Pasaron 22 días desde que intentaron matar a Cristina Kirchner. Desde la noche del 4 de septiembre, Brenda Uliarte, la novia del atacante Fernando Sabag Montiel, está presa. Aunque en un primer momento apareció rodeada de los llamados “copitos” para decir que ella no tenía nada que ver, las pruebas en su teléfono demostraron lo contrario. “Mandé a un tipo para que la mate a Cristi”, dice. La Justicia ya la considera coautora del intento de homicidio calificado a la Vicepresidenta. No apeló la decisión. La jueza María Eugenia Capuchetti está evaluando a qué penal de máxima seguridad la envía. Pero aún así, dijeron a Infobae los que pudieron verla, que Brenda parece seguir sin darse cuenta de la gravedad del escenario al que enfrenta.
De su teléfono se siguen conociendo detalles de los diálogos que mantenía con su amiga Agustina Díaz, quien por decisión de la Cámara Federal seguirá presa, y con Nicolás Gabriel Carrizo, el líder de los “copitos” que quedó arrestado también por los mensajes en su teléfono. Según se desprende de esas conversaciones, Brenda quería matar a CFK.
“Una bronca, te juro, la tenía ahí”, dice después del fallido intento el 27 de agosto. Pero ese día también afirma: “Los liberales ya me tienen re podrida llendo (sic) a hacerse los revolucionarios con antorchas a Plaza de Mayo”, a donde ella había ido el 18 de agosto con el grupo Revolución Federal. “Basta de hablar, hay que actuar”.
En otro tramo de la conversación, Brenda sostuvo: “¿Sabés el miedo que van a tener los presidentes? Me gustaría que alguien dé un mensaje. Que diga al próximo que haga la cosas mal también le meto un corchazo. Yo me la banco ese el precio de liberar a mi país (...) Soy una mina que perdió a su madre y a su hijo. Ya no le tengo miedo a nada”.
Es en ese contexto que Agustina Díaz, su amiga, le dice “bueno, no sé”, “matá a quien vos quieras y ocultá las huellas. Bien pilla wachaaaa”. Brenda responde: “Sí, obvio, lo estoy planeando. Recontra pilla. No me van a atrapar”.
Para esa altura, Brenda ya le había mandado la foto de un arma que había borrado y le avisaba que había estado practicando. Le mandó una foto sosteniendo el arma Bersa que después usarían para querer matar a la ex presidenta. Fue el 22 de agosto, apenas unos días antes del atentado. La imagen tenía una leyenda que decía: “Si se hace el malo vos sos re poronga”. Y agregaba: “Con esto hasta lo haces llorar”. Se veía la mano empuñando el arma.
Los mensajes de Uliarte, dice el informe elevado al juzgado, “incitarían a la violencia” destinada “hacia figuras públicas como la Vicepresidenta o terceros”. “Hoy me convierto en San Martín, voy a mandar a matar a Cristina. Me pudrí que hablen y no hagan nada. Se me metió el espíritu de San Martín en el cuerpo”, son parte de la prueba que la convirtió en acusada del intento de homicidio. “¿Te das cuenta del quilombo en el que te vas a meter, no?”, le preguntaba Agustina. “Me voy del país pero antes quiero hacer algo por el país. Si son todos giles”.
A Brenda la atraparon. Aunque el teléfono de Sabag Montiel quedó formateado durante el primer intento de extracción de datos, el análisis de las imágenes previas al ataque y los movimientos de la joven la dejaron expuesta. Un rato antes activó sus redes sociales y grabó un vivo en Instagram “No hay reconciliación con los corruptos. No, chicos. Basta de corrupción, sea de quien sea, de cualquier bando político. Basta de la corrupción. De cualquier país, de donde sea. Basta de corrupción”.
Su detención, en la que participó el secretario judicial Federico Clerc, se concretó cuando la estaban escuchando judicialmente, después de que la joven tomó el tren para irse a San Miguel, a la casa de Lucas Ocampo, una ex pareja en cuya vivienda se había refugiado en la noche del jueves 1 de septiembre cuando Sabag Montiel fue arrestado. Con Lucas, un joven albañil que declaró intentando defenderla, Brenda había tenido el bebé que después murió. Fue en julio del 2020, durante la pandemia.
Agustina Díaz contó que Brenda se dio cuenta tarde de que estaba embarazada. El bebé nació bien y lo llevaron a la casa, pero a la semana tuvo una complicación respiratoria. Aunque intentaron asistirlo en el hospital de San Miguel, falleció. Después de eso, dijo Agustina Díaz, “Brenda buscaba algo que la motivara”. “Había empezado con brujerías y cosas místicas”, agregó.
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