No hubo político que no se haya conmovido con el discurso con el que Esteban Bullrich renunció a su banca de senador nacional el 9 de diciembre de 2021. Fueron 20 minutos inolvidables que lograron que opositores y oficialistas lo aplaudieran de pie y le pidieran que no dejara su cargo.
En sus últimas palabras como legislador, hizo una fuerte reivindicación del diálogo y de la búsqueda del consensos, y destacó que “el valor mas importante y a la vez mas escaso de la política argentina es la posibilidad de entender que los adversarios nunca son enemigos y que representan a una porción de los argentinos cuyos valores, intereses y deseos son tan atendibles como los de uno y que se puede dialogar, negociar y acordar sin relegar lo que uno es y lo que uno defiende”.
Siete meses después, Bullrich sigue siendo un ferviente militante antigrieta, aunque fue más efectivo como la figura que ayudó a concientizar a toda la sociedad argentina sobre lo que significa la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), la enfermedad que lo obligó a renunciar a su banca. En cambio, sus colegas activos de la política, esos mismos que se conmovieron hasta las lágrimas con su último discurso en el Senado, están encerrados en la lógica del desencuentro permanente.
Por eso en la entrevista con Infobae, realizada por escrito, el ex ministro de Educación fue contundente cuando respondió qué les diría hoy a sus colegas políticos: “Dejemos los egos y nuestra soberbia de lado, la solución a nuestros problemas no es compleja, sí demanda un cambio de actitud y foco. Humildad para pedir ayuda, templanza para mantener el nuevo rumbo contra la resistencia de los propios y coraje para tomar decisiones correctas, aunque no populares”.
Además, dio sus visiones sobre la crisis actual, Alberto Fernández, Cristina Kirchner y la interna de Juntos por el Cambio, donde consideró que la proliferación de candidatos enriquece al espacio, aunque, según destacó, “ahora debemos ponernos de acuerdo en para qué queremos volver a gobernar, cómo vamos a hacer lo que vamos a hacer y por qué somos la mejor opción”.
— ¿Cuál es su mirada sobre este momento de la Argentina, con una crisis política en el oficialismo y una crisis socioeconómica que se agrava?
— Con preocupación, obviamente. Siento que no logramos salir de la espiral de populismo y pobreza en la que entramos hace décadas. Lo triste es el tiempo que perdemos en discusiones y peleas vanas. Irónicamente, esa cuestión es la base de mi esperanza porque cuando nos demos cuenta, la salida será rápida, trabajosa y esforzada, pero de frutos precoces.
— A 7 meses de la renuncia a la banca, ¿qué les diría a sus colegas políticos?
— Lo mismo que vengo diciendo hace años: dejemos los egos y nuestra soberbia de lado, la solución a nuestros problemas no es compleja, sí demanda un cambio de actitud y foco. Humildad para pedir ayuda, templanza para mantener el nuevo rumbo contra la resistencia de los propios y coraje para tomar decisiones correctas, aunque no populares.
— ¿Qué opina sobre Cristina Kirchner?
— Cristina es la referente política argentina más importante en lo que va de este siglo. Lamentablemente sus formas, soberbia y búsqueda de impunidad, le han hecho mucho daño a nuestro país.
— ¿Cómo juzga la actitud de Cristina Kirchner, que casi se pasó a la oposición con sus críticas contra la política económica de Alberto Fernández y recobró más poder en el PJ con el acercamiento de gobernadores, intendentes y sindicalistas?
— Creo que, inteligentemente, está tratando de alejarse de la responsabilidad que le cabe, lo mismo hacen sindicatos y movimientos sociales. Esfuerzo inútil porque los argentinos no son tontos y saben lo que está pasando. Lamentablemente, una vez más nuestro país enfrenta una situación en la que la Vicepresidenta y el partido al cual pertenece el Presidente, lo vacían de poder. Ya sabemos cómo terminó la anterior, no repitamos el error.
— Cristina Kirchner cobra dos jubilaciones vitalicias por mes que llegan a sumar $4.100.000 y que equivalen a lo que reciben 110 jubilados juntos que perciben el haber mínimo. ¿Qué reflexión le merece esto?
— Una injusticia y una hipocresía. Una más, pero muy significativa porque no sólo muestra lo alejado que está la política de la gente, sino que muestra los privilegios que se mantienen algunos políticos y la voracidad de la Vicepresidenta. No le alcanzaba cobrar su jubilación de privilegio, entonces pidió los privilegios de su marido. Una vergüenza.
— ¿Qué opina sobre Alberto Fernández?
— Una frustración. Todavía no terminó su mandato, por lo cual siempre hay tiempo para cambiar, pero para eso necesita apoyo de su partido y los gobernadores. Y estos están cada vez más lejos. Una gran pena. Creí que iba a poder iniciar un proceso como el que esbozó en su discurso de Asunción.
— ¿Cómo puede gobernar un presidente que quedó tan debilitado políticamente como Alberto Fernández? ¿Puede llegar al final de su mandato en estas condiciones?
— Y va a ser muy difícil, no sólo para él sino para todos los argentinos. Espero que las partes responsables muestren un compromiso y una seriedad que hasta ahora no mostraron.
— Usted sostuvo que “el Gobierno es el que debe convocar a un diálogo amplio para encontrar los consensos necesarios”, pero esa convocatoria no sólo no se produce sino que los miembros del oficialismo siguen atribuyendo la crisis al gobierno de Macri. ¿Por qué el Gobierno no invita a dialogar a la oposición? ¿Qué peligro existe si sigue sin hacerlo?
