“El triunfo en Marcos Juárez es un buen ejemplo de cómo la unidad de Juntos por el Cambio es el mejor sostén de la expectativa y la confianza de la sociedad. Todos los referentes de la coalición fueron a la ciudad, aún cuando no se sabía a ciencia cierta cuál sería el resultado”.
La definición salió de la boca de un importante funcionario del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde tiene su oficina Horacio Rodríguez Larreta, uno de los potenciales candidatos a presidente que tiene la Argentina y, en especial, la coalición opositora.
La sensación que transmitió anoche un hombre de confianza del Jefe de Gobierno porteño, luego del contundente triunfo de Sara Majorel en el municipio cordobés, es un retrato de lo que se vivió en las últimas horas del domingo en las filas opositoras. En especial, en las del PRO.
La victoria en las elecciones de Marcos Juárez hicieron crecer las expectativas de Juntos por el Cambio sobre un posible camino electoral marcado por los triunfos. En la fuerza opositora tiene bien en claro que los triunfos, sean en un municipio o una provincia, son un eslabón más de una larga cadena que terminará de cerrarse en octubre del 2023, cuando los argentinos elijan a un nuevo presidente.
Esperan que el triunfo en suelo cordobés sea el puntapié inicial de un recorrido electoral que se convierta, tal como sucedió en el 2015, en una ola amarilla que empiece a pintar el mapa de ese color primario al ritmo que marque el calendario electoral, donde habrá muchas elecciones desdobladas de la nacional.
“Este triunfo marca la madurez del electorado que vemos en todo el país, en entender cuáles son las ideas que nos tienen que sacar adelante, acá distinguiendo la importancia del equipo vs. una persona”, precisó un dirigente cercano a Mauricio Macri. En el PRO el triunfo levantó el ánimo de todos.
En gran medida, ese impacto se generó por un nuevo fallido de las encuestas previas a los comicios. La mayoría arrojaba una diferencia mínima entre las dos candidatas más importantes. Incluso, se visualizaba un empate técnico. Ese resultado de las consultoras fue demolido por la realidad de los votos. La diferencia entre Majorel y Verónica Crescente, respaldada por Juan Schiaretti, fue de 17 puntos.
El gobernador cordobés jugó fuerte en esta elección municipal. Aún sabiendo que es una localidad donde el PRO puso su sello en el 2014 y nunca más volvió a perder. Es conocida como “kilómetro 0″ porque allí empezó la aventura electoral de Cambiemos. Un año después ese frente electoral estaba al mando de la Casa Rosada con Mauricio Macri en la presidencia.
Durante todo el fin de semana en la política cordobesa se especuló con la posibilidad de que, ante un eventual triunfo de su candidata, Schiaretti aprovechará la situación y anunciara su candidatura presidencial o, de mínima, que clarificara su decisión de jugar en el tablero nacional en las elecciones del año próximo.
El posible triunfo se convirtió en una dura derrota y no hubo ningún indicio de una candidatura. “Nunca Schiaretti hubiese anunciado algo de ese estilo después de esta elección. Ni aunque hubiese ganado por 70 puntos”, sentenciaron desde el entorno del gobernador cordobés.
En la noche del domingo en el peronismo muchos visualizaron la derrota en Marcos Juárez como la señal de un proyecto que, entienden, podría nacer trunco. Creen que si arrancó perdiendo en su provincia, difícilmente pueda tener una proyección electoral seria y sostenida en el tiempo.
“Schiaretti va a jugar a nivel nacional más allá del resultado de esta elección. Hoy perdió pero tiene un 82% de imagen positiva. ¿Este lunes va a bajar su imagen? La gente sabe cuando vota a presidente, gobernador o intendente”, indicó un dirigente de confianza del gobernador.
Y agregó: “La duda sobre él es que va a pasar en la provincia de Buenos Aires. Si tiene votos. Si lo conocen. ¿Quién conocía a Néstor Kirchner en el 2003? ¿Y a Carlos Menem en el final de los ochenta?”.
Lejos de creer que fue un golpe letal para el proyecto nacional del gobernador, en Córdoba aseguran que Schiaretti seguirá manteniendo reuniones con dirigentes políticos de todos los sectores, y que avanzará en la construcción de una alternativa electoral al Frente de Todos y Juntos por el Cambio. El camino del medio. Otra vez.
Por las dudas, desde el entorno del mandatario, dejaron en claro cómo es el futuro inmediato. “No se baja de nada”, advirtieron. El proyecto cordobés, con fines nacionales, está firme pero no se sabe cuándo saldrá a la luz. Ni el día ni la hora. “Todavía es temprano”, repiten en la gobernación.
Si la candidata del peronismo cordobés, Verónica Crescente, hubiese ganado en Marcos Juárez, lo más probable es que hubiese existido una foto junto a Schiaretti y Martín Llaryola, el hombre que tiene todas las fichas para ser candidato a gobernador por el oficialismo provincial. Y esa imagen se hubiese convertido, sin dudas, en un lanzamiento tácito de una candidatura presidencial. Así lo asumen algunos dirigentes cercanos al Gobernador.
En clave provincial, en Juntos por el Cambio consideran que así como Marcos Juárez en el 2014 fue el “kilómetro 0″ de Cambiemos, la elección de ayer puede convertirse en el “kilómetro 0″ del recorrido que quieren realizar para desbancar al peronismo cordobés de la gobernación. El punto de partida de un proyecto político que espera dar el golpe el año que viene.
En ese barco están, principalmente, el senador nacional Luis Juez y el diputado nacional Rodrigo De Loredo. Para la oposición Córdoba es, de las provincias del centro del país, la que parece más difícil de ganar. Creen que lograrán triunfos en Mendoza, Santa Fe y Entre Ríos, pero la batalla contra el tradicional peronismo cordobés será mucho más compleja.
En Juntos por el Cambio festejaron la elección de anoche porque la consideran un triunfo simbólico con impacto en el escenario político. “Si perdíamos era un retroceso. La gente se espantó con la muestra de locura del kirchnerismo de los últimos días. Los indecisos se volcaron por la moderación”, indicó un histórico dirigente del PRO.
El kirchnerismo no presentó un candidato propio en la elección. Desde el conflicto con el campo en el 2008, por la aplicación de las retenciones móviles a la soja, Córdoba ha sido un territorio muy complejo para el sector K del peronismo. Esta vez no fue la excepción.
En el entorno de Schiaretti la mirada fue otra. “Cuando el año que viene se tenga que votar a presidente nadie se va acodar de Marcos Juárez”, adelantaron. En el círculo de confianza del gobernador alimentan la teoría de que más temprano que tarde la dinámica de la grieta terminará destruyendo a las dos principales coaliciones del país. Por eso, aseguran, la alternativa tiene que ir por el medio.
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