Joseph Biden postergó su reunión de trabajo con Alberto Fernández, prevista para el 26 de julio en Washington, por su contagio de COVID-19. La postergación del encuentro oficial fue comunicado por la Casa Blanca al embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello, quien de inmediato anunció la novedad al Presidente.
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean Pierre, informó hace dos días que Biden había dado positivo de COVID-19 y que tenía síntomas “muy leves”. El líder demócrata tiene 79 y está completamente vacunado con cuatro dosis. Sin embargo, Biden cayó enfermo de COVID-19 y comenzó su tratamiento con el antirretrovírico oral Paxlovid, que ya ofreció buenos resultados cuando Donald Trump pasó por idéntica situación.
La Casa Blanca mantiene en agenda la reunión bilateral con Alberto Fernández, pero pidió un tiempo para fijar una nueva cita entre ambos mandatarios. De hecho, una delegación del FBI recorrió ayer la embajada de Argentina en DC para controlar que fuera segura ante la presencia del jefe de Estado.
Y en este contexto, Gustavo Beliz recibió a Marc Stanley para ajustar la agenda que compartirían Alberto Fernández y Biden en las próximas semanas. El embajador de los Estados Unidos tomó café ayer con el secretario de Asuntos Estratégicos y le adelantó que la cita en Washington dependía de los tests que iría haciendo Biden con el correr de las horas.
Hoy a la mañana, Arguello recibió una llamada de la Casa Blanca anunciando que la reunión bilateral se había pospuesto por la salud de Biden. El embajador argentino en Washington permaneció a la espera de la nueva fecha, que hasta ahora no fue comunicada.
La visita de Alberto Fernández a Estados Unidos tenía una dimensión geopolítica y de negocios que empezó a menguar con el correr de las semanas. La agenda inicial incluía DC, Houston y New York, pero las posiciones públicas del Presidente y la temporada veraniega aplacaron las expectativas de Balcarce 50.
Biden no quería ofrecer a Alberto Fernández una visita con agenda cargada, pero estaba decidido a recibirlo en el Salón Oval porque -al final- el jefe de Estado participó de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles. La reticencia del líder demócrata se vincula a la promesa que formuló Alberto Fernández a Vladimir Putin cuando se encontraron en el Kremlin.
En esa oportunidad, dos semanas antes de la invasión ilegal de Rusia a Ucrania, Alberto Fernández le ofreció a Putin que Argentina fuera la entrada de Moscú a América Latina. Biden rechaza esa predisposición del presidente argentino, y su reticencia geopolítica se expresó en su decisión de recibirlo por poco tiempo en el Salón Oval.
Desde esta perspectiva, se entiende porqué la Casa Blanca descartó un almuerzo entre ambas delegaciones y se mostraba remisa a avalar una declaración oficial conjunta firmada ambos mandatarios. Biden sólo tenía intenciones de compartir una audiencia de 45 minutos con Alberto Fernández, sus miembros de la delegación oficial y sus propios integrantes de la administración demócrata.
La cancelación de la visita a Washington causó desilusión en Balcarce 50, ante la compleja situación económica y la arremetida de los mercados financieros. En las cercanías del Presidente especulaban que una fotografía de Alberto Fernández junto a Biden hubiera servido para aplacar la constante suba del dólar blue y el riesgo país. Sin dudas, una mirada optimista del ejercicio de poder.
Como Alberto Fernández en Argentina, Biden enfrenta en Estados Unidos un complejo panorama político. El líder demócrata puede perder los comicios de medio término que están convocadas para inicios de noviembre, y en los próximos meses su agenda será mas doméstica que internacional.
En este contexto, la Casa Blanca exhibirá su predisposición política respecto al jefe de estado argentino, si finalmente fija una nueva cita con Biden durante 2022. Las posibilidades se concentran entre mediados de agosto y fines de septiembre. Pasado esos meses, todo será una incognita.