Nicolás Gabriel Carrizo, el denominado jefe de la banda de los “copitos”, pedirá este martes su excarcelación ante la Cámara Federal porteña en el marco de la causa en donde está acusado de haber participado en el plan que buscó matar a la vicepresidenta. A pedido de su defensa, el propio Carrizo estará presente en la audiencia, de forma virtual, desde la cárcel de Marcos Paz, donde quedó alojado el viernes pasado, según adelantaron a Infobae fuentes judiciales. Aún no decidió si allí pedirá la palabra. Del otro lado, la querella de Cristina Kirchner también dirá lo suyo: al igual que lo hizo con Agustina Díaz, el abogado Marcos Aldazabal reclamará que Carrizo siga detenido ante el temor de que pueda escapar o entorpecer la investigación.
La audiencia tendrá lugar mañana, al mediodía, en Comodoro Py 2002, y estará a cargo de los jueces de la Sala de la Cámara Federal Mariano Llorens, Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia. Ellos tres ya analizaron el jueves pasado el pedido formulado por otra de las detenidas de la causa, Agustina Díaz, la amiga de Brenda Uliarte.
En ese momento, el fallo dijo que no consideraba avalar su libertad en este momento no solo por “la magnitud del hecho y la gravedad institucional que éste representa” sino porque “las actuaciones se hayan en una etapa de recolección de prueba que debe ser asegurada a los efectos de evitar cualquier posible entorpecimiento”.
A Agustina Díaz la imputan ser partícipe secundaria en el plan para matar a Cristina Kirchner, y en forma subsidiaria un rol de encubrimiento. La jueza María Eugenia Capuchetti aún no resolvió su situación procesal. Precisamente, su teléfono celular estaba siendo recién ahora analizado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria que procedió en el día de ayer, lunes, a extraer su información. El trámite se demoró por la designación de peritos de parte.
El rol de Carrizo en la causa aparece en principio más comprometido que el de Agustina Díaz. Es que su detención se dispuso después de que leyeran que en su celular hablaba con su hermanastra diciendo que estaba preocupado porque creía que el arma con la que su amigo Fernando Sabag Montiel había atacado a Cristina Kirchner había sido la suya y protestaba diciendo: “Esto estaba planificado para dentro de una semana. Hizo todo mal. Es un pelotudo”. “Cristina tiene miedo. Salió mal pero tiene miedo”. o “Mi amigo estuvo a un segundo de convertirse en héroe nacional, Andrea. Estuvo muy cerca. Falló el arma. No lo entiendo. Andaba bien”.
En su indagatoria, Carrizo dijo que se trataba de todo de un malentendido, que había sido una broma para su hermanastra y que él en todo momento quiso ponerse a disposición de la justicia cuando se dieron cuenta que Brenda le había mentido porque había estado con su novio al momento del ataque. La defensa de Carrizo, en manos del abogado Gastón Marano, insistirá en que su cliente no va a fugarse ni entorpecer la acción judicial. Tiene como prueba para exhibir que él mismo entregó su celular y que desde el juzgado lo engañaron cuando le dijeron que pasara a buscar el equipo y lo detuvieron.
Pero del otro lado alegará la querella de Cristina Kirchner. El abogado Aldabazal hablará de los riesgos procesales ante la posibilidad de que el acusado pueda perjudicar la investigación, en donde aún están en marcha gran parte de medidas de prueba. El letrado, además, insistirá en el contenido de los mensajes encontrados en el celular. Una de esos indicios que buscará resaltar es que Carrizo habló de un arma calibre 22 que no se encontró. En los chats se hablaba de deshacerse de esa prueba.
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