El 2 de septiembre pasado, apenas 24 horas después del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Kirchner, Gabriel Carrizo, que en las últimas horas se transformó en el nuevo detenido de la causa que investiga ese ataque, se presentó en televisión y denunció que estaba recibiendo “amenazas por redes sociales”.
El ahora sospechoso de participar en el frustrado magnicidio reconoció en ese momento que era quien encabezaba el emprendimiento de venta de algodón de azúcar en el que trabajaba Brenda Uliarte, novia de Fernando Sabag Montiel, los principales acusados.
De acuerdo con lo que pudo averiguar Infobae, Nicolás Gabriel Carrizo tiene 27 años y su último domicilio informado ante las autoridades nacionales está ubicado sobre la calle Ángel Pache, a metros de la Base Militar de Morón, en el homónimo partido bonaerense.
Se trata de una vivienda precaria, de una sola planta, visiblemente deteriorada, rodeada de domicilios que, en su mayoría, se encuentran en la misma situación, y situada a pocas cuadras de la avenida Eva Perón.
El joven no tiene un empleo en blanco desde abril del 2016, cuando dejó su puesto en una empresa de artefactos de ventilación a la que había ingresado en febrero de ese mismo año. Previamente, había trabajado, entre junio y noviembre del 2014, en una cadena de comida rápida.
Luego de esa fecha no volvió a tener una actividad registrada, pero tampoco figura en los archivos oficiales como beneficiario de algún plan social y lo último que se sabe es que lideraba el emprendimiento de venta de copos de azúcar.
Al ser conocido de Uliarte y de Sabag Montiel, Carrizo fue llamado a declarar en primer lugar como testigo, pero luego de que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) accediera a los datos de su celular, que había quedado en poder de la Justicia, se descubrió que él tenía conocimiento del ataque que estaban por perpetrar sus amigos.
Al declarar en Comodoro Py, el joven se presentó como el jefe del grupo, porque era el dueño de la garrafa que alimentaba la máquina de hacer copos de azúcar. Y dejó su teléfono. Hoy, le avisaron desde el juzgado que podía pasar a buscarlo.
Cuando apareció por el tercer piso de tribunales le dijeron: “Queda detenido”. Ya había una orden de captura en su contra que lo estaba buscando, señalaron las fuentes consultadas.
El sospechoso quedó entonces a disposición de la jueza federal María Eugenia Capuchetti y del fiscal Carlos Rívolo, quienes llevan adelante el caso, y podría ser nuevamente indagado en los próximos días.
A las 23:57 del jueves 1 de septiembre, poco después del intento de asesinato de Cristina Kirchner, Carrizo puso en su estado de Whastapp: “¡Seguro el próximo sos vos, Alberto! ¡Tené cuidado!”. Y agregó: “El Gobierno es vulnerable, y espero que les quede claro... Nosotros somos los que mantenemos estos parásitos ahí arriba, van a juzgar a una persona que le estaría haciendo un gran favor a toda la Nación Argentina”.
Apenas 24 horas más tarde, el muchacho se presentó en un móvil con Telefé Noticias junto a Uliarte y a otros tres hombres, identificados como Miguel Ángel Castro Riglos, Sergio Orozco, Leonardo Volpintesta y Lucas Acevedo, y denunció supuestas “amenazas en las redes sociales” contra ellos a partir de la noticia de la detención de Sabag Montiel.
En un momento de la entrevista, cuando el periodista Rodolfo Barilli le preguntó a Brenda si su pareja tuvo alguna frase violenta contra la Vicepresidenta, la joven guardó silencio y fue Carrizo el que decidió contestar: “No vinimos por eso nosotros. Vinimos por otra cosa. Vinimos a aclarar que no somos cómplices de lo que pasó. Nos están amenazando. Y cuando salgamos a la calle, nos puede pasar algo. Nos están diciendo que somos un grupo terrorista. Yo me dedico a hacer algodón de azúcar”, sostuvo.
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