No parecían del mismo partido sino enemigos de fuerzas políticas distintas. El almuerzo del PRO en el que se rompió la tregua entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich dejará secuelas. Será casi imposible evitar nuevos enfrentamientos. Y quedó en claro que no hay mediadores que amortigüen los golpes: ayer, Mauricio Macri apeló a la neutralidad en lugar de frenar la pelea.
¿La llamativa actitud del ex presidente habrá sido un indicio de que competirá por la Presidencia en 2023? Algunos dirigentes interpretaron que su pasividad mientras Larreta y Bullrich se sacaban chispas delante de todos obedece a que no le interesa pacificar esa relación sino dejar que se desgasten y así tener despejado su propio camino para intentar el regreso a la Casa Rosada.
Fue acaso la única especulación que quedó tras la comida de los líderes del PRO en la Costanera. El resto no fueron especulaciones sino datos concretos sobre el pensamiento tan disímil de dos de los presidenciables del espacio y del ánimo de no consensuar sus ideas sino de afianzar las propias.
“Tenemos que ponernos de acuerdo y si vamos a criticarnos porque estamos en campaña, reconocerlo, pero daña a todo el espacio. Lo tuyo, Patricia, fue oportunismo electoral”, fue una de las primeras frases de Rodríguez Larreta para recriminarle a Bullrich los cuestionamientos por el operativo de seguridad ante la casa de Cristina Kirchner. “Lo mío no es campaña, Horacio, sino coherencia porque digo lo mismo desde 2016 e incluso antes”, le contestó la jefa del PRO.
Así, la tensión se instaló de entrada, mucho antes de que llegaran la carne a la parrilla y las ensaladas que pidieron los 11 dirigentes que se instalaron en un salón privado del restaurante. Pero no fue el único cruce del mediodía. Cuando Larreta insistió en que hay que “evitar un discurso de campaña”, Bullrich le contestó: “Bueno, entonces cortá la campaña que estás haciendo”.
Macri, casi como un imparcial comentarista televisivo, se limitó a destacar que cada uno tenía razones para defender sus posturas porque “Horacio afronta la gestión y debe dialogar, mientras que Patricia piensa distinto y es firme en sus convicciones”.
“Yo soy firme, Mauricio, y lo de Patricia es electoralista”, bramó el jefe de Gobierno. “Lo que estás haciendo hace mierda nuestro voto en la Ciudad”, respondió la titular del PRO. “Y nunca hablé mal de vos”, agregó Larreta. Bullrich replicó: “Pero mandaste a toda tu gente a atacarme”.
A esa altura de la encendida pelea, tanto María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo, ex aliados del larretismo y hoy alineados con Macri, defendieron al alcalde porteño: el jefe del bloque de diputados del PRO destacó que hay que dejar que quien gobierna tome las decisiones que considera necesarias porque nadie desde afuera conoce los detalles que están en juego.
Otro tramo áspero del almuerzo se produjo cuando Bullrich le reprochó a Larreta haberle pedido el apoyo ante los incidentes que estaban produciendo el sábado en Recoleta y luego haber negociado con funcionarios del kirchnerismo. “Convocaste para una cosa e hiciste otra. Si es así, hacete cargo de lo que decidís”, protestó la líder del PRO. El jefe de Gobierno se quejó de la forma en que las críticas debilitan a toda la oposición frente a la embestida de Cristina Kirchner. “Nosotros tenemos que gobernar y es mucho más fácil opinar desde afuera”, sostuvo mirando fijo a su rival interna.
Más caliente se puso el ambiente luego de que alguien reveló que en la reunión del sábado pasado entre funcionarios de los gobiernos nacional y porteño, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, amenazó que “si meten presa a Cristina, vamos a incendiar todo”. Allí estuvieron, por la Ciudad, Jorge Macri, ministro de Gobierno, y Marcelo D’Alessandro, ministro de Seguridad. “¿Cómo se podés guardar algo tan grave que dijo el ministro del Interior?”, le echó en cara Bullrich al primo del ex presidente. “Hubo una decisión de no empeorar el clima en la calle”, fue la explicación.
Fue allí cuando Rodríguez Larreta insistió en que “se puede ser firme y, a la vez, dialogar”. Bullrich lo cortó: “¿Otra vez vas a dialogar con esta gente, que te cagó con la coparticipación, con la policía, con los impuestos?”. “No voy a incentivar la confrontación”, argumentó el jefe de Gobierno.
Más de uno salió indigestado del almuerzo. El futuro de la convivencia en el PRO se torna incierto luego del encuentro que tendría que haber servido para pacificar a Rodríguez Larreta y Bullrich y que terminó con una ratificación de las posiciones de cada uno, sin mediadores y, peor aún, sin un claro mensaje de apoyo de los máximos referentes del partido al jefe de Gobierno.
Después de todo, Larreta es el único gobernador del PRO en los 24 distritos del país y Bullrich, la presidenta del partido que no cumplió un rol institucional ni de líder que contiene a todos los matices internos. Con o sin intención, además, rozó a Macri con sus críticas: ¿de qué otra forma interpretar su advertencia de que no quiere que “la gente empiece a decir ‘voy a votar a Juntos por el Cambio, pero van a ser tan debiluchos que les va a pasar lo mismo, los van a sacar”?
Rodríguez Larreta, curiosamente, encontró otra vez el apoyo que esquivó su propio partido en la mesa porteña de Juntos por el Cambio, con cuyos integrantes se reunió en el Centro Cultural Recoleta tras el almuerzo en la Costanera. Allí, nadie mencionó a Bullrich ni aludió a sus críticas al gobierno de la Ciudad. Como si fuera una rival innombrable y no alguien del mismo espacio. Cristina Kirchner no fue la única que le declaró la guerra a Juntos por el Cambio para impedirle ganar las elecciones de 2023. ¿También lo hicieron sin querer los máximos líderes del PRO?
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