Esteban “Gringo” Castro está marcado por la fe. Asegura que el primer santo que señaló su camino sin buscarlo fue San Cayetano. Patrono del pan y el trabajo, también es la localidad ubicada en el sur de la provincia de Buenos Aires, cerca del mar, donde nació un 6 de septiembre, hace 55 años. Es el secretario general de la poderosa Unión Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), la organización que nuclea a los principales movimientos sociales alineados en el Frente de Todos. Junto a Juan Grabois, y otros dirigentes barriales, salió a las calles para reclamar el Salario Básico Universal y denunciar “estigmatización” y “persecución política y judicial” sobre los espacios populares. El jueves, después de manifestarse por ese tema frente al Palacio de Tribunales, Castro fue recibido por Monseñor Oscar Ojea, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. La máxima expresión de la iglesia católica en el país. Antes, lo hizo con el presidente Alberto Fernández. De bajo perfil, hablar pausado y frases largas, Castro, dirigente del Movimiento Evita y referente de la organización Misioneros de Francisco, rompió el silencio y habló en medio de los cambios de gabinete y la llegada de Sergio Massa al área económica con poderes ampliados.
—¿Qué opina del desembarco del presidente de la Cámara de Diputados al Gabinete Nacional?
—Se viene reclamando un trabajo de mayor unidad dentro de la coalición de Gobierno. Pareciera que de esa unidad surge el nombre de Sergio Massa para la coordinación del ministerio de Economía teniendo bajo su orbita tanto lo productivo como lo agrario. En ese sentido parece auspicioso que haya unidad dentro de la coalición de gobierno y se pusieran de acuerdo en esto., opina el dirigente que milita a través de una profunda vinculación con la fe popular.
En la entrevista concedida a Infobae le pedirá al Poder Ejecutivo que tenga una mayor “vinculación con su pueblo”; reconocerá que “existe una preocupación general por la crisis política interna en el Frente de Todos” y admite que “cuando las organizaciones sociales desarrollan una estrategia de poder popular y se manifiesta en la calle, la tensión es inevitable.
Castro, desde la UTEP y con las principales organizaciones que la componen, como el Movimiento Evita, Misioneros de Francisco, Somos Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa, el Movimiento de Trabajadores Excluidos y, entre otras, el Frente Popular Darío Santillán; preparan una masiva marcha el 7 de agosto, día de San Cayetano. Será en apoyo al gobierno de Fernández, pero en reclamo de “paz, pan, tierra, techo y trabajo”. Los organizadores estiman reunir a medio millón de personas que marcharán desde la Iglesia de Liniers a Plaza de Mayo.
Castro, en cambio, peregrinada, a partir del 2 de agosto, desde la Basílica de Luján; le rezará a la virgen patrona de la Argentina, y marchará con el resto de las organizaciones populares a la histórica plaza. Con ese objetivo como horizonte, respondió a su estilo, cada una de las preguntas.
—¿Cree que surgirá un Presidente desde la economía popular?
—Por ahora no lo veo posible. Hace falta un debate más profundo en toda la sociedad sobre el rol de la economía popular en la economía del país.
—¿Por qué integrantes de la UTEP, como el Movimiento Evita, no salen a la calle como usted, y otras organizaciones, como el Movimiento de Trabajadores Excluidos, de Juan Grabois, para reclamar el Salario Básico Universal?
—La UTEP salió masivamente el 1 de mayo para expresar nuestro programa gremial, que está dentro del proyecto de ley de Tierra, Techo y Trabajo. Ese día estuvieron 300 mil personas en la avenida 9 de julio, y esto incluyó a todas las organizaciones. Sin dudas esto es una demostración de fuerza que tiene un impacto al poder interno del Frente de Todos, como en la oposición. A partir de ahí empezó a aumentar la estigmatización a los movimientos populares para ponernos a la defensiva. El Salario Básico Universal está dentro de la ley de las 3T (Tierra, Techo y Trabajo). Algunos compañeros, como el Movimiento de Trabajadores Excluidos, pusieron más énfasis en ese pedido. Entendiendo que existe una situación de emergencia para esa lucha, y otros compañeros, o movimientos, están construyendo el 7 de agosto, que esperamos sea una movilización federal, y más masiva que la anterior, y con una impronta muy vinculada a la producción agraria y de alimentos.
—El gobierno dice que no tiene fondos para gestionar el Salario Básico Universal. ¿Cómo se podría obtener esos fondos?
—Hasta donde sé, senadores del Frente de Todos están presentando un proyecto en ese sentido para más de cuatro millones de personas. Nosotros desde la UTEP damos la lucha gremial y creemos que existe un problema de concentración económica. No es que la plata no está. Sino que no llega por la transferencia de dinero a esos sectores más concentrados, como ocurrió en el gobierno de (Mauricio) Macri.
—Pero hoy gobierna el Frente de Todos.
