PASO, sí o PASO, no. Esa es la cuestión. El debate sobre el futuro de las elecciones primarias atraviesa al Frente de Todos y la relación que tiene el Gobierno con Juntos por el Cambio. La discusión parecía agotarse después de algunas señales de la Casa Rosada que mostraban que no era un tema central, pero en los últimos días volvió a meterse en la agenda nacional.
“Hay un debate de trasfondo y filosófico. Su espíritu original no resultó como se había previsto. No sé si es por una cuestión cultural, pero en muchos casos es un instrumento que no se utiliza”, sostuvo el secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque. La frase que el funcionario bonaerense pronunció esta semana reactivó la discusión sobre el futuro de las Primarias.
El Frente de Todos está dividido entre quienes consideran que las PASO deben seguir existiendo y los que entienden que deberían ser derogadas cuanto antes. Gobernadores, intendentes, funcionarios, sindicalistas y dirigentes sociales tienen posturas distintas. No hay consenso dentro del peronismo ni con la oposición, lo que expone cierta debilidad para avanzar con la modificación del régimen electoral.
Alberto Fernández piensa que la posible eliminación de las PASO es un debate que está abierto, pero evita dar una señal concreta sobre el tema. Entre los gobernadores peronistas, que son los principales impulsores de la derogación, advierten que el Presidente no está decidido a dar luz verde. Encuentran una barrera en la posición presidencial, aunque no descartan que pueda cambiar con el paso del tiempo.
En el esquema de los gobernadores creen que el Jefe de Estado sigue manteniendo su vocación de competir en unas elecciones primarias del Frente de Todos. Que si la economía logra un repunte el año que viene, entonces tendrá la posibilidad de dar pelea por la relección. Sin embargo, advierten que es muy difícil que Fernández pueda competir. Su imagen negativa es muy alta y la percepción sobre su gestión es mala.
Los gobernadores peronistas son el principal motor que impulsa la eliminación de las PASO. Entienden que es un gasto enorme e innecesario, que en la mayoría de las provincias no se utilizan y que el cronograma electoral debería ser más corto. Son los que pusieron el tema en agenda y quienes lo mantienen latente.
A los mandatarios les sirve que no haya PASO. Concentran el poder en sus lapiceras, ordenan en forma vertical el territorio y no reciben presiones de sectores internos que pueden condicionar su accionar. La idea es sostenida por la Liga de Gobernadores peronistas, pero también tiene respaldo en Río Negro, Córdoba y Neuquén. Es decir, que el consenso entre los mandatarios traspasa la línea del oficialismo.
“Es un gasto monstruoso que no resuelve la cuestión de fondo. No hay grandes competencias en los niveles altos. La mayoría son en las intendencias y se pueden resolver en una interna partidaria”, aseguró la mano derecha de un gobernador cercano a la Casa Rosada.
Un mandatario del norte argentino reflexionó: “Las PASO alargan en tres meses el proceso electoral para ver que tal saliste en agosto. Es una encuesta cara y obligatoria que anteceden a las elecciones de verdad. Así fueron las últimas tres pasos que se realizaron en el país”.
Una posición similar es la que tienen los intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires. Anclados en el territorio, la mayoría cree que las elecciones primarias deberían ser derogadas. Existe el mismo interés detrás de la postura. Las PASO les da la oportunidad a fuerzas minoritarias dentro de la coalición de jugar la interna y condicionar el armado de listas de los jefes comunales.
“Es verdad que a los intendentes les molestan algunas listas que le plantan desde otros sectores. Pero hoy el Gobierno no tiene fuerza política para avanzar con un cambio así, y menos cuando falta poco tiempo para las elecciones”, sostuvo un intendente peronista del conurbano, que recibe encuestas que lo posicionan bien en su distrito, pero teme que el impacto nacional lo haga perder la elección.
En el peronismo bonaerense aseguran que hay distritos donde las PASO los favorecieron, como es el caso de Quilmes, donde en la última elección no se pudo sintetizar a todos los sectores en una sola lista. Allí Mayra Mendoza ganó la interna y, con el triunfo a cuestas, encabezó el ordenamiento en el territorio. En Lanús, en cambio, ejemplifican, el peronismo logró un triunfo en el número global de las PASO, pero perdió en las elecciones generales.
En el kirchnerismo no hay claridad sobre el tema ni una posición unificada. Se debe a una sencilla razón: no hay un posicionamiento público ni una bajada de línea contundente de Cristina Kirchner. Muchos dirigentes prefieren no emitir palabra sobre el tema y otros dicen que no es un tema importante ahora. No hay una causa concreta por la cual militar. Entonces, el silencio gana terreno.
Diferente es la situación en La Cámpora. Las declaraciones del “Cuervo” Larroque marcaron una postura pública, aunque desde el núcleo K aseguran que fueron mal interpretadas porque el funcionario del gobierno bonaerense “nunca dijo que hay que cambiar la ley”. Sin embargo, dio a entender en cada una de sus palabras que las PASO ya no sirven. Es decir que no tienen razón de ser.
