La CGT mostró todo el poder de su aparato de movilización en un día gris y frío sobre la ciudad de Buenos Aires. Mientras el presidente Alberto Fernández daba un discurso en Chilecito, La Rioja, para conmemorar que se cumplían hoy 172 de la muerte de José de San Martín, el sindicalismo y varias de las organizaciones sociales marcharon en protesta al Congreso Nacional y provocaron una parálisis total del centro porteño, con decenas de calles cortadas en un amplio radio.
Con el microcentro casi totalmente vallado, los gremios eligieron distintos puntos de encuentro y desde muy temprano, entre las 8 y las 9 de la mañana, ya se podían observar sobre la avenida 9 de julio a más de 30 micros de larga distancia que trasladaron a los manifestantes desde distintas provincias y pueblos del Interior hacia la Ciudad de Buenos Aires. También se podía apreciar lo mismo sobre las avenidas San Juan -cerca de Plaza Constitución-, Belgrano y de Mayo.
El de Camioneros, con Pablo Moyano a la cabeza, se instaló cerca del ministerio de Desarrollo Social en Belgrano y la 9 de julio y cruzaron un camión de gaseosas que sirvió de improvisado escenario. Con numerosos puestos de comida alrededor (el sandwich de bondiola se vendía a $800, la hamburguesa a $600 y el choripán a $400; una gaseosa se conseguía entre 200 y 300 pesos) fueron sumándose columnas de todos los puntos del país. En medio de la multitud, donde fue común ver a muchos trabajadores tomando fernet con coca en botellas de plástico cortadas al medio, se destacaba una enorme bandera con letras gigantes del sector Aguas y Gaseosas con un retrato dibujado de Hugo Moyano, líder de ese sindicato.
También los pasacalles de los distintos sindicatos, el ruido de bombos, redoblantes y trompetas, complementadas con mucha pirotecnia se adueñaron de la escena mientras Pablo Moyano reclamaba al Presidente mayor firmeza para frenar la inflación y mejorar los salarios. ”Alberto, poné lo que tenés que poner ante los especuladores. No podemos seguir con estos niveles de inflación. Sentá a estos tipos, poné las multas que tengas que poner que los trabajadores te vamos a bancar. Sacá ese bono o la suma fija para los trabajadores que no llegan a fin de mes y mantené las paritarias libres; que la asignación llegue a todos los trabajadores”, pidió.
A unas pocas cuadras, su hermano Facundo Moyano, del Sindicato Unico de Trabajadores de Peajes (SUTPA), también se mostró duro con el jefe de Estado. “El modelo actual del Gobierno de Alberto Fernández es ‘hacemos lo que podemos’ “La inflación la tiene que contener el Gobierno, es su obligación, no le podemos echar la culpa solo a los formadores de precios”, sostuvo en una entrevista radial.
El punto de mayor concentración fue en 9 de julio y avenida de Mayo. Ahí convivieron un largo rato, entre el ensordecedor ruido de las bombas de estruendo, una gran columna de Luz y Fuerza (se veían banderas de Rufino, Jujuy, Salta, Rafaela, Río Cuarto y Concepción del Uruguay, entre otras), con otras muy numerosas de la agrupación Somos Barrios de Pie, del Movimiento Evita, de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), de la Corriente Clasista y Combativa, del Frente Darío Santillán, del sindicato de Aeronavegantes y de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
El Metrobus siguió funcionando casi hasta las 11, pero luego quedó cortado, igual que el servicio de subtes de las líneas C. La línea A solo circuló entre Plaza Miserere y San Pedrito. Los bancos atendieron al público solamente una hora porque la Asociación Bancaria decidió movilizar a sus afiliados a partir de las 11. También las avenidas Entre Ríos y Callao hasta cerca de las 14.30 permanecían abiertas a la circulación.
En la Plaza de los Dos Congresos se lo pudo ver al dirigente Luis D’Elía al frente de una columna de su partido MILES. En Rivadavia al 1700 la CGT colocó un arco inflable, similar al que se utiliza en las maratones como bienvenida a los manifestantes. Allí estaba estampado el logo de la central obrera y la leyenda “Primero, la patria”, el principal eslogan convocante de esta marcha. Sonaban en los parlantes varios temas de rock nacional. Y el monumento central de la plaza estaba vallado totalmente porque el gobierno porteño dispuso “su puesta en valor” con algunas reformas.
Entre las columnas se escucharon pocas consignas. El avance fue ordenado y pacífico, mientras la mayoría de los negocios de la zona cerraba sus puertas. Varios globos gigantes identificaban a cada sindicato. Sobre uno de los flancos de la plaza, uno del Sindicato de Aceiteros y Desmotadores, tenía una leyenda crítica hacia el Gobierno. “Huelga general por los derechos de las y los trabajadores”, decía en uno de sus costados.
A las 15, con los dirigentes de la CGT al frente, la principal columna se dirigió al Congreso.
La CGT protesta en la calle -por primera vez durante la presidencia de Alberto Fernández- contra una “inflación que ha alcanzado niveles intolerables y que pulveriza el poder de compra de todos los trabajadores”, pero curiosamente no lo hará responsable al Gobierno, que maneja la economía desde diciembre de 2019, sino a “los grandes formadores de precios que remarcan el valor de los productos esenciales para mejorar los márgenes de ganancias”. No habrá escenario ni oradores. Sólo se leerá el documento de la CGT y luego finalizará la protesta.
Los manifestantes van a coincidir con otra marcha, a la que convocó la izquierda, en la Plaza de Mayo por la tarde, que piden la implementación del Salario Básico Universal y que los trabajadores más precarizados reciban un bono de $ 20 mil pesos. Hubo contactos desde la CGT con los referentes de la Unidad Piquetera para consensuar los horarios y el recorrido de sus militantes con el objetivo de que no se crucen y de que no se produzcan enfrentamientos. Habrá una conferencia de prensa a las 17 en el edificio de la Unión de Empleados de la Justicia Nacional donde evaluarán los resultados.
FOTOS: Franco Fafasuli
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