Cuando llega un gobierno popular, esos recursos concentrados deben volver a los sectores populares. En la pandemia se logró. Hoy estamos en grandes dificultades para que se logre ese proceso de distribución. En general creo que debemos utilizar todas las estrategias para que los sectores concentrados de la economía sean los que más pongan. Para eso el gobierno debe tener una vinculación cada vez más fuerte, y profunda con su pueblo organizado, sea en los barrios, sindicatos o la economía popular, eso va a dar poder a al Gobierno para tomar las decisiones.
—¿Está preocupado por la situación social del país? ¿Qué ve, que vive en los barrios humildes?
—Existe una preocupación general por la crisis política interna del Frente de Todos. En estas últimas semanas notamos que existe una mayor coordinación, pero hubo una crisis muy grande. Desde mi mirada, esa crisis se traslada a lo económico. Estamos atravesando una puja de ingresos y esto genera conflictos. Nosotros, los trabajadores de la economía popular, construimos nuestra propia paritaria, y después está la paritaria de los trabajadores que están en la formalidad.
—Las últimas marchas de los piqueteros, y de ustedes, las organizaciones sociales vinculadas al Frente de Todos junto a los piqueteros, se vivieron con cierta tensión en el Gobierno.
—Es muy importante los procesos de organización popular, porque permiten, con menores recursos de los que se deberían destinar, que se generen mejores condiciones para la organización comunitaria. El problema que ven las distintas conducciones políticas es cuando esa organización desarrolla una estrategia de poder popular y se manifiesta en la calle. La tensión es inevitable. Vamos a seguir con esa organización popular y manifestarnos cuando la puja distributiva tiene que estar más a favor de lo que nosotros representamos.
—¿La economía popular es un nuevo actor social al que se le presta muy poca atención?
—Es una economía producto del descarte de los trabajadores y trabajadoras que no están en la formalidad, fundamentalmente a partir de la última dictadura militar para acá. En ese período hubo un proceso de organización popular y capacidad de los compañeros que desarrollaron estrategias que en algunos casos tienen raíces ancestrales. En un principio se llamaba de subsistencia, y que, a partir de construir un sindicato de la economía popular, como la UTEP, sus trabajadores y trabajadoras hoy tienen derechos que no tenían, pero que no son suficientes, y eso nos potencia como un actor político, social y económico. No es poca atención. Más bien genera tensión con los sectores que ven la salida en la relación tradicional capital y trabajo. Cuando hoy tenemos la mitad de la población que no tiene un patrón que lo contrate, ese que tiene el capital se concentró tanto que no existe quien nos contrate para trabajar. O se hace cargo el Estado, que es dificilísimo, o generamos nuestro propio trabajo y además defendemos nuestros derechos.
—¿Cuál es su principal diferencia con el gobierno de Alberto Fernández?
—El gobierno es una coalición que logra ganar al macrismo. Donde los sectores populares, sindicatos tradicionales y de la economía popular, hicieron un aporte a partir de la lucha para que el gobierno de Macri no llevara adelante un programa con reformas laborales, previsional e impositiva, que siguiera transfiriendo recursos a los sectores más concentrados de la economía. Esa lucha fue un gran aporte para la unidad que luego se logró en la política. Las diferencias son las que tenemos desde siempre. Sectores que logran tener votos, más vinculados a la política tradicional que respetamos, pero necesitamos una vinculación más fuerte entre los sectores populares y aquellos que ganaron elecciones. Necesitamos un ida y vuelta más profundo. Construir un nosotros más amplio. Que nos tengamos más confianza. Espacios para discutir. Eso no está. Sin ese desarrollo, las distancias son más grandes y parece que la relación política estuviera fragmentada. Aparece por un lado las ideas del gobierno y por otro lo que nosotros planteamos. Necesitamos un dialogo distinto.
—¿Por qué cree que existe una persecución a los movimientos populares? ¿Cree que comenzaron después de las palabras de Cristina de Kirchner cuando se refirió a la “tercerización” de los planes?
—Para mí no empieza con el planteo de Cristina. Se inicia a partir del Día del Trabajador donde instalamos un programa con nuestras reivindicaciones y una movilización muy masiva, que es imposible tapar. Lo vio el poder fáctico, que tiene sus medios de comunicación, lo vieron en la política.
—Por momentos lo escucho más como político que como…
—Somos un sector que crece en lo político, económico y social que crecemos en niveles de organización popular y barrial, que tenemos propuestas y de a poco estamos presentando ideas sobre proyecto de país, que están muy vinculados al arraigo en los pueblos de todo el país, a la repoblación y descomprimir los conurbanos de nuestro país, sobre todo el bonaerense, donde además tenemos un 7 y 8 por ciento de población rural.
—¿Y hoy lo ve posible?
—No es viable un país con las características que le marqué. Estamos en un lugar muy complejo, que es prácticamente la expulsión de los lugares donde nacimos hacia los distintos conurbanos y planteamos ante ello la vuelta al campo. Esto nos pone en un lugar de tensión. Esa estrategia la queremos desarrollar con más profundidad y con todos los sectores económicos, inclusive a los vinculados con la exportación y a la producción masiva de granos. Queremos discutir una propuesta de país vinculado al arraigo y la repoblación. Para eso aún no logramos interlocutores que empujemos todos del mismo carro.
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