Aunque falta para decirlo formalmente en el expediente, no parece haber ninguna duda sobre la autoría de Fernando Sabag Montiel del intento de asesinato de Cristina Kirchner. Lo vieron gatillando en la cara de la Vicepresidenta, lo vieron tirar el arma, lo atraparon militantes kirchneristas a los pocos metros cuando intentaba irse. Lo que no está tan claro es por qué tomó esa decisión. Y en eso están por estas horas la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, a cargo de la investigación; esperando que esas respuestas surjan del análisis del celular Samsung que se le secuestró, que aún no se pudo abrir porque quedó bloqueado. Un dato desconcertante: apareció el mensaje “reseateado de fábrica”.
Eso es lo que concentra por estas horas la atención de los investigadores: el teléfono fue secuestrado el mismo jueves en el momento de la detención, hubo distintos intentos de la Policía Federal para intentar desbloquear el celular y no se pudo; y luego la Policía de Seguridad Aeroportuaria fue convocada a abrirlo. Ahí se detectó el alerta de “resetado de fábrica”. Hoy, domingo, los investigadores esperaban la declaración de los técnicos que tuvieron acceso al teléfono, con el aval del juzgado. Confían en que la información del celular pueda ser recuperada. Por ahora, el teléfono sigue bloqueado. Sí se pudo extraer el contenido de la tarjeta SIM, que tiene contactos de teléfono e imágenes.
El otro punto de análisis son las computadoras del detenido y de las cámaras de seguridad que hay en la esquina de Juncal y Uruguay -en donde vive CFK-, y en todos sus alrededores. Pero además, los investigadores pidieron las entradas y salidas de todas las llamadas que se activaron en la zona. Buscan saber si Sabag Montiel habló o se reunió con alguien en los minutos previos al ataque para determinar si actuó solo o por orden o en coordinación con alguien más. Así lo revelaron a Infobae fuentes de la investigación, en donde el viernes declaró Cristina Kirchner como testigo. La Vicepresidenta no se dio cuenta de que la habían querido matar. Pero también aseguró que no había recibido amenazas previas a ese episodio que le hicieran pensar que pudiera temer por su vida, detallaron las fuentes.
El dato es importante, pero sobre todo teniendo en cuenta que en el marco de esta causa no solo está bajo la lupa el ataque que llevó adelante Sabag Montiel. Los investigadores deben determinar si los custodios debían proteger a la vicepresidenta incurrieron en un delito, al violar los deberes de cuidado. Por lo pronto, al menos cinco custodios declararon entre la madrugada y la mañana del viernes en tribunales en calidad de testigos. Eso no quiere decir que no puedan convertirse, con el correr de la investigación, en imputados.
En declaraciones periodísticas, el interventor de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Agustín Rossi, afirmó que no falló la custodia de la Vicepresidenta y reveló que desde el Gobierno no tenían “ninguna alerta” sobre Sabag Montiel. Lo definió como un “lobo solitario, alguien que por sí mismo armó todo sin demasiada logística”.
Según Rossi, había “aumentado la custodia” de la Vicepresidenta luego de los incidentes ocurridos hace una semana, cuando se armó la polémica por las vallas que había instalado el Gobierno porteño en Recoleta por los inconvenientes generados por la presencia de militantes kirchneristas tras el pedido de condena de la vicepresidenta, a 12 años de prisión, que formuló el lunes 23 de agosto el fiscal Diego Luciani.
”Por la información que tengo y lo que se pudo rastrear de las redes, el atacante aparece con una carga simbólica neonazi, pero no aparece algo que pueda inferir que estaba predispuesto a hacer un ataque a nadie, y menos aún a la Vicepresidenta”, afirmó Rossi. Dentro del oficialismo rechazan esa versión: “Escuchamos que algunos dicen ‘fue un loquito suelto’... ¿qué loquito suelto?”, llegó a decir el gobernador Axel Kicillof.
Si es un “loquito” o un “lobo solitario”, es lo que debe determinar la Justicia. Por lo pronto, los informes del médico legista indican que el acusado está ubicado en “tiempo y espacio”. Habló con su defensor oficial, Juan Martin Hermida, a última hora de la tarde del viernes, y luego ante la jueza Capuchetti y el fiscal Rívolo les informó que por ahora no iba a declarar. Dijo que lo haría más adelante. Hablaba tranquilo.
Lo único que dijo, cuando le preguntaron, es que el ojo morado que tenía lo había recibido de militantes kirchneristas en el momento de su detención, y dejó a salvo las sospechas sobre si eso podía haber sido realizado por los hombres de las fuerzas de seguridad. Un detalle: las versiones que señalaban que Sabag Montiel había reconocido ser el dueño del arma que gatilló contra la vicepresidenta fueron desmentidas ante Infobae por diferentes fuentes. “Se negó a declarar”, insistieron.
Los investigadores ordenaron reconstruir un perfil del acusado en sus redes sociales, donde se lo ve en fotos con Zulma Lobato y o la cantante de cumbia “La Chabona”. Muchas de esas fotos se viralizaron apenas se conoció el nombre del detenido.
En sus cuentas, Sabag Montiel mostraba sus tatuajes. Precisamente, uno de esos tatuajes se convirtió en un nuevo indicio en su contra. Del cotejo de imágenes realizado por los peritos de la División Individualización Criminal de la Superintendencia de la Policía Federal Argentina (PFA) entre fotografías de los tatuajes del detenido y los videos donde se observa el momento del ataque, se confirmó que la “cruz de hierro” que Sabag Montiel tiene en su mano izquierda es el mismo que aparece en las imágenes de la mano que apunta a Cristina Kirchner, según informó la agencia Télam.
Según se añadió, la pistola calibre .32 con la que se quiso matar a la expresidenta pertenecía a un vecino del imputado que falleció en 2021. No está claro cómo la obtuvo: si se la había pedido prestada o si se la robó. Una versión indicaba que hace un tiempo le había pedido prestada el arma a un amigo, pero no se la había querido dar porque era “un loquito”. Precisamente, algunos de sus amigos y su novia son los protagonistas hoy de las coberturas periodísticas para intentar descifrar qué hubo detrás del intento de homicidio de Cristina Kirchner.
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