La Confederación General del Trabajo (CGT) le pidió a Alberto Fernández “más firmeza” para solucionar el conflicto que paraliza la industria del neumático y que está causando trastornos en el sector automotriz: los sindicalistas le plantearon que se trata de “un planteo ideológico por encima de la cuestión salarial y laboral” desde el gremio que conduce Alejandro Crespo, que pertenece al Partido Obrero. “La postura extrema del sindicato pone en peligro las fuentes de trabajo y los insumos para la industria”, coincidieron.
El pedido de que el Gobierno intervenga de manera más decidida en este grave conflicto fue la nota saliente de la comida que mantuvieron esta noche el Presidente y 7 dirigentes cegetistas en la Quinta de Olivos, de la que también participaron el jefe de Gabinete, Juan Manzur; el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello.
Allí, mientras comían un asado con ensalada, se acordó que Alberto Fernández encabezará el 17 de octubre un acto del Partido Justicialista en San Miguel de Tucumán, al que estarán invitados tanto Cristina Kirchner y Sergio Massa como los gobernadores, intendentes, legisladores y la CGT.
Los que aseguraron su presencia en el acto del PJ fueron los sindicalistas presentes: los cotitulares cegetistas Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio); Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), Armando Cavalieri (Comercio), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Jorge Sola (seguros). No estuvo Pablo Moyano (Camioneros), el otro miembro del triunvirato que lidera la CGT. “No fue parte del grupo que organizó la comida”, explicó uno de los asistentes.
Más allá de la explicación, es evidente la división de hecho que existe en la CGT, donde el hijo de Moyano y sus aliados de la Corriente Federal de Trabajadores, como Sergio Palazzo (bancarios), están alineados con el kirchnerismo. Ambos sectores propusieron hacer un paro y una movilización ante la Corte luego del ataque contra Cristina Kirchner, pero la iniciativa fue frenada por el sector mayoritario de la central obrera, que integran “los Gordos”, los independientes y el barrionuevismo.
En otra muestra de las diferencias en la central obrera, Pablo Moyano recibió la semana pasada a Crespo en la sede cegetista de Azopardo 802 y le expresó su “apoyo al legítimo reclamo” del Sindicato del Neumático. Ante Alberto Fernández, el resto de la conducción de la CGT tomó distancia del paro del gremio y exigió una solución que evite trastornos para la industria y los trabajadores.
La protesta en el sector del neumático está afectando a la industria automotriz porque se está paralizando la producción de vehículos por el faltante de cubiertas: uno de los principales aliados de Pablo Moyano es Mario Manrique, secretario adjunto del sindicato de mecánicos (SMATA), quien hasta el momento no se pronunció sobre el grave conflicto que complica a sus representados.
La comida en la Quinta de Olivos fue una iniciativa de Rodríguez y Martínez que fue gestionada por Daer, uno de los dirigentes más cercanos a Alberto Fernández. La idea fue “reforzar el papel institucional” del Presidente en medio del papel protagónico que adquirió Cristina Kirchner en el Gobierno y el fuerte rol ejecutivo de Sergio Massa en el trazado de la economía.
De por sí, quien tomó medidas para solucionar la crisis financiera de las obras sociales fue Massa, quien la semana pasada le confirmó a la CGT decisiones a los que se había comprometido el Presidente hace un año, pero que nunca se formalizaron: el envío de unos 24.000 millones de pesos para las obras sociales que estaban “pisados” en el Ministerio de Economía y, además, la inclusión en el proyecto de Presupuesto 2023 de una partida especial para que las prestaciones por discapacidad sean financiadas directamente por el Estado y no por el sistema sindical de salud.
En el encuentro de Olivos, el primer mandatario y la CGT repasaron la agenda económica: los sindicalistas volvieron expresarle su preocupación por el alza inflacionaria y ratificaron su defensa de las “paritarias libres” como forma de compensar los salarios. En cambio, aseguran que no estuvo sobre la mesa el aumento de suma fija que propone Cristina Kirchner para los trabajadores de menores ingresos, una iniciativa que respaldan Pablo Moyano y el sindicalismo kirchnerista y que es rechazado por el sector mayoritario de la CGT porque “achata las categorías salariales”.
Sin embargo, Massa le dijo a la delegación cegetista que lo visitó la semana pasada por el tema de las obras sociales que lo que podría otorgarse recién a fines de año no es una suma fija sino un bono salarial no remunerativo, cuyo pago, en realidad, estará sujeto a las posibilidades de cada empresa.
En la comida también se analizaron cuestiones internacionales: se habló de las elecciones en Brasil y el Presidente y la CGT coincidieron que un eventual triunfo de Luiz Inacio Lula da Silva sobre Jair Bolsonaro representaría “un motor” que le daría un fuerte impulso a toda la región.
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