(Enviado especial) El cónclave entre Alberto Fernández y Kristalina Georgieva se realizó finalmente en la ciudad de Nueva York y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó las últimas medidas que tomó el gobierno argentino.
“Excelente reunión con el presidente Fernández. Enfatizamos la importancia de la implementación decisiva del programa para combatir la inflación y fortalecer la estabilidad para el crecimiento sostenible e inclusivo de los argentinos”, resumió Georgieva en su cuenta de Twitter tras el cara a cara con el jefe de Estado.
Unos minutos antes, la titular del organismo multilateral ofreció una rueda de prensa en la que le dio un espaldarazo al gobierno nacional: “Expresé mi reconocimiento por la forma muy seria en la que el ministro (Sergio) Massa y su equipo están abordando los desafíos significativos de la Argentina”, resaltó Georgieva ante la prensa.
En ese sentido, la directora del FMI agregó que indicios de esa seriedad “son la estabilización que ha experimentado la economía argentina y también el avance en lo que hace a la reconstrucción de las reservas”.
También señaló “la atención que se le ha prestado a las políticas necesarias para hacerle frente a la inflación”. Especialmente, el foco para hacerle frente a los “factores desencadenantes del déficit.”
Alberto Fernández y Georgieva llegaron a la reunión en el consulado argentino de New York tras conocerse que el staff del FMI aprobó las metas previstas para el segundo semestre de 2022. Ello implica que habrá un desembolso de 3.900 millones de dólares que se usarán para cancelar una alícuota del crédito contraído por Mauricio Macri y refinanciado por Martín Guzmán.
El jefe de Estado estaba reunido con el canciller Santiago Cafiero en el momento en que se conoció el comunicado del organismo multilateral; cuando terminó de leerlo habló con Sergio Massa a Buenos Aires. Luego decidió ir caminando (video) desde el hotel en el que está alojado hasta al consulado donde se realiza el encuentro con Georgieva. En ese trayecto a pie lo acompañaron el secretario General de Presidencia, Julio Vitobello, la portavoz Gabriela Cerruti y el embajador argentino en los EEUU, Jorge Argüello.
La aprobación de las metas del segundo semestre no garantiza que pueda cumplirse con todo el programa acordado con el FMI. Georgieva está preocupada por el índice inflacionario y las escasas de reservas públicas, y tiene previsto consultar a Alberto Fernández sobre su pronóstico económico a mediano plazo.
El jefe de Estado considera que la economía nacional crece y que la Argentina cumplirá las metas acordadas en enero de 2022. Se apoya en números coyunturales que la inflación y la ausencia de dólares mastican todos los meses. Esta perspectiva de Alberto Fernández causa preocupación en los despachos más influyentes del Fondo.
Antes de definir su presentación política ante Georgieva, Alberto Fernández almorzó con su comitiva en Buenos Aires Grill, una parrilla argentina en pleno Manhattan. El Presidente comió asado de tira y un panqueque de postre, mientras sonaba Astor Piazzolla y la tele mostraba en mute el partido entre River Plate y San Lorenzo.
Cerca de las tres de la tarde, Alberto Fernández se encerró en su suite del exclusivo Park Hyatt hotel para definir los argumentos que articulará frente a la directora gerente del FMI. El presidente conversó sobre este asunto con Santiago Cafiero y Jorge Arguello, y después llamó a Sergio Massa que desde Buenos Aires encendió una luz amarilla respecto al análisis que hace el staff del FMI sobre la situación económica de la Argentina.
Massa informa al jefe de Estado que la burocracia del Fondo aprobó las metas del segundo trimestre y que hará su anuncio formal a las 9 AM (hora de Washington), casi tres horas antes del encuentro que protagonizarán Alberto Fernández y Georgieva.
Frente a la posición de Georgieva, el Presidente reclamó -de nuevo- que se bajen las sobretasas y que se cree sin mas demoras el fondo de resiliencia atado a la normativa del Tratado de Paris sobre el Cambio Climático.
Además, Alberto Fernández planteó que la guerra en Ucrania aumentó la inflación mundial y que no se puede controlar esta plaga económica a través de políticas monetarias contractivas que siempre desembocan en un aumento de las tasas de interés.
Desde esta perspectiva ideológica, el presidente alegó que la suba de tasas causa la caída simultánea del crecimiento y el intercambio regional, y que la economía global reacciona como si fuera un problema de demanda cuando se trata de un problema de producto y oferta provocado por la ausencia de bienes y la ruptura de la cadena global de valor.
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