“Aunque me vaya del país o me muera, hay algo que no va a cambiar porque es una verdad escrita en la piedra: demostramos que bloquear es un delito. La mafia sindical no va a poder seguir engañando trabajadores para mandarlos a cometer delitos en empresas. La mayor parte de las veces son engañados y el sindicato les hace creer que están defendiendo derechos laborales, pero no es cierto. Bloquear se volvió un modus operandi y ha hecho un desastre en la economía del país, pero se va a terminar porque el empresario se cansó de las extorsiones y no tiene más miedo. La ley nos asiste”.
Quien habla es Verónica Razzini, la empresaria que fue amenazada y cuyo negocio en Rosario recibió 3 disparos en su fachada el domingo pasado, poco antes de que comience el juicio oral en el que están imputados 4 de los activistas que bloquearon sus locales durante 90 días en 2020, con agresiones e intimidaciones hasta con armas de fuego, y que pertenecen al Sindicato de Camioneros de Santa Fe, liderado por Sergio Aladio, opositor de la conducción nacional de Hugo Moyano.
En diálogo con Infobae, admitió que tiene miedo luego de los balazos que recibió su empresa y la nota que dejaron en la puerta con un mensaje amenazante (”Retirá la denuncia porque no abrí (sic) nunca más. Att. Camioneros”), aunque de alguna forma lo relativizó: “No podés vivir en Rosario y no tener miedo. Lo que están haciendo acá es un desastre. Tienen que hacer algo para ayudar a nuestra ciudad porque la están desangrando. A mí me balearon y no tenían móviles para venir”.
Esta mujer valiente no sólo está al frente del Grupo Razzini con sus dos hermanos, que expandieron la empresa de distribución de materiales de construcción que había sido fundada por su abuelo en la ciudad de Rosario hace 60 años y manejada luego por su padre. En 2021, el bloqueo que sufrió durante tres meses la llevó a fundar, con el impulso de la abogada Florencia Arietto, el Movimiento Empresarial Anti Bloqueos (MEAB) que desde entonces ayuda y asesora a pymes afectadas por las protestas sindicales extorsivas.
— ¿Cómo se enteró del ataque contra su empresa?
— El domingo a la noche estaba en casa, tranquila y recibo una llamada de mi hermano que me dice que habían baleado el local y que habían dejado una nota. Mi prima, que vive arriba del negocio, había escuchado los tiros y dijo que parecía que habían disparado en su casa. Salí corriendo para allá con mi hermano y cuando llegamos estaba la policía. Me entregaron una nota que estaba en el piso. Aparentemente la quisieron pasar por debajo de la puerta y no pudieron. Nos quedamos esperando a la gente de Balística para hacer las pericias y después de un par de tres horas volví a casa. Al otro día buscamos las filmaciones en las cámaras de seguridad de la empresa.
— ¿Qué se ve en las filmaciones?
— Se ve todo perfectamente. Un rato antes pasan caminando y se quedan mirando el local. Uno efectuó los disparos, pero hay dos más que estuvieron merodeando. Un auto se queda en la esquina y hay una camioneta que pensamos que también participó. No se ven las patentes, pero creo que de las cámaras de otros vecinos de la cuadra se pueden llegar a identificar.
— ¿Cómo se siente ahora, pocos días después del atentado?
— El lunes estuve todo el día declarando ante la Justicia. No había dormido en toda la noche. Se tornó complicado porque es muy fuerte ver esos disparos en la puerta de la empresa. Pensás en tu familia, en la gente que te acompaña y que trabaja con vos todos los días. Uno se pregunta: ¿Por qué tenemos que soportar esto? ¿Por qué nos rodea tanta gente jodida?
— ¿En los días anteriores había tenido alguna amenaza antes de este ataque?
— No, ninguna. Hace algunos días habíamos recibido la notificación de la audiencia previa al juicio oral de nuestra causa por el bloqueo, que estaba prevista para el 9 de agosto. Ahora, con los hechos del domingo, tomamos la decisión de presentarnos como querellantes. por lo cual la audiencia se va a demorar unos días más. La idea es darle herramientas al fiscal para pedir penas más severas porque ya la gravedad de la situación lo amerita. Hasta ahora era un bloqueo y el hostigamiento del sindicato durante 3 meses, pero ya estamos hablando de disparos en la puerta de nuestra empresa. Los responsables tienen que cumplir la pena que corresponde. Esto es gravísimo y queremos que todo esto que tuvimos que atravesar, que es terrible, no le suceda a otra empresa.
— ¿Están seguros que los disparos provienen de alguien del sindicato?
