Este miércoles, a las 17 y en la Casa Rosada, Sergio Massa desembarcará definitivamente en el Poder Ejecutivo, luego de definir su equipo de trabajo y anunciarlo en forma de goteo, generando expectativa en el círculo de la política nacional donde conviven empresarios, sindicalistas, dirigentes sociales y políticos.
Massa conducirá el ministerio de Economía, Producción y Agricultura, este nuevo esquema que fue construido con el respaldo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, y que tiene como fin último que el líder del Frente Renovador concentre poder para tomar decisiones difíciles en el manejo de la economía doméstica. Massa tendrá el control de la gestión económica.
Hay dos sectores claves que aún no están bajo su órbita. El Banco Central seguirá en manos de Miguel Pesce, que resiste en su puesto con el respaldo del Presidente, pero la vicepresidencia del organismo tendrá el sello massista. En esa silla fue designado Lisandro Cleri, uno de los economistas más cercanos al nuevo ministro.
En tanto, hasta el momento, la Secretaría de Energía la maneja el kirchnerista Darío Martínez junto al camporista Federico Basualdo. Sin embargo, Martínez dejaría su puesto en las próximas horas. Si se concreta, sería un gesto de Cristina Kirchner a Massa, en el comienzo de la gestión. El líder del Frente Renovador tiene la intención de tener a su cargo esa área sensible del Gobierno que el kirchnerismo nunca quiso ceder.
Massa juntó, en menos de 24 horas, los gestos políticos de respaldo que le faltaban para comenzar su gestión en el súper ministerio. La Vicepresidenta lo recibió en su despacho en el Senado e hizo trascender la foto de ese encuentro. En tanto, Máximo Kirchner estuvo en el recinto en el momento que renunció a su banca en la Cámara de Diputados. Lo despidió con un abrazo.
El kirchnerismo le dio a Massa el respaldo público que le faltaba para darle comienzo a un nuevo tiempo de la gestión, donde su protagonismo marcará el pulso del Gobierno. No será un ministro de Economía más. En el peronismo tienen muy en claro que Massa encarna la última oportunidad del gobierno del Frente de Todos para enderezar la gestión.
Días atrás, Massa ya había obtenido el respaldo de la CGT y los gobernadores del PJ. Ese apoyo tuvo un guiño positivo para los mandatarios el martes a la mañana, cuando el ex presidente de la Cámara de Diputados informó, a través de sus redes sociales, que el actual ministro de Producción de Entre Ríos, Juan José Bahillo, había sido designado como nuevo Secretario de Agricultura.
Bahillo es un funcionario que responde al gobernador entrerriano, Gustavo Bordet, uno de los mandatarios que el jueves pasado, cuando se llevaron a cabo las reuniones finales para concretar el arribo de Massa al Palacio de Hacienda, manifestó en público la necesidad de que Alberto Fernández lo incluya en en el Gobierno.
Massa necesita una red de contención política que le dé estabilidad a su gestión y que respalde sus primeras acciones, que serán comunicadas este miércoles después de que Alberto Fernández le tome juramento.
Se esperan que algunas de ellas vayan en línea con su histórico planteo de alivio fiscal a los sectores que más dólares producen en el país, como el sector agropecuario. Serán anunciadas a las 19 en el ministerio de Economía.
En el campo están a la espera de un incentivo fiscal importante para liquidar las cosechas, además de seguir mirando de reojo la posibilidad de una devaluación. Desde el massismo se guardan el contenido final de las medidas para la tarde de hoy con el fin de generar una fuerte expectativa sobre la comunicación de las primeras decisiones de Massa.
Sin embargo, tal como reveló Infobae, las medidas tendrán foco en el orden fiscal, el fortalecimiento de las reservas y los incentivos para los sectores que Massa considera las “fábricas de dólares”.
El súper ministro tiene la necesidad de achicar la brecha cambiaria y generar un escenario que garantice el ingreso de dólares al país. En ese camino, la liquidación de granos del sector agropecuario es determinante. Además, se esperan medidas que tengan un correlato en el plan anti inflacionario del Gobierno, lo que es de mayor interés para la mayor parte de la sociedad.
Esta tarde, referentes de todos los sectores del peronismo estarán presentes en Balcarce 50. Esa imagen también será importante para el nuevo ministro, que inyectó una alta dosis de expectativa en el oficialismo, donde asumen con absoluta resignación que el futuro del Gobierno está completamente atado a sus decisiones.
“Pareciera que Sergio va a cumplir un rol similar al de un Primer Ministro. Va a tener ese poder. Alberto y Cristina lo tienen que acompañar. No hay margen para otra cosa”, aseguraron en una de las oficinas más importantes de la Casa Rosada sobre el nombramiento de Massa.
El fuerte movimiento político que hizo Alberto Fernández generó, puertas adentro del oficialismo, un cúmulo de interpretaciones negativas sobre su rol presidencial. En la mayoría de los sectores de la coalición asumen que Massa cautivó el poder de un Presidente aunque, en los hechos, sea un ministro. Un presidente virtual con una gran acumulación de poder.
Fernández, en tanto, bajó el perfil durante el fin de semana y en los últimos días se volcó a realizar algunos viajes de gestión. Estuvo en José C. Paz con el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y ayer en Catamarca con el gobernador Raúl Jalil.
La única expresión en público que hizo el Presidente sobre el arribo de Massa no fue con su nombre y apellido. El lunes por la tarde, durante la jura de Mercedes Marcó del Pont como nueva secretaria de Asuntos Estratégicos, habló del comienzo de una etapa distinta y destacó el acuerdo de los socios del Frente de Todos para el inicio de este nuevo tiempo de gestión.
Un importante dirigente social, muy cercano a la Casa Rosada, retrató el momento que atraviesa la coalición oficialista con la llegada de Massa y advirtió que tanto el Presidente como su compañera de fórmula están atados a la suerte del líder del Frente Renovador.
“Cristina se dio cuenta que había llegado a un punto de quiebre que perjudicaba a todos. Alberto llegó a un punto en el que perdió el poder y tiene que aceptar lo que venga. Los dos están pendientes de que Sergio pueda manejar la economía. Todos se dieron cuenta que estamos cerca del precipicio”, reflexionó.
Un funcionario nacional con acceso al despacho presidencial siguió esa misma teoría. “Nadie se puede desenganchar de este tren. O nos salvamos todos o nos caemos todos”, advirtió. En el oficialismo sobrevive la idea de que el peronismo debe afrontar este proceso sin grietas, porque si las medidas de Massa generan ruido interno, la efectividad de su aplicación puede quedar atrapada en la interna del Frente de Todos.
Massa ya diseño su hoja de ruta en el exterior y está armando una gira por Estados Unidos para buscar inversores, explicar su plan de acción en esta etapa de crisis que le toca gestionar y reforzar la credibilidad del Gobierno afuera del país. Unificar todo el discurso oficial ante inversores privados, el FMI y el Club de París.
Esa misión es importante, sobre todo después de que la semana pasada la ex ministra Silvina Batakis se reuniera con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, para explicarle su programa económico. Esa explicación se diluyó es escasas horas. Cuando Batakis se bajó del avión que la trajo a la Argentina, en el seno del Gobierno ya estaba decidido que Massa la iba a reemplazar.
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