Esta semana la causa Vialidad volvió a ponerse en marcha luego del alegato que hizo el fiscal Diego Luciani, que cerró con el pedido de 12 años de condena a Cristina Kirchner. También empezó a avanzar el proceso de investigación del atentado contra la Vicepresidenta el jueves pasado. Entonces, en paralelo, el peronismo empezó a moverse en el escenario político. Con determinación y precisión.
En el Frente de Todos hay una intención clara que es mantener firme, y sin fisuras, la centralidad de la ex presidenta en este tiempo nuevo del Gobierno. Momento donde el liderazgo de Cristina es absoluto y donde Alberto Fernández ha decidido acomodarse en un costado con bajo perfil. Así están repartidos los roles al día de hoy.
“Seguimos en alerta y movilización. Lo que pasó con el atentado fortaleció la movida de unidad que se venía generando. El espacio está más amalgamado”, indicó un funcionario del kirchnerismo, fuerza desde donde empezó a bajar un mensaje de pacificación en la discusión política, luego de que el Presidente volviera a hacer hincapié en el crecimiento de los discursos de odio.
Ayer, el Gobierno, a través del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, hizo una convocatoria a la oposición para bajar los niveles de intolerancia política. En una línea similar se había manifestado Andrés “Cuervo” Larroque, hombre fuerte de La Cámpora, el último martes, cuando aseguró que se debía trabajar en “un entendimiento” porque el ataque a CFK había sido “un punto de inflexión”.
En el kirchnerismo entienden que ese diálogo solo puede establecerse con un sector de Juntos por el Cambio. Dejan afuera al ala más dura del PRO, ya que consideran que no tienen vocación de bajar la tensión. “Les sirve confrontar cada vez más. Les da rédito electoral. Les duró un día la consternación por lo que pasó”, indicaron.
Además, aseguran que las diferencias entre halcones y palomas ya no existen en el partido que fundó Mauricio Macri. “Los halcones se comieron a las palomas. Rodríguez Larreta, que era el moderado, ahora dice que puede acordar con todos menos con el kirchnerismo. ¿Nos pretende exterminar? No hay nada más violento que lo que dijo”, sentenciaron en la fuerza política.
El enojo con la oposición sobrevive en la mayor parte del oficialismo. La posibilidad de un acuerdo aparece lejana porque la cancha está embarrada de vuelta. Lo único que tienen en claro es que deben proteger y fortalecer el liderazgo político de la Vicepresidenta.
El ala más dura de la coalición oficialista espera con ansias que se convierta en la próxima candidata presidencial. La empujan hacia ese rol. Aún falta mucho tiempo para tener certezas. Por el momento son expresiones de deseos y cuentas apuradas sobre un futuro poco claro.
Lo cierto es que el campamento K avanza en el escenario político con la idea de sostener la centralidad de Cristina Kirchner y, al mismo tiempo, generar un clima menos espeso en el trato con la oposición. Son los dos objetivos a corto plazo. Temen que si no ponen un freno, el vínculo político puede volver a tensarse al máximo y tener un correlato peligroso en la sociedad.
En el peronismo sienten que a la Vicepresidenta la centralidad se la dieron los hechos. Es decir, lo que consideran que es una embestida judicial y el atentado en la puerta de su casa. La militancia aprovechó esos momentos para darle volumen. Ese proceso les permitió “abroquelarse” y “hacer más fuertes los lazos de unidad”. Reaccionaron como consecuencia de esa situación y frente un Gobierno desarmado, sin un rumbo claro.
Con el acto que se realizará el sábado en Parque Lezama y la misa que se llevará a cabo en Luján en ese mismo día, buscarán sostener el reclamo de justicia, solidarizarse con la Vicepresidenta y mantener bien fuerte ese liderazgo político. Es una cadena de acontecimientos que se deben mantener en el tiempo para que no se licue en la agenda nacional.
Algunos dirigentes del peronismo dejaron entrever la posibilidad de que Cristina Kirchner se haga presente en la misa del sábado. Sin embargo, desde su entorno desmintieron esa posibilidad.
La Vicepresidenta se mantiene sin pronunciarse públicamente luego del atentado y ese silencio también colabora en el proceso de centralidad. Genera mayor expectativa sobre su palabra. Nadie sabe cuándo hablará, dónde lo hará y que dirá en el momento que tenga un micrófono en la mano.
“No hay duda del momento que vive el Gobierno. Todos detrás de Cristina. Estamos todos alineados, aunque la coalición esté partida porque las diferencias no se resolvieron”, aseguró un importante ministro del Gabinete. La totalidad del espacio asume que el único liderazgo fuerte del presente es el de la Vicepresidenta.
El kirchnerismo empuja hacia arriba la conducción política de CFK y la esparce por todo el escenario político. Pese al desorden interno, la falta de un liderazgo de Alberto Fernández, obliga a muchos dirigentes que no empatizan con la Vicepresidenta, a pararse detrás de su figura. Pragmatismo. Así, lentamente, se va forjando una nueva etapa de la gestión del Frente de Todos y se van sembrando cada más más signos de preguntas sobre su futuro electoral.
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