— No lo sabemos, pero por lo menos hay una intención marcada de entorpecer el juicio. Se manejan varias hipótesis. No sé si será casualidad o no, pero el lunes balearon a la empresa La Virginia, que había sido bloqueada por el Sindicato de Camioneros y que terminó con la detención de 19 personas. En ese bloqueo, desde el MEAB intervenimos dándole a la empresa el protocolo de cómo tenían que actuar. Uno de los detenidos en el caso de La Virginia era uno de mis empleados. No sé si hay un hilo conductor, pero confiamos en la Justicia, como lo hicimos desde el día 1. Van a hacer algo para que eso no siga pasando porque es imposible trabajar así.
— ¿Siente que tiene fuerza para seguir?
— Voy a seguir adelante con esto, siempre desde mi lugar respetuoso y humilde. Se creó el MEAB y las empresas dijeron basta. Esto no tiene vuelta atrás. Los empresarios estamos hartos de vivir bajo extorsiones. Hace 20 años que esto está pasando y no lo vamos a permitir más porque ahora hay otro camino y hay mucha gente para acompañarnos. Aunque me vaya del país o me muera, hay algo que no va a cambiar porque es una verdad escrita en la piedra: demostramos que bloquear es un delito. La mafia sindical no va a poder seguir engañando trabajadores para mandarlos a cometer delitos en empresas. La mayor parte de las veces son engañados y el sindicato les hace creer que están defendiendo derechos laborales, pero no es cierto. Bloquear se volvió un modus operandi y han hecho un desastre en la economía del país, pero se va a terminar porque el empresario se cansó de las extorsiones y no tiene más miedo. La ley nos asiste.
— En Santa Fe, al menos, la Justicia está actuando para frenar los bloqueos y condenar a sus responsables.
— La justicia está muy cuestionada, pero tenemos que revalorizarla porque muchos jueces y fiscales están actuando de buena manera, ponen todo, y tenemos que apoyarlos y creer en ellos porque estoy segura que esto va a cambiar si estamos todos juntos.
— ¿Siente miedo? ¿Le pusieron custodia policial?
— Sí, tengo custodia policial en la empresa. No voy a negar que tenemos miedo. Es que Rosario está muy complicada en este momento. No podés vivir en Rosario y no tener miedo. Lo que están haciendo acá es un desastre. Tienen que hacer algo para ayudar a nuestra ciudad porque la están desangrando. A mí me balearon y no tenían móviles para venir. Acá matan gente como si fueran moscas. Anoche mataron a un pibe de 13 años. En Rosario, dicen que contratar a alguien para matar a una persona cuesta 15.000 pesos. Es una locura y está totalmente naturalizado. Esa es la realidad con la que convivimos. Todo está desbordado.
— ¿Tuvo muchas expresiones de solidaridad luego del atentado?
— Muchísimas. Es un bálsamo en medio de todo esto el cariño de la gente, de mis colegas, muchos políticos, algunos funcionarios. Incluso de la Cámara Argentina de Comercio. Es diferente a cuando me tocó vivir el bloqueo, que atravesamos bastante solos.
— ¿Cómo está hoy el mapa de los bloqueos sindicales?
— Tenemos semanas con varios y semanas en las que no hay ninguno o que se desactivan en dos o tres horas. El poder de acción que hoy tiene MEAB es muchísimo mas efectivo que en otras ocasiones. Vamos creciendo y tenemos un 100% de eficacia. Realmente logramos destrabar los bloqueos porque tenemos muchas herramientas que hemos construido en este año desde la parte legal. Por suerte los medios nos acompañan. Antes éramos 15 personas. Hoy nos constituimos como asociación y vamos a tener nuestra personería jurídica.
— El MEAB surgió con 18 pymes y hasta hace poco ya llegaban a 122. ¿Cuántas empresas tienen hoy?
— No sé exactamente porque es mucha la cantidad que se ha sumado en las últimas tres semanas. Estamos incorporando muchas federaciones y cámaras, que agrupan a 30, 50 o 70 empresas. Incluso vamos a firmar un convenio con la Cámara Argentina de Comercio (CAC) para capacitar a los empresarios sobre sus derechos y darnos un apoyo mutuo. Es un espaldarazo muy importante porque revela la intención de comprometerse. Tenemos el apoyo de gente común que nos escribe y nos manda fotos de los bloqueos para que intervengamos. Cuando vemos estas reacciones nos damos cuenta de que estamos haciendo las cosas bien. Lamentablemente nos toca vivir esto en La Virginia o en mi empresa, pero también es como esa frase que dice: “Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”.
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