¿A quién le sirve que las PASO se suspendan? ¿A quién benefician las PASO hoy en día? Las dos preguntas tienen una respuesta. En el escenario político actual, al Gobierno le sienta bien que las elecciones primarias queden en el olvido. ¿El motivo? La oposición ha aprendido a utilizarlas y se fortaleció en cada uno de las batallas electorales que protagonizó.
Sin embargo, las posiciones no solo están dividas entre el oficialismo y la oposición, sino también dentro del Frente de Todos. En el peronismo, los gobernadores del PJ están de acuerdo en que las PASO deberían suspenderse más temprano que tarde. En cambio, tanto en La Cámpora como en el albertismo consideran que no hay margen para avanzar con ese objetivo.
Cada uno tiene sus argumentos. Algunos públicos, otros ocultos. Los laderos del Presidente tienen en claro que Alberto Fernández considera que, para avanzar en la reformulación del cronograma electoral, es necesario tener consenso con los distintos sectores de la oposición. Imponerlo lo único que generaría es una batalla sin trinchera con los distintos sectores del mundo opositor.
En el camporismo aseguran que las PASO son “sagradas” porque las impulsó Cristina Kirchner, la jefa del movimiento político. En la agrupación que conduce Máximo Kirchner aceptan a rajatabla la verticalidad del espacio y la dinámica impuesta a lo largo del tiempo.
Nadie discute el liderazgo absoluto de la Vicepresidenta. Entonces, aseguran, que la única que puede bajar o subir el pulgar sobre la posición del oficialismo respecto a las Primarias es Cristina. Ella no ha dado ninguna señal respecto a la discusión sobre las elecciones. Nadie avanzará en la construcción de una posición pública hasta que CFK no baje una línea clara.
Lo cierto también es que a La Cámpora le sirve que las elecciones primarias sigan vigentes, porque les permite discutir espacios de poder en municipios y provincias donde ellos no son oficialismo. Para la agrupación ultra K, las PASO son una herramienta igual o más valiosa que para la oposición.
En la Casa Rosada repiten hasta el cansancio que no está en los planes del Gobierno modificar el cronograma de elecciones de 2023. Lo desmienten frente a las acusaciones de Juntos por el Cambio sobre un posible plan de acción para derogar las PASO. Esas acusaciones residen, sobre todo, en el accionar de los gobernadores de PJ.
Los mandatarios consideran que las PASO generan un gasto innecesario y que no han sido útiles a lo largo de los últimos años. La consideran “una encuesta muy cara”, y advierten que esos recursos que se utilizan podrían ser coparticipados entre todas las provincias.
Además, creen que en caso de haber más de un candidato, son los partidos políticos los que deben resolver el candidato final a través de una interna partidaria. Es decir, volver al esquema del pasado y evitar que el Estado invierta millones de pesos en una elección donde el objetivo central es definir el candidato que cada frente electoral tendrá en las elecciones generales.
Más allá de las divisiones internas que existen en el Gobierno, en todo el arco oficialista tienen en claro que es muy difícil que un proyecto de ley para derogar las PASO pueda avanzar en el Congreso. Si bien hay sectores de la oposición, como los legisladores cordobeses que responden a Juan Schiaretti que están en contra de las PASO, el número para poder lograr una aprobación sería muy justo.
Por otra parte, el tiempo para modificar el cronograma es escaso, ya que en mayo arranca el proceso electoral con la presentación de alianzas. Modificar las reglas del juego a esta altura generarían un cortocircuito con la oposición, que lo único que provocaría sería más tensión en el escenario electoral.
Juntos por el Cambio, el bloque opositor más grande, ya ha sentado posición sobre el tema. Para ellos es inadmisible la posibilidad de que las PASO sean derogadas. Se trata de una instancia de participación ciudadana que está avalada por una Ley y por un consenso político con marco institucional.
Dentro del Gobierno hay quienes creen que el Presidente sigue guardando entre sus expectativas la posibilidad de presentarse a unas PASO, tal cual lo indicó él mismo el 17 de noviembre del año pasado, en un acto multitudinario realizado en la Plaza de Mayo. Aquel día lo que dejó en claro es que el futuro electoral del peronismo no debía resolverse en base al dedo todopoderoso de Cristina Kirchner.
Sin embargo, los números que exponen la mayoría de las encuestas marcan que el Presidente tienen un 60% de imagen negativa y que la valoración sobre su gestión es mala. La desaprobación crece todos los meses y sus posibilidades de ser reelegido son muy pocas. Pero en algunos sectores del oficialismo saben que el escenario político nacional es cambiante, que lo que hoy puede ser una sentencia, en siete meses solo sea un mal recuerdo.
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