasa de un lado y del otro.
-Es decir, más gestión y menos interna.
-Ocuparse de cómo tener una matriz para resolver el problema de endeudamiento que tenemos. Cómo lograr un proceso de entendimiento para trazar un camino a mediano plazo que esté por encima de los acontecimientos del día a día. Cómo generamos una perspectiva de esperanza a la sociedad. Ninguna fuerza política en soledad va a tener capacidad para resolver los problemas estructurales de la Argentina. Por eso decimos que hay una pelea del palacete que no tiene el respeto ni toma en cuenta la gravedad que está viviendo nuestro pueblo argentino.
-¿Lo que hay es una agenda disociada? Por un lado la discusión de poder del Gobierno y por otro los problemas de la gente?
-Los problemas de la gente van por la autopista y los problemas de los políticos van por las colectoras. Es grave. Porque en democracia la política es el valor sustantivo de un esquema como para garantizar el bien común.
-Usted es parte del Frente de Todos. ¿Cree que a la coalición de gobierno le falta hacer un mea culpa y frenar la discusión pública que, en definitiva, lo que generar es limar la confianza de la gestión?
-Yo soy corresponsable porque soy peronista. Eso no quita que tenga mis diferencias. Acepto la diversidad y la pluralidad. Es insólito lo que está pasando. Que sean públicas las discusiones y las rencillas internas. Que no se hablen entre unos y otros me parece una cosa terrible. Pienso que quien predica con el ejemplo es quien gobierna. Le doy un valor secundario a las fuerzas opositoras, pero tienen las mismas consecuencias y las mismas debilidades. Están los que invierten, los que hacen negocios, los que comercian y los trabajadores. Generemos una iniciativa entre los distintos actores para decirle la política: “Señores pónganse a trabajar pensando en la gente y en el destino de la Argentina”.
-Usted aseguró en IDEA que la política no está a la altura de las circunstancias para darle a los trabajadores un soporte a mediano y largo plazo. ¿Cuál es ese soporte?
-El soporte es tener una plataforma de entendimiento, que tiene que ver con el diálogo. Con el hecho de que haya medidas concretas que estén definidas en políticas de Estado Aquellas políticas que más allá de la administración política que esté, se van a garantizar. La educación, los yacimientos mineros, el petróleo, el gas, el litio. Hay que garantizar previsibilidad en el tiempo más allá de los cuatro años que le toca a esa fuerza política administrar. Sino nadie va a venir a invertir. Estamos hablando de actividades donde pueden participar empresas nacionales o internacionales que lo que quieren es seguridad jurídica. Cuando ven la dicotomía que hay en el debate político, piensan más de una vez antes de invertir.
-Inflación creciente y proyección interanual que superaría el 100%. ¿Ve soluciones por parte del gobierno nacional?
-Acá y en cualquier parte del mundo la inflación es el impuesto a la pobreza. Cuando más inflación hay, más pobres vamos a tener. Más se van a caer los salarios reales y cada vez va a ser menos el impacto que tiene el salario del trabajador en el desarrollo productivo de la Argentina. Necesitamos que el actual ministro de Economía acierte con las medidas. Que se dejen de lado las especulaciones sectoriales. Tiene que haber un salto cualitativo desde la política, como para tratar de mirar por encima de la especulación o el interés sectario que se puede dar en una fuerza política.
SEGUIR LEYENDO: