La imagen del atentado a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, recorrió el mundo en pocos segundos. Ese mismo 1° de septiembre a la noche y en la madrugada del viernes siguiente, cientos de medios extranjeros intentaron contactar a dirigentes y periodistas locales para indagar cómo se vivía el hecho en Argentina. El impacto y la conmoción fue global. Mientras avanzaba la investigación judicial para develar qué ocurrió realmente y asignar las responsabilidades penales del caso, el fin de semana pasado un equipo del canal español Telecinco llegó a Buenos Aires y concretó una entrevista exclusiva con el presidente de la Nación, Alberto Fernández. En ese marco, el mandatario nacional admitió que “la inflación aumentó un 90%”.
El medio español había publicado este lunes ayer un primer fragmento en el que el Jefe de Estado habló en detalle sobre el atentado a CFK. Consideró que “fue muy duro” lo que pasó y reveló que “se conocieron las conversaciones de los inculpados y hablaban del fallido atentado contra Cristina y que el próximo soy yo”.
Ahora se conoció el resto de la entrevista, en la que el mandatario nacional profundizó sobre su visión del atentado, se refirió a la regulación de los medios de comunicación, las redes sociales y los discursos de odio.
En otro tramo, el Presidente analizó la situación económica argentina, se explayó sobre el programa Precios Cuidados y sostuvo que este año “la inflación aumentó un 90%”. En esa línea, consideró que se trata de “inflación transnacional” producto de los impactos que generó la invasión de Rusia a Ucrania.
El reportaje duró más de una hora y se hizo el viernes pasado en la Quinta presidencial de Olivos. La nota estuvo a cargo de Álvaro López, periodista del reconocido ciclo español “El programa de Ana Rosa”.
– Desde que descubrió que pudo ser también usted un objetivo a atentar, ¿tiene miedo de que le pueda pasar algo a usted?
– No, no. Hay que estar atentos. La mayoría de las personas son gente sana a las que uno quiere abrazar, darle confianza, esperanza. El hecho ingrato de encontrarnos con una banda de forajidos que maltratan a la democracia no nos debe hacer pensar que eso es la Argentina.
– Presidente, leí que usted consideró que Argentina “está lastimada” por este suceso.
– Todos sentimos que retrocedimos varios casilleros después de avanzar mucho en la democracia. Nosotros sufrimos la Dictadura. Los hijos de las víctimas de la Dictadura nunca hicieron justicia por mano propia, siempre reclamaron Justicia. Eso hay que ponerlo en valor. De ningún modo la discrepancia puede resolverse a través de un disparo.
– Presidente, usted habló de discursos de odio. En los últimos días se viralizaron en las redes algunos hashtags como #NoLesCreoNada, #CFKSeVictimiza. ¿Qué le dicen a usted este tipo de conspiraciones?
– Umberto Eco dijo una vez que Twitter es un lugar donde los imbéciles parecen inteligentes y los inteligentes parecen los que se vuelven imbéciles. Me parece que Twitter debería revisarse a sí mismo. El 90% de esa red social son robots y máquinas que entran en el sistema e influyen sobre otros. Yo relativizo la idea que dice que las redes sociales democratizaron el pensamiento. Porque cuando las redes son mal usadas, ensucian el debate.
– Claro, porque no sabes cuáles son los perfiles verdaderos y cuáles los falsos.
– Claro. Cuando uno habla este tema, dice que uno quiere atentar contra la libertad de expresión. No se trata de eso. Al contrario, uno quiere garantizar una mejor libertad de expresión, que no aparezca salpicada por la influencia de estos mecanismos.
– Hubo expresiones acerca de que el atacante que gatilló contra la vicepresidenta es “un loco suelto”. ¿Qué piensa o qué sabe sobre esos dichos?
– No es lo que está diciendo la Justicia. La Justicia lo ha analizado y ha dicho que no es un inimputable. No tiene ninguna alteración en sus facultades mentales y tiene plena comprensión de la criminalidad de su acto. No es un loco. Puede ser una persona enojada con la democracia. Pero no puede pegarle un tiro al otro. Eso es injustificable.
– ¿Qué piensa, entonces, acerca de por qué una democracia llega a esto?
– Yo tengo una impresión, que se desprende de dos puntos. El primero es cuánto nos afectó la pandemia psicológicamente, en términos sanitarios o en términos económicos. Todo esto aislados en sus casas. Este escenario genera un caldo de cultivo donde un discurso que predique una y otra vez que la culpa de todo es del que gobierna, genera un estado de desánimo social y un grado de enojo inmenso con el gobierno. Y en Argentina pasa algo adicional porque los discursos de odio no empezaron con la pandemia, sino que llevamos décadas de notas periodísticas estigmatizando a Cristina.
– Presidente, permítame hacer ahora algunas preguntas políticas y económicas. En España se quieren copiar una serie de políticas que se llevan a cabo en Argentina. La inflación está disparada y…
– Eso no lo copien, eh. Eso no lo copien. (Se ríe)
– Pero por ejemplo, ustedes tienen desde 2014 una política de precios cuidados. En España se habló de un posible acuerdo con las cadenas de alimentación. ¿Cómo ha funcionado esa política en Argentina?
– El sistema funciona en los grandes supermercados. Ahora, esos puntos de venta sólo representan el 30% del comercio de alimentos. Los grandes acuerdos para salir de la inflación siempre supusieron que los que producen alimentos dijeron freno mi precio acá, los que trabajan en esas empresas dijeron paro mi demanda salarial acá, y el Estado dijo paro mi demanda impositiva acá. Si eso se mantiene en el tiempo, se controla. Eso es difícil de hacer para nosotros, porque el 70% de la venta de alimentos se hace en negocios de cercanía, que hay más de 400 mil en todo el país.
– Son tiempos en que las empresas eléctricas en España están obteniendo beneficios récords cuando al ciudadano de clase media le cuesta pagar la factura. ¿Qué le parece la fijación de precios a quienes fabrican la energía?
– Estamos en un momento excepcional. Argentina tiene una historia muy amplia de convivir con inflación. Hace más de 15 años que tenemos inflación de dos dígitos. Este año, uno puede decir que la inflación aumentó un 90%. Pero si uno piensa que Estados Unidos saltó de 1% a 10%, tuvo 900% de inflación. Entonces, es un momento muy excepcional. Se retiraron del mundo dos grandes proveedores de alimento y de energía, que son Rusia y Ucrania y eso alteró todo.
– ¿Y más allá de la crisis mundial y de la guerra, qué puede hacer usted como presidente para que no cambien todos los días los precios?
– El efecto de la globalización existe. Cuando se resfrían en Rusia, estornudamos en Argentina. La inflación transnacional existe y hay que asumirlo. Si Pedro Sánchez considera que hay que ponerle un tope al precio del gas en favor de los usuarios, me parece totalmente legítimo. El Estado debe arbitrar cuando aparece una situación de injusticia y de excepción. Y una guerra es una situación de excepción.
– Argentina tiene el yacimiento de Vaca Muerta, que es uno de los más importantes del mundo para surtir gas. ¿Piensa que España se tiene que fijar más en América Latina? ¿Argentina está dispuesta a surtir gas a toda Europa?
– Nosotros tenemos la segunda reserva de gas no convencional del mundo. Tenemos capacidad de darnos gas a toda la Argentina. Estamos construyendo un gasoducto para eso. Y nos queda un excedente muy grande para exportar. Para exportar, necesitamos licuar el gas, que no va a demorar menos de tres años. Supe que España tiene el 30% de las plantas de regasificación. Sería una gran oportunidad para que hagamos algo juntos.
– Presidente, perdón, volviendo a las consecuencias del atentado a la Vicepresidenta, usted mencionó los discursos de odio. ¿Qué es para usted el discurso de odio?
– Es un discurso que promueve un sentimiento profundo de rechazo hacia el otro. Por ejemplo, “llegamos a la conclusión de que usted es un ladrón y un sinvergüenza”. Entonces, todas las mañanas se escribe y se dice eso. Y se termina instalando esa idea. Así se genera un estigma y una condena social donde no hay espacio para la reflexión colectiva, hasta para la reflexión judicial.
– ¿Y qué hacer ante eso?
Los discursos del odio existen, pero es muy difícil de legislar y castigar. Porque finalmente quién define lo que es odio. Yo nunca prohibí ninguna tapa de un diario ni llamé al dueño de uno de esos diarios para decirle dejen de publicar eso. Pero revisemos y repensemos, porque es difícil construir la convivencia democrática con esa lógica. Eso lleva a que espacios como Vox o los libertarios digan que “la política es una casta”.
– En España la palabra “casta” la ha usado Pablo Iglesias, que fue vicepresidente de la Nación.
– En Argentina la usaron los llamados libertarios que nos son tan libertarios, porque proclaman la libertad de los poderosos.
– En los extremos se tocan.
— Lo conozco a Pablo (Iglesias) y no creo que sea un extremista. No sé en qué sentido él lo decía (lo de la palabra casta). Pero sí sé cómo se usa acá el concepto de casta.
– ¿Entonces?
Sin que nosotros nos diéramos cuenta, la derecha fue cooptando lugares en los Poderes Judiciales y en los medios de comunicación de muchos países. El discurso libertario tiene poco de defensa de la libertad y por su discurso violento y revulsivo, ponen en juego la calidad democrática.
– Pablo Iglesias propuso mecanismos para controlar con mecanismos legales a los medios de comunicación. ¿Usted está de acuerdo?
– Es muy difícil de hacer. Porque el control supone meterse en los contenidos y es muy difícil de hacer. Sí serviría muchísimo que exista un Código de ética periodística en cada medio. Sería buenísimo que todos los periodistas leyeran y respetaran el decálogo que escribió Tomás Eloy Martínez. A veces los límites hay que autoimponerlos. Los medios deben decir cuál es el límite que pone cada uno.
– En España el presidente Sánchez ha pactado una investidura con partidos independentistas, que quieren romper el país. ¿En Argentina algo así es posible, que usted pactara con un partido que quiera situarse fuera del país?
– Eso no pasa en Argentina. Pero la pregunta valdría si usted me preguntara por la última elección, donde entraron algunos diputados libertarios. Los diputados libertarios son negacionistas de la dictadura, fuertes críticos de la democracia. Si yo pactara con ellos, estaría faltando al pacto democrático. Uno de los grandes problemas de la democracia es que les permite a los no democráticos llegar y hacerse del poder. Finalmente, Hitler también llegó por el voto democrático. Qué hacemos con los partidos que expresan desprecio a la democracia. Es un caso paradigmático.
– Le quiero hablar sobre la figura del indulto. Le he leído ser crítico de esa figura que aparece en la Constitución. ¿Qué le sugiere a usted?
– Siempre me he expresado en contra del indulto porque para mí es un resabio monárquico. Ahora, eso supone que haya una Justicia democrática, que funcione con reglas de la democracia. Si la Justicia se pone al servicio de la política, entonces ahí el indulto puede tener otro valor.
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