El Tribunal Oral Federal 8 (TOF 8) condenó a dos años y medio de prisión en suspenso a Ricardo Jaime, ex secretario de Transporte del kirchnerismo, en el juicio en el que se lo halló culpable de haber pactado una coima millonaria con la empresa que resultó adjudicataria de la licitación para construir el prometido y nunca realizado Tren Bala.
En una audiencia realizada por Zoom, los jueces Sabrina Namer, Gabriela López Iñíguez y José Toselli -por unanimidad- condenaron a Jaime a la pena de dos años y medio de prisión en suspenso, más la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos y al pago de una multa de 90.000 pesos. Los fundamentos de la sentencia se leerán el 22 de noviembre próximo. Jaime, que está detenido en la cárcel de Ezeiza desde abril de 2016, escuchó su nueva condena por otro caso de corrupción en los que estuvo involucrado, desde un cuarto destinado a las conexiones remotas en el penal.
El delito por el que se lo halló culpable a Jaime es el de cohecho pasivo en los términos del artículo 256 del Código Penal que establece: “Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua, el funcionario público que por sí o por persona interpuesta, recibiere dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta, para hacer, retardar o dejar de hacer algo relativo a sus funciones”.
El fiscal del juicio Marcelo Colombo había pedido una condena de cuatro años y seis meses de prisión efectiva porque pudo comprobar que Jaime-a través de su principal testaferro- había acordado cobrar un millón de dólares de coimas que pagaría la empresa Alstom.
El Tren Bala que iba a unir Buenos Aires con Rosario y Córdoba fue prometido y anunciado por Néstor Kirchner en 2006. La licitación se definió en 2008 cuando estaba a cargo de la presidencia Cristina Fernández de Kirchner. Aquel proyecto nunca se concretó por falta de financiamiento. La licitación fue ganada por un consorcio llamado Veloxia, que se formó cuando Alstom escogió socios argentinos que integraron la Unión Transitoria de Empresas (UTE) que se quedó con el negocio.
Los socios locales de Alstom eran las empresas Iecsa, Emepa y la filial local de la firma de ingeniería española Isolux.
Durante la investigación se determinó que la consultora CAESA, que era de propiedad de Manuel Vázquez, asesor y testaferro de Jaime, pactó un contrato con Alstom por un millón de dólares. El contrato era por asesoramiento inexistente. La consultora no tenía personal y sus clientes eran básicamente las empresas que tenían contratos con la secretaría de Transporte, donde Vázquez se desempeñó como “asesor ad honorem” desde 2005 hasta que a Jaime lo echaron en julio de 2009.
El primer pago de la coima se pactó en 100.000 dólares cuando entrara en vigencia el contrato y el resto se pagaría en 30 cuotas mensuales de 30.000 dólares cada una.
Como el contrato jamás se concretó, las coimas no se pagaron. En cambio sí existió la promesa del pago que para la fiscalía fue aceptada por Jaime.
Quedó comprobado en otros expedientes judiciales que Jaime-Vázquez tenían una relación cercana basada en los negocios y en la recaudación de coimas. Ambos fueron condenados por enriquecimiento ilícito. Jaime porque no pudo justificar su patrimonio y Vázquez como testaferro del ex funcionario. Vázquez y Julián uno de sus hijos, intervinieron en varias operaciones para evitar que se pudiera seguir el rastro del dinero que en realidad era de Jaime. También Jaime y Vázquez fueron condenados en 2015 en un caso en el que el ex secretario de Transporte admitió haber recibido coimas por parte de dos empresarios a los que debía haber controlado en tanto funcionario público. Vázquez fue asesor “ad honorem” de la secretaría de Transporte.
Jaime también fue condenado por la compra de trenes chatarra en España y Portugal y porque en esa operación se cobraron coimas. Las coimas se hicieron efectivas a través de la consultora CAESA de Vázquez (que fue condenado). El mismo mecanismo que se iba usó en el caso del Tren Bala prometido y nunca realizado.
Sobre Jaime pesa una condena de cumplimiento efectivo por su responsabilidad en la Tragedia de Once. Y por haber robado pruebas en un allanamiento ordenado en 2010 en la causa por enriquecimiento ilícito. Algunas de sus condenas están firmes. Otras en proceso de revisión.
Cuando declaró en indagatoria en agosto pasado, Jaime dijo no haberse enterado de que Alstom y su testaferro y hacedor de negocios turbios habían firmado un contrato por una coima de un millón de dólares. Y deslizó que no sabía que la consultora de Vázquez tenía relación con las empresas que tenían contratos en la secretaría
Hoy fue la última audiencia del juicio. Y por eso Jaime tuvo derecho a expresar sus “últimas palabras”. Comenzó a las 10.44 y se extendió por 15 minutos. Reiteró básicamente los conceptos que había vertido en agosto pasado cuando pidió declarar en indagatoria de manera presencial en el juicio. “Cuando me indagaron por primera vez por este caso en 2016 me sorprendí. Y manifesté mi total ajenidad con el hecho y el total desconocimiento, de la sociedad que firmó el convenio”. Insistió hoy en que no conocía a la firma de Vázquez, que era su testaferro. Criticó también que se haya dictado la prescripción para el resto de los involucrados en el caso.
Jaime cuestionó el pedido de condena hecho por Colombo por haber hecho una promesa de coimas. Tuvo palabras de reconocimiento para los jueces del TOF 8 y pidió que los jueces “No convaliden la acusación”. Dijo que: “no se pueden mantener acusaciones sin pruebas solo por haber pertenecido a un gobierno. Por haber trabajado con Néstor Kirchner durante todo su gobierno y luego con la actual vicepresidenta durante un año y medio. He trabajado según me lo pidieron para mejorar el servicio ferroviario del país que había sido desmantelado durante los años 90″.
Agradeció a su defensora oficial Verónica Blanco, y también a la fiscalía porque “…A pesar de que no estoy de acuerdo con la acusación me trató con respeto”. Destacó que los jueces del TOF 8 porque: “Me dieron todas las garantías para ejercer mi derecho de defensa”.
Cuando Colombo alegó y pidió pena de prisión para Jaime hizo alusión al pretendido desconocimiento que esgrimió en su indagatoria y en sus últimas palabras el ex funcionario sobre los negocios de su testaferro. “Por la declaración del imputado parecería ser que Vázquez se cortó solo y que todo es una suma de casualidades algo que suena irrazonable”, había dicho el fiscal.
Colombo había recordado que la secretaria de Vázquez declaró como testigo en el juicio y contó que Jaime y Vázquez se veían casi todos los días y que almorzaban juntos varias veces por semana. Para la acusación, el pedido de coima lo motorizaron Jaime y Vázquez. Vázquez no llegó a juicio porque fue declarada la prescripción durante la instrucción. Lo mismo sucedió con los directivos de Alstom que firmaron el contrato de “asesoramiento”.
Al momento de cerrar sus últimas palabras cerca de las 11 de la mañana, Jaime dijo: “Sigo confiando en la justicia”. A las 12.50 lo condenaron.
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