La causa que investiga el intento de homicidio a Cristina Kirchner transita horas clave: después de encontrar pruebas reveladoras en el celular de Brenda Uliarte, novia del atacante de la vicepresidenta, la jueza María Eugenia Capuchetti ordenó el lunes secreto de sumario a la espera de los resultados de una serie de diligencias que se mantienen bajo reserva y que no solo servirían para engordar la acusación contra la joven y su novio, Fernando Sabag Montiel. La expectativa está en poder responder quiénes más podrían haber estado en la instigación o ejecución del plan. Por lo pronto, la magistrada ampliará durante las próximas horas la indagatoria a los acusados. Quiere exhibirles las nuevas pruebas en su contra y darles la posibilidad de que se defiendan.
En el momento que se conocieron los mensajes del fallido intento de ataque a CFK el sábado 27, la jueza trabajaba en la firma del procesamiento de Sabag Montiel y Uliarte. Pero las nuevas pruebas parecen demorar los planes. La magistrada evaluaba ayer, lunes, ampliar la indagatoria de los detenidos para mostrarles las nuevas pruebas y así poder usarlas en la definición de su cuadro procesal. Sobre la noche del lunes, definió que esas declaraciones se tomarán en las próximas horas.
Un rato antes, una llamada que ingresó al 911 dejó una amenaza de muerte contra la vicepresidenta. Era una mujer ubicada en la ciudad de La Plata que ahora se está localizando. El Gobierno, en ese contexto, estudia volver a ampliar la custodia de la ex jefa de Estado.
En el mientras tanto, con Sabag Montiel y Uliarte detenidos, la gran pregunta sigue abierta: ¿por qué la quisieron matar y quiénes más cumplieron funciones en ese objetivo?
La última vez que la jueza decretó el secreto de sumario fue para detener a la novia de Sabag Montiel. Allí se secuestró su teléfono. En el celular Xiaomi Note 9 de Brenda, con sus casi 120 gigas de información completos, está la clave del nuevo rumbo que tomó en las últimas horas la investigación: el fallido intento de ejecutar a Cristina, coordinado entre Uliarte y Sabag Montiel, en la noche del 27 de agosto, después de que la propia Cristina Kirchner hablara frente a sus simpatizantes que se habían movilizado hasta la esquina de Uruguay y Juncal para protestar contra las vallas que había instalado la Policía de la Ciudad en la mañana de ese sábado, situación que generó un revuelo político con incidentes de los que participó incluso para Máximo Kirchner, diputado e hijo de la ex presidenta.
“No, ya se me metió adentro y el escenario, el anfiteatro, lo sacaron. Le toqué la espalda a Axel Kicillof y se metió en un Toyota Etios eh y se fue, un quilombo. Ella está arriba pero no creo que salga así que ya fue, deja, voy para allá, quédate ahí. No traigas nada”, le dice Sabag Montiel a Brenda, tal como reveló este lunes Infobae. Justo hace unos días, se conoció a través de un televidente de C5N que Sabag Montiel estuvo a pasos del gobernador bonaerense esa noche.
Otro de los mensajes se lamenta de haber perdido la oportunidad de concretar la ejecución porque ya había pasado el momento: “No, no es que se dé cuenta, el tema es que hay una cámara de C5N, y hay poca gente, y la gente se está yendo, y el momento es ese, ahora ya es tarde, o sea son las 12 y ella salió a esa hora, y era a esa hora, o sea el escenario era con ella porque la habrán seguido. ¿Entendés? Después vamos a ver en la tele a ver qué pasó porque cuando ella se metió, la siguieron y ahí tendría que haber sido”.
La filtración de esos mensajes hacen pensar que el teléfono de Brenda puede tener más indicios que involucren a más personas. Por el momento, la llamada “banda de los copitos” se mantiene en el mismo rol que habían tenido en la causa hasta ahora: testigos.
Los investigadores pusieron la lupa además sobre los grupos radicalizados de ‘haters’ (odiadores) en Telegram en donde la joven participaba. En su teléfono se encontraron mensajes diciendo: “Tenemos que generar hechos, no protestas”. “Basta de quedarse puteando. Tenemos que pasar a la acción. Pongamos molotov en la Casa Rosada”.
La información vino a implosionar las pruebas que ya se habían recolectado en la causa en estos últimos doce días y que permitían dar por acreditada la participación de Sabag Montiel y Uliarte en el ataque, con una detención in fraganti, filmaciones, testimonios y pruebas de ADN. Montiel intentó en su ampliación indagatoria despegar a su novia diciendo: “Brenda no tuvo nada que ver y yo tampoco”. Ella, por su parte, se fue fríamente de la esquina de Recoleta luego de saber que él había sido atrapado y detenido tras el intento de homicidio. En su indagatoria, se declaró inocente y aseguró que no sabía que su novio había ido hasta allí con el fin de atentar contra CFK. Tras sostener que se trató de un hecho “aberrante”, afirmó que más allá de las diferencias políticas que puede tener con Cristina Kirchner, no le tiene odio ni avala lo que ocurrió.
“¿Cuál era el plan?”, quieren entender los investigadores. Aún ante la falta de respuestas para ese interrogante, la planificación en el ataque ya era clara para Capuchetti y para el fiscal Carlos Rívolo al momento de la imputación. Ahora, la hipótesis se refuerza con estos mensajes que prueban que hubo un intento de homicidio previo, que terminó frenándose porque había poca gente para confundirse. Precisamente, en la imputación de la tentativa de homicidio se remarcó que el ataque se llevó adelante aprovechando el estado de indefensión generado por la multitud. El agravante de la tentativa de homicidio se daría por ese estado de indefensión, en donde tuvo un rol crucial el papel de la custodia.
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