“Hoy no hay una postura clara”, sostuvo un importante funcionario K. Entre los gobernadores circula la información de que La Cámpora avala la derogación de las PASO, más allá de la poca claridad que existe sobre el tema, y que a Cristina Kirchner la están convenciendo de darle el visto bueno a la iniciativa. En el entorno de la Vicepresidenta no niegan ni confirman.
En el massismo juegan con dos discursos. En el entorno de Sergio Massa fueron tajantes respecto a su posición. “Tiene mucho trabajo como ministro de Economía como para meterse en la política”, indicaron. Un funcionario muy cercano al ministro, advirtió: “No hay una postura clara sobre este tema. La cabeza está puesta en la economía. Solo en eso”.
En paralelo, Jorge D’Onofrio, ministro de Transporte bonaerense y dirigente histórico del Frente Renovador, aseguró que las elecciones primarias son “un gasto innecesario” y sostuvo que “en la situación económica que estamos viviendo, ese dinero puede ser invertido en otra cosa”. Fue una señal clara, en código político, sobre cuál es la línea del frente que lidera Massa.
Quienes están en contra de la quita de las PASO son los movimientos sociales. Los cinco diputados nacionales ya dejaron en claro, puertas adentro, que si hay un proyecto de ley para derogarlas, no lo votarán. “Las PASO son una gran herramienta para mantener la cohesión del Frente”, indicó uno de ellos ante la consulta de Infobae.
En el Movimiento Evita fueron contundentes. “Somos hijos de las PASO. Mariel (Fernández) es intendenta en Moreno por las PASO y Eduardo Tognoli es diputado nacional en Santa Fe por las PASO”, indicaron en el espacio que lideran Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro, y que es el único sostén de poder de Alberto Fernández.
En Barrios de Pie la postura también es contraria a suspender las elecciones primarias. “Negar la discusión que genera la posibilidad de emitir el sufragio, dirimiendo así cuestiones de representación interna de los espacios políticos plurisectoriales, es negar la democracia en su contenido más troncal”, explicó la diputada Natalia Souto. Su postura pública es la de la organización social.
“Las PASO sirven para dirimir internas en una coalición. No estamos de acuerdo en empantanar el sistema electoral democrático. Se puede discutir desde ahora la modificación, pero no para las próximas elecciones”, indicaron en la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
Los movimientos sociales encuentran en las Primarias una herramienta para disputar poder con mayor oportunidad de conseguir buenos resultados. Sobre todo en las intendencias o en las listas legislativas. Ahí es donde pueden ganar lugar y cargos.
Otros que se anotan en la lista de los que no quieren la derogación de las PASO son los sindicalistas. “Para la CGT se trata de un tema que no importa demasiado. Sean PASO, internas partidarias o el mecanismo que la política decida. Cualquier forma de dirimir candidaturas que no sea el dedo”, indicaron en la central obrera.
En los gremios les parece que la discusión forma parte de una agenda paralela que le interesa más a la política que a la gente. Lo cierto también es que el sector de “los gordos” y “los independientes”, donde predomina la posición en contra de la derogación, buscan marcar diferencias con el sector kirchnerista en el que sobresalen dirigentes como Pablo Moyano y Sergio Palazzo.
En el peronismo hay una posición más uniforme respecto a la cuestión estratégica. La idea mayoritaria es que eliminar las PASO le genera un problema Juntos por el Cambio y que los costos que se reducen son importantes. En paralelo, cada sector expresa su voluntad de acuerdo a lo que les convenga en la discusión de poder interna que tienen en la coalición electoral.
En Juntos por el Cambio aceptan que la eliminación de las PASO sería un dolor de cabeza para ellos, ya que les impediría generar un ordenamiento político a través de una competencia interna. En caso contrario, deberían armar un padrón nuevo de la coalición y dirimir las diferencias en una contienda de múltiples partidos o, en una última opción, lograr acordar un solo nombre que represente el proyecto político. Una utopía.
La discusión está abierta pero sin un resultado claro a la vista. Flota en el aire. Sube y baja. A muchos dirigentes les parece que solo son globos de ensayos lanzados de diferentes sectores para ver si hay consenso amplio para avanzar en la eliminación. Otros creen que el Gobierno pisará el acelerador en el corto plazo.
Hasta ahora la única iniciativa fue del diputado rionegrino Luis Di Giacomo, que promete presentar un proyecto de ley después de que se trate el Presupuesto y que suele ser un aliado al oficialismo en las votaciones. En el Frente de Todos no vio la luz ningún proyecto.
Lo que tienen en claro en todos los rincones del peronismo es que si se discute la eliminación de las PASO debe ser este año, porque es absolutamente ilógico cambiar las reglas del juego a pocos meses de los comicios. Este año político terminará el día que arranque el Mundial de Qatar, el 20 de noviembre. Hay poco margen y mucha incertidumbre. Hasta ahora nadie bajó el martillo.
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