La Casa Rosada sigue vallada en su perímetro y la seguridad está reforzada en los alrededores. Mientras los integrantes de una agrupación que se denomina Prestadores Unidos por Discapacidad mantienen el acampe con dos carpas blancas en las inmediaciones de las entradas que dan a la calle Balcarce, en las rejas se acumulan carteles reclamando soluciones al secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y hay una cantidad de policías superior a la habitual, debido a que se adoptaron mayores precauciones después del fallido atentado contra Cristina Kirchner del jueves pasado por la noche.
El presidente Alberto Fernández, en tanto, se mantuvo casi toda la mañana en la residencia de Olivos. Se comunicó varias veces con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, porque pretende estar al tanto de lo que ocurre con la causa en la que se investiga el atentado contra la Vicepresidenta.
El intento de magnicidio que investigan la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo entró en secreto de sumario, pero en el Gobierno siguen con suma atención cada novedad, como el arresto de la pareja del detenido en esta ocasión, el brasileño Fernando Sabbag Montiel, y el allanamiento posterior en La Plata de un local neonazi.
Desde su entorno no difundieron cuál será la agenda pública de Alberto Fernández en este lunes. Llegó a su despacho de Balcarce 50 poco después de las 11 y si bien tenía previsto un acto en la Universidad de La Matanza se decidió suspenderlo. Todavía se considera que el ataque que sufrió la Vicepresidenta está “demasiado fresco” como para que se exponga en público. En su oficina estuvo reunido con el secretario de la Presidencia y su amigo personal, Julio Vitobello, y tuvo un encuentro muy breve con el canciller Santiago Cafiero.
El viernes había rumores sobre su presencia en el escenario armado cerca de la Pirámide de Mayo en el acto que organizó el Frente de Todos como respaldo a Cristina Kirchner, pero finalmente tampoco concurrió.
En las últimas semanas, sobre todo luego de la asunción de Sergio Massa al frente del ministerio de Economía, hubo una actividad más recortada del primer mandatario. El viernes pasado tenía planeado visitar el yacimiento de Vaca Muerta en Neuquén, un evento que quedó postergado aún sin fecha.
“Las rejas son temporales”, se informó oficialmente sobre el vallado. Lo dispuso la Policía Federal antes de que un grupo de unas 150 personas que reclaman por recortes presupuestario para las personas con discapacidad cortara el tránsito esta mañana en la esquina de 25 de Mayo y Rivadavia por donde ingresa la mayor cantidad de los empleados que trabajan en la Rosada.
En el interior de la Casa de Gobierno la seguridad depende de la Casa Militar, a cargo del coronel Alejandro Guglielmi. El viernes se había visto a integrantes del Regimiento de Granaderos con uniformes de combate y utilizando armas largas en los accesos, patios y pasillos de uso común, desde antes de la reunión de Gabinete Nacional a la que se había convocado de urgencia tras el atentado a CFK en su domicilio de Juncal y Uruguay. Pero esa medida no se repitió.
Sin embargo, la seguridad del Presidente y de los demás integrantes del Gabinete mantiene las alertas encendidas. Aunque muchos de los más altos funcionarios son reticentes a utilizar una custodia permanente, en la Rosada se resalta que es necesaria mayor cautela y precaución en sus apariciones públicas. “Hay que ser más prudentes después de lo que pasó con Cristina”, recalcó una fuente ligada a uno de los ministros.
Se recordaba que tras una agresión que sufrieron Alberto Fernández y su comitiva en marzo de 2021 en Lago Puelo, Chubut, habían surgido cuestionamientos y dudas sobre la seguridad presidencial. Sin embargo, en los días posteriores, sus colaboradores resaltaron la necesidad de “seguir cerca de la gente”. Y el Presidente siguió moviéndose del mismo modo, saliéndose incluso de los protocolos establecidos por quienes se encargan de su custodia.
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