“La pelea en Juntos por el Cambio no tiene que ver con definir un candidato entre el PRO, el radicalismo o la Coalición Cívica, sino entre quienes quieren administrar el status quo y quienes vamos por un cambio profundo”. Mauricio Macri, más “halcón” que nunca, habló en esos términos durante un Zoom con empresarios y profesionales de todo el país que se hizo anteayer: lo que les llamó la atención a todos fue que se incluyó entre los candidatos que apuestan a un cambio profundo. ¿Fue la primera e incipiente señal de que finalmente decidió buscar su “segundo tiempo”?
La reunión virtual fue organizada por el G25, la fundación del ex senador Esteban Bullrich y del ex ministro Guillermo Dietrich para reclutar gente del sector privado que quiere involucrarse en la esfera gubernamental, y allí el ex presidente vaticinó que los argentinos “van a saber distinguir en las elecciones entre los que están convencidos del cambio y los que lo declaman, pero no lo van a aplicar, y por eso los que queremos un cambio profundo vamos a ganar por escándalo”.
Cuando algunos intuyeron a quiénes se estaba refiriendo, Macri pareció ir más allá con una queja contra “los que hicieron parricidio y ahora me invitan a hacer recorridas en sus territorios”.
También hubo espacio para la autocrítica: volvió a lamentarse por haber incurrido en el “buenismo” durante su gobierno “con los Grabois y los Movimientos Evita de la vida”. Y agregó: “Creímos que con los gobernadores del PJ íbamos a poder hacer una transformación profunda y nos equivocamos”.
Enseguida, el ex mandatario detalló el “orden” que deberían tener las prioridades de la dirigencia de Juntos por el Cambio ante la etapa que viene: “Primero, las ideas; luego los nombres de quienes las lideran y, por último, el consenso para llevarlas adelante”.
Este Macri indomable es el mismo que hizo un sugestivo silencio ante las acusaciones de Elisa Carrió que dejaron al borde de un estado de nervios a todo Juntos por el Cambio y que estará presente el miércoles próximo cuando los miembros de la Mesa Nacional de JxC se vean las caras de nuevo.
El lugar elegido para reencontrarse no es precisamente un símbolo de paz: la sede del Sindicato de Gastronómicos Capital, en Salta al 1300, grafica la feroz pelea entre los gremialistas Luis Barrionuevo y Dante Camaño por el poder de esa seccional clave. ¿Será el mejor sitio para que la coalición opositora ensaye una foto de unidad luego del clima de guerra que desató Carrió?
La mayoría de los referentes opositores no intercambió mensajes ni llamados desde hace una semana y coincide en que seguramente lo hará entre el lunes y martes para acordar la agenda de temas por abordar en la reunión. “La estrategia fue dejar que pase el tiempo”, admitió uno de ellos.
La jefa del PRO, Patricia Bullrich, la primera en contestarle a Carrió, pareció ponerse en una postura menos reactiva hacia sus acusaciones cuando dijo: “Si hay gente que no tiene que estar en Juntos en el Cambio, se discutirá, se hablará y lo analizaremos. Yo no le tengo miedo a la verdad”.
En JxC no hay ánimo de profundizar la pelea, hasta tal punto de que un importante dirigente analiza proponer a sus pares de coalición que en el encuentro no se hable del “efecto Carrió”. ¿Será posible silenciar el debate interno sobre acusaciones que tiñeron de sospechas a varios dirigentes?
Nadie sabe bien qué hacer. Sobre todo porque nadie puede garantizar que la fundadora de la Coalición Cívica (CC) no hable de nuevo y haga tambalear cualquier tregua que se pacte.
Hasta existen afectos que se pusieron en riesgo por los dichos de Carrió: es difícil que la ex diputada chaqueña indulte a su querida amiga María Eugenia Vidal luego de la foto que buscó sacarse junto con Rogelio Frigerio (objeto de lamentables acusaciones personales) como gesto de respaldo.
Mientras, en un encuentro realizado en el Instituto Hannahj Arendt, la plana mayor de la CC, presidida por Maximiliano Ferraro, se alineó con una definición de Macri: “Somos herramienta de cambio, no del mantenimiento del status quo”, concluyeron luego de destacar su compromiso de “mantener unido” a JxC. Aunque advirtieron: “Esta misión no es incompatible con la consolidación de un Juntos por el Cambio que abrace los más altos valores de la sociedad argentina, que son la república, la verdad, la transparencia, la austeridad y la lucha contra la corrupción y la impunidad”.
En otro concepto que le encantaría a Macri, los leales a Carrió señalaron que “es imprescindible construir una legitimidad propia para evitar toda tentación de alquilarle la gobernabilidad al PJ, una gobernabilidad cada vez más ineficaz y asentada sobre estructuras de poder anquilosadas y sostenidas por la corrupción, la mentira, el corporativismo y el uso de los pobres”.
“No tenemos que volvernos una maquinaria electoral al servicio del mantenimiento del status quo”, afirmaron los dirigentes de la CC. ¿A quiénes les estaban hablando en concreto?
La firme postura de la Coalición Cívica permite prever nuevos cortocircuitos con sus socios de la coalición. Sobre todo porque en la próxima reunión de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio podría plantearse un tema ríspido: la designación del titular del interbloque de Diputados, un cargo vacante desde diciembre pasado justamente porque Carrió vetó el nombre de Cristian Ritondo. Y ahora volvió a embestir contra el jefe de los diputados del PRO.
El puesto le correspondería a quien tenga mayor cantidad de diputados, es decir, al PRO, que ya ratificó que su jefe de bancada debería ponerse al frente también del interbloque. La definición se había postergado para impedir un enfrentamiento. Ahora están ante un callejón sin salida.
La misma encrucijada, o más complicada todavía, se presenta para Juntos por el Cambio ante el debate en la Cámara de Diputados del Consenso Fiscal, proyecto que gran parte de los legisladores de la UCR votó a favor en el Senado, mientras que los del PRO lo hicieron en contra.
Para el partido presidido por Bullrich, la iniciativa es “un aumento de impuestos encubierto que perjudicará a la producción y a la creación de trabajo genuino”. Los tres gobernadores que pertenecen al radicalismo justifican su apoyo al proyecto del Poder Ejecutivo: les permitiría compensar un eventual recorte de las transferencias del gobierno nacional a las provincias para controlar el déficit y, a la vez, garantiza el cobro de fondos adeudados por la Nación.
¿Será el Consenso Fiscal el nuevo motivo para agrandar la grieta opositora? A diferencia de lo ocurrido con las declaraciones de Carrió, con este tema será difícil pactar el silencio. Después de todo, quizá sea apropiado que el escenario de la próxima reunión de JxC sea un gremio signado por una pelea interminable: los miembros de Juntos por el Cambio se van a sentir como en su casa.
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