Luego de más de tres horas, Gabriel Carrizo, el líder de la denominada “banda de los copitos”, terminó de declarar en Comodoro Py por el intento de asesinato contra la vicepresidenta Cristina Kirchner. Según pudo reconstruir Infobae, el joven negó la acusación de haber “en la planificación del intento premeditado de dar muerte” y de haber “intervino de forma activa en la planificación del suceso” con la entrega de un arma junto con Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, la pareja también detenida por el hecho.
La principal acusación contra Carrizo es una conversación con una familiar horas después de ocurrido el intento de homicidio el 1° de septiembre. Allí el acusado le envió una foto de Sabag Montiel con los copos de nieve y aseguró “Esto no tenía que hacer terminado así”. También contó que él le había dado un arma 22 que no funcionó.
Gastón Marano, abogado de Carrizo, explicó que se trató de “un chiste” de muy mal gusto que no debió haber hecho. Esa broma se la hizo a una familiar para molestarla porque es ella es filo-kirchnerista y sobre el arma señaló que nunca tuvo una pistola y que la que se usó en el hecho no fue una 22, sino una Bersa calibre 32. La defensa dijo que pidieron que esa persona declare como testigo en la causa.
Otro de los hechos que podrían involucrar a Carrizo es una foto de una persona con barbijo el 27 de agosto en las cercanías del edificio de la Vicepresidenta. “Dijo que no es él y que ese día estuvo en el Parque de la Costa, en Tigre, vendiendo copos de azúcar. Para acreditar eso vamos a pedir una triangulación de llamadas y aportar información sobre los datos del viaje para corroborar lo que dijo”, sostuvo Marano.
Carrizo es el cuarto detenido por el caso. Primero fue Sabag Montiel, luego Uliarte y Agustina Díaz. Todos acusados de haber participado en la planificación y organización del atentado a Cristina Kirchner.
Fue un día eterno. Después de dos días detenido y sin bañarse, Carrizo llegó a Comodoro Py a las 9 de la mañana. Su indagatoria ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo recién comenzó a las 16. “Arrancó muy enojado”, contaron los que lo escucharon. Es que el denominado jefe de los copitos había motorizado a sus amigos para ir al departamento de Policía después de la detención de Uliarte para contar lo que sabía. Declararon como testigos durante horas en Comodoro Py el lunes 5 de septiembre y entregaron voluntariamente su celular. Esa prueba se usó luego para detenerlo.
Antes de la indagatoria, la defensa pidió la nulidad de la prueba del celular. Marano sostuvo que no se puede usar porque se trata de información que aportó como testigo dando la clave del teléfono y que es una autoincriminación. El fiscal Rívolo pidió rechazar el planteo por entender que lo había aportado voluntariamente y ahora debe resolver la jueza. Lo mismo sobre el pedido de excarcelación que hizo la defensa.
Luego comenzó la indagatoria. La defensa inicialmente le había recomendado no declarar. Pero Carrizo quería. Y en el curso de su indagatoria, terminó llorando varias veces.
Primero le leyeron la acusación. Carrizo fue imputado de “la planificación del intento premeditado de dar muerte a Cristina Elizabet Fernández de Kirchner” junto con los otros tres detenidos y que para eso “intervino de forma activa en la planificación del suceso, habiendo aportado para su realización un arma de fuego tipo pistola calibre .22 corto, la cual finalmente no fue la empleada para concretar el delito planificado”.
El acusado explicó su relación con Sabag Montiel y Uliarte, los dos ya procesados en la causa. Dijo que los conoció hace tres meses en una fiesta que organizó. Sabag Montiel le contó que estaba sin trabajo y él le ofreció vender copos de azúcar, lo que aceptó. Contó que la relación que tenían era comercial y que duró un mes. Carrizo fabricaba los copos en un departamento de la calle Montes de Oca, en el barrio de Barracas, con la materia prima que los vendedores le llevaban. A cambio de 600 pesos se llevaban un palo de 50 copos y salían a vender. Relató que no sabían donde los vendedores iban pero que ocasionalmente les recomendaba donde hacerlo.
“Carrizo nunca escuchó ninguna referencia de ellos de querer matar a Cristina Kirchner y no tiene mensajes en ese sentido. De hecho la prueba que lo involucra es de su celular. También dijo que no pertenece a ningún partido político”, explicó su abogado después de la indagatoria. “Hizo un comentario de pésimo gusto. Hay conversaciones inconvenientes pero nada que demuestre que haya participado de un atentado”. Incluso, Carrizo afirmó que ni siquiera sabía donde quedaba la casa de Cristina Kirchner.
Según su versión, después del intento de homicidio de Cristina Kirchner, Uliarte se comunicó con él y el resto de los integrantes de los que vendían copos para decirles que estaba asustada por lo que había ocurrido y que habían detenido a Sabag Montiel. También que la estaban amenazando. Carrizo contó que tanto él como los otros integrantes le ofrecieron sus domicilios para ir a dormir. Uliarte finalmente pasó la noche en el domicilio de una ex pareja. A la mañana del 2 de septiembre sí se encontró con ellos y fueron todos juntos a dar una nota en Telefé. La joven insistió en que no sabía nada y no tenía nada que ver. Carrizo aseguró que se dieron cuenta de que la chica los había engañado un rato antes de que cayera presa.
Tras la indagatoria, Carrizo volvió esposado y escoltado por personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria al camión de esa fuerza para ser trasladado a su lugar detención. Esperaba que la jueza Capuchetti resuelva su pedido de libertad y la nulidad sobre la prueba de su teléfono.
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