— Porque están convencidos que es una señal de debilidad, cuando en realidad es todo lo contrario. Te doy un ejemplo extremo. Cuando era ministro de Educación en la Ciudad me criticaban por recibir a los estudiantes. No puede rebajarse así, decían. Pero, en realidad, me gané el respeto del sistema, por lo menos de la mayoría. Dialoga quien está seguro de lo que es, lo que siente y piensa y dónde quiere ir. El otro, grita e insulta.
— Si se concreta esa convocatoria al diálogo desde el Gobierno, ¿Juntos por el Cambio debería aceptarla sin poner ninguna condición?
— La única condición debe ser que sea un diálogo abierto y franco, y no una convocatoria a compartir decisiones ya tomadas. Obviamente con agenda abierta y pública, con temas sugeridos por ambas partes. Eso es todo. Simple, ¿no?
— ¿Cuáles son los temas sobre los cuales Gobierno y JxC deberían buscar consenso?
— La agenda de la gente, un plan económico acordado que tenga una vigencia a través de varios gobiernos y que baje la inflación y promueva la creación de empleo. Todo con mayor eficiencia en el gasto público y baja de impuestos. A eso hay que sumar una reforma que despolitice la justicia y un mejor servicio de seguridad. Por último, mi caballito, la educación: aquí también hay que pensar en el largo plazo.
— ¿Cómo ve las peleas que existen en Juntos por el Cambio, e incluso en el PRO, entre “halcones” y “palomas”?
— Pensemos en un ave más autóctona: yo me identifico con el hornero, que, silencioso, construye su nido y es uno de los más sólidos del reino animal. Trabajemos todos unidos como el hornero. Y dejemos que nuestras diferencias nos fortalezcan y no que nos dividan.
— ¿Es bueno o generador de conflictos que en el PRO haya tantos candidatos presidenciales: Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y quizá Macri?
— Es una gran fortaleza, siempre que no adelantemos procesos y tiempos. Ahora debemos ponernos de acuerdo en para qué queremos volver a gobernar, cómo vamos a hacer lo que vamos a hacer y por qué somos la mejor opción. La cantidad de candidatos enriquece el proceso que viene después de definición del quién.
— De la misma forma, ¿no perjudica al PRO que haya tantos precandidatos a gobernador bonaerense? ¿Se le da la importancia electoral que tiene a la provincia de Buenos Aires? Algunos dirigentes del PRO piensan que un triunfo nacional arrastraría a la Provincia, pero para otros no alcanza y debería consensuarse un candidato para ganar en 2023.
— La misma respuesta que antes: es enriquecedor si respetamos los tiempos.
— Mauricio Macri mantiene un rol activo y se muestra como posible candidato presidencial para 2023. ¿Es positiva esa actitud para el PRO y para Juntos por el Cambio? ¿Debería postularse o dar un paso al costado para dar lugar a otros dirigentes en ascenso?
— Mauricio tiene la experiencia y capacidad, no veo por qué sería un problema. Yo creo que nos enriquece como alianza que él siga activo.
— ¿Cuál es la mejor forma de dirimir las candidaturas en la oposición? ¿El consenso interno o las PASO? ¿Una competencia en las PASO no puede dejar heridas?
— Las PASO, sin dudas. Veamos el 2015 si necesitamos evidencia empírica.
— ¿Le preocupa el crecimiento de Javier Milei en las encuestas? ¿Qué debería hacer la oposición para evitar que una parte del electorado adhiera a su discurso extremo?
— Su crecimiento es la señal de que nosotros dejamos de ser la mejor opción para muchos. No tengo dudas de que si hacemos bien nuestro trabajo, los recuperaremos. En ese sentido no me preocupa su crecimiento. En cambio, sí lo hace el tono y la violencia de su discurso. Los dirigentes políticos debemos ser ejemplo de convivencia en paz.
— Usted logró concientizar más a la gente sobre la ELA que a los políticos sobre la necesidad de dialogar, buscar acuerdos y superar la grieta. ¿Por qué cree que sucedió eso?
— Creo que es un tema de salud alrededor de una enfermedad tremenda y, ya lo hemos visto infinidad de veces, los argentinos somos muy solidarios. Esta se suma al historial.
—¿Lo decepciona la persistencia en la pelea por parte de la dirigencia política?
— Frustra más que decepciona, si supiéramos el poco esfuerzo que requiere escuchar al otro, dialogar, acordar. El esfuerzo viene después, pero cuando todos acordamos tirar hacia el mismo lado la carga se aliviana mucho. Tan cerca pero tan lejos, me frustra.
— ¿Cuál es el “negocio” de la grieta? ¿A quién beneficia su continuidad?
— A los amantes del status quo, a los que en el desorden logran poder, dinero e impunidad. Es irónico que en su discurso sugieren que la causa de todos nuestros males es la oligarquía local. Irónico porque hoy ellos constituyen esa oligarquía, llena de privilegios, impunidad y reglas propias. Irónico e hipócrita, porque algunos lo saben.
— ¿Qué le enseñó su enfermedad que pueda recomendar a sus colegas políticos?
— Que nada se logra solo y que, incluso en los momentos más difíciles, compartir el camino hace que el viaje sea más atractivo.
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