El crudo número de pobreza e indigencia en el país, y sobre todo en el Gran Buenos Aires, alcanzó para completar la lectura política -lineal, reducida- sobre los problemas que tendría el oficialismo para retener su mayor base de sustento electoral. Esa estadística fue difundida mientras en el kirchnerismo circulan encuestas que registran malhumor social y dispersión de voto en distritos cruciales, como La Matanza. No extrañó que Cristina Fernández de Kirchner reclamara públicamente a su propio Gobierno una “intervención más precisa y efectiva” para frenar la escalada de precios de alimentos.
La tercera sección electoral y La Matanza en particular representan el principal termómetro del peronismo para el cálculo electoral. En general, descuentan ganar y analizan por cuánto: eso proyectaría el buen o mal resultado provincial. En los últimos días, un sondeo que circula en el circuito oficialista, incluido algún despacho platense, indica que el voto propio se redujo de manera inquietante en ese conglomerado. En algunos “bastiones”, por debajo del 50%. No está claro, en cambio, el destino del voto desencantado o enojado y antes considerado propio sin discusiones.
Algunos números, aunque más matizados, son analizados entre dirigentes de Juntos por el Cambio concentrados en la próxima batalla bonaerense. Afirman, en resumen, que es realmente “mala” la evaluación sobre Fernando Espinoza, pero agregan que más allá del cuestionamiento al intendente de La Matanza, la marca “peronista” agrega siempre unos puntos. Creen igual que la pelea provincial es posible.
El recorrido hasta las elecciones es todavía largo. Las perspectivas del oficialismo en la provincia importan a todos, porque a su vez el número de las urnas bonaerenses condiciona el plan nacional. Sin embargo, no es tanto eso último lo que preocuparía a CFK, sino la necesidad de sostener su base bonaerense aún en la alternativa de un repliegue para el caso de un 2023 nacionalmente adverso.
Por supuesto, la ex presidente hace efectivo su poder central en el oficialismo. Logró alinear a los distintos espacios del Frente de Todos -básicamente, estructura tradicional del PJ y kirchnerismo- a pesar de la derrota legislativa. Achicó o contuvo hasta ahora los recelos y peleas de jefes territoriales y La Cámpora, disputas que en algunos casos suman a los movimientos sociales alineados con el Gobierno. No fue lo único: garantizó partidas extraordinarias para la provincia.
CFK acaba de reforzar su mensaje, siempre gravitante en el poder y, a la vez, en el intento de mostrase ajena a los problemas del Gobierno. Dejó claro que su primer territorio en el mundo de la política es Buenos Aires y que a pesar de algún desencanto y malestar, cuida la gestión de Axel Kicillof. El 2023 será más exigente y, por lo pronto, reclama que sea atendido sin vueltas la principal causa de deterioro de la gestión, es decir, la inflación. Y sobre todo, su impacto en los sectores más castigados por la crisis: la amplia franja de la pobreza y de la indigencia.
CFK expuso públicamente ese mensaje, el primero con foco económico desde que asumió Sergio Massa. Rompió así su silencioso aval a la gestión económica, con una serie de reconocimientos encadenados hasta llegar al “pero”: el reclamo de medidas efectivas para frenar la inflación, especialmente en el rubro de los alimentos. Fue el dato público, seguido por el intento de matizarlo con los trascendidos por los dos encuentros mantenidos con Massa ese mismo día.
La movida de la ex presidente provocó de entrada cierta incertidumbre sobre los pasos que podría seguir el oficialismo. Reapareció por un rato la idea de retomar el proyecto de “renta inesperada” para avanzar en línea con sus dichos sobre la rentabilidad de las empresas de la alimentación. Quedó en la nada. Y se afirmó la posibilidad de un bono o asistencia similar para sectores indigentes, por ahora sin precisiones.
En medios kirchneristas, y también entre algunos dirigentes de movimientos sociales, no es descartada esa posibilidad. De todos modos, el reclamo apunta a “políticas” más concretas sobre el sector empresarial, que establezca compromisos de contención de precios, mientras Massa expone cierta tranquilidad de los mercados y el Gobierno asegura sostener los compromisos con el FMI.
Fuera del discurso, no surge con claridad cuáles serían las medidas concretas en la perspectiva de una inflación por encima del 6% como escalón mensual. En cambio, el mensaje interno alcanzó para reforzar que la mira está puesta en Matías Tombolini. El secretario de Comercio vive días difíciles, incluso en el ambiente ministerial.
El problema de la indigencia y de la pobreza se anotó en el temario político por su posible traducción electoral. Las cifras son miradas en la superficie según alguna mejora o agudización. Parece fuera de análisis el cuadro de enorme gravedad que exponen cifras persistentes que oscilan en los 40 puntos porcentuales. Es atendido el subibaja coyuntural y no la pobreza núcleo o estructural que se va consolidando.
Los últimos números indican lo siguiente: el 36,5% de pobreza en el primer cuatrimestre de este año supone una baja de 4 puntos respecto del mismo período del 2021 -todavía afectado por la pandemia y las estribaciones de la muy extensa cuarentena- y una baja del 0,8 respecto del segundo semestre. La indigencia, en cambio, declina contra el primer cuatrimestre del 2021 y crece 0,6 respecto de la segunda mitad de ese año.
Cuando se ajusta el foco en dos sentidos surgen datos de mayor preocupación. El GBA vuelve a exponer números por encima del promedio nacional (37% de pobreza según el último informe oficial). Y los datos generales desagregados dicen que la leve tendencia a la baja comenzó a ser revertida en el segundo trimestre de este año y se colocó por encimo de los 38 puntos como consecuencia de la trepada inflacionaria. En esa línea, la evaluación para lo que resta del año es sombría.
Vuelta a las inquietudes en el oficialismo. Las encuestas referidas -y todas en general- ratifican que la inflación se ha consolidado, lejos, como la principal preocupación social. El kirchnerismo habló por boca de su líder y ahora hay expectativa por la reaparición de Máximo Kirchner en un acto público. Todo funciona en modo electoral.
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