Nicolás Carrizo, el cuarto detenido por el intento de homicidio de la vicepresidenta Cristina Kirchner, tiene pautado prestar declaración indagatorio hoy ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti. Su abogado defensor, Gastón Marano, aseguró que no tuvo vínculo en el atentado contra la ex presidenta y que solo era el proveedor del algodón azucarado que vendían Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, quienes ayer fueron procesados con prisión preventiva como coautores del ataque.
El sindicado jefe de la llamada “banda de los copitos” llegó a los tribunales federales de Retiro pasadas las 9, trasladado por un móvil de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), en medio de un fuerte operativo de seguridad. Terminó detenido el miércoles pasado por la tarde, al presentarse en los tribunales federales de Retiro para retirar su teléfono celular, entregado de manera voluntaria para ser sometido a un peritaje.
Marano remarcó que su cliente “no tenía ninguna idea de la intención criminal de estas dos personas”, en alusión al intento de homicidio en el que están involucrados los dos principales imputados en la investigación, y ratificó que el vínculo que tiene Carrizo con ambos es meramente “comercial”.
“Son un conjunto de personas que tenían una changa, que era salir a vender copos de azucar en lugares de multitud. Él tenía la máquina y les vendía su producto a los dos procesados, que salían a revender por el conurbano y la Capital Federal”, sostuvo el abogado defensor. Y subrayó que Nicolás Carrizo “no es un asesino, de ninguna manera”. “Va a quedar claro que es un laburante que le daba trabajo a otras personas. Tal vez se ha rodeado de las personas menos idóneas para tenerles confianza”, completó.
Carrizo quedó involucrado en la investigación no solo por ser el proveedor de algodón azucarado a Sabag Montiel y Brenda Uliarte, que llevaban esa mercancía durante el día del atentado, sino por una serie de mensajes sospechosos encontrados durante un peritaje de la PSA.
Otra prueba que lo incriminaría, y que aún es una imagen suya registrada en los alrededores de la casa de Cristina Kirchner. Sobre ese punto, Marano no confirmó que la persona observada en ese material fuera su cliente. “Hoy le voy a pedir (a Carrizo) que observe la fotografía, que nos diga si se trata de él. Si no lo es, ofreceremos la prueba de que es una falsedad absoluta”, planteó.
En ese marco, la magistrada dispuso que quede detenido. Esa decisión se tomó porque en su teléfono celular se habrían detectado mensajes con otra persona, donde habría mostrado disgusto ante el fracaso del ataque a la Vicepresidenta. Los investigadores creen que Carrizo “podría haber estado al tanto” de lo que planeaban Sabag Montiel y Uliarte.
Carrizo enfrentará en el juzgado a Capuchetti y al fiscal del caso Carlos Rívolo, luego que ayer su abogado se presentó en el juzgado para interiorizarse sobre las acusaciones en su contra.
El “jefe de la banda de los copitos” tuvo una inmediata aparición pública luego del 1 de septiembre, el día del atentado. Dio una entrevista a un medio de comunicación y se presentó como testigo ante el juzgado de Capuchetti, donde negó estar al tanto del plan de Uliarte y Sabag Montiel.
En el marco de estas diligencias y declaraciones, la jueza debe definir aún la situación procesal de Agustina Díaz, la tercera imputada en la investigación. La joven ya fue indagada a raíz de los mensajes que intercambió con su amiga de la escuela y detenida Uliarte. Ayer, la magistrada rechazó un planteo de excarcelación de Díaz presentado por su defensa particular.
En lo que respecta a Sabag Montiel y a Uliarte, ambos permanecerán detenidos y sus defensas oficiales deberán definir si apelan o no esta decisión ante la Cámara Federal porteña.
Sabag Montiel, quien dijo ser remisero y “vendedor de algodones de azúcar”, permanecía detenido hoy en la Unidad de Detención de la PSA.
Uliarte, en tanto, declaró en la justicia que su ocupación es ser “vendedora ambulante los fines de semana”. Según se consignó en su procesamiento, la mujer se encontraba terminando el último año de la escuela secundaria y había empezado a cursar el programa UBA XXI para ingresar a la carrera de Medicina.
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