A casi 72 horas del intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, la jueza María Eugenia Capuchetti pidió al ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, informes sobre cómo debe ser el protocolo de seguridad para garantizar la seguridad de funcionarios. También le solicitó saber si se iniciaron actuaciones internas sobre el desempeño de los policías en ese momento.
La actuación de los custodios quedó bajo la lupa desde el primer momento: está claro que hay un acusado, detenido por el intento de homicidio, pero se busca saber si los custodios actuaron como debían cuando el imputado le puso un arma en la cara a la vicepresidenta, indicaron fuentes judiciales.
Durante la madrugada del viernes, declararon varios de los custodios que estuvieron esa noche en el momento de los hechos. Lo hicieron como testigos, aunque eso no quiere decir que en algún momento alguno pueda convertirse en imputado. Esa madrugada, en tribunales, junto al viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, también estuvo presente Daniel Carbone, jefe de custodia de Cristina Kirchner, que no estuvo en el momento del ataque porque no era su turno.
El intento de magnicidio a Cristina Kirchner fue sobre las 21 del pasado jueves cuando llegaba a su casa, en el quinto piso del edificio de Juncal y Uruguay en el barrio de Recoleta. El lugar se había convertido durante los días previos en una suerte de meca para el militante kirchnerista, luego del pedido del fiscal Diego Luciani de condenar a 12 años de prisión a la Vicepresidenta por los delitos de asociación ilícita y defraudación al Estado y sobre todo después de los incidentes que ocurrieron el último sábado de agosto cuando el Gobierno de la Ciudad decidió poner vallas en la zona por la protestas de vecinos. En medio de esa polémica que no estuvo exenta de incidentes entre los manifestantes y la policía, con el diputado Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta, como uno de los protagonistas, la Policía Federal reforzó su custodia en la zona, mientras un fallo de la justicia porteña le ordenaba a la Policía de la Ciudad retirarse.
Lo cierto es que el escenario cambió por completo en la noche del jueves con el arma que le puso en la cabeza de Cristina Kirchner el detenido Fernando André Sabag Montiel, nacido en Brasil y nacionalizado argentino. El hombre ahora está detenido, se negó a declarar y se espera poder recuperar la información de su teléfono celular, que en principio esta bloqueado y en donde apareció el mensaje “reseteado de fábrica”.
Los investigadores analizan las cámaras de seguridad de la zona, tanto las del Gobierno de la Ciudad como la de negocios privados y edificios. También de la que retrataron los canales de televisión que estaban allí. De ahí no solo puede aparecer detalles de los movimientos previos de Sabag Montiel. También podría servir para mirar el accionar de los custodios.
De lo que se desprende de las imágenes de celulares y de los periodistas, ningún custodio parece haber advertido lo que había sucedido. La propia Cristina Kirchner dijo que no se dio cuenta. Se agachó para agarrar un libro que se había caído. Se quedó saludando a los militantes varios minutos más después de que Sabag Montiel le apuntara, se intentara ir de la escena, tras descartar el arma y ser detenido por simpatizantes de la vicepresidenta.
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