En la tarde de este viernes se supo que el Mossad reveló datos desconocidos sobre los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel en Buenos Aires, a partir de los cuales se precisó que fueron realizados por una célula de Hezbollah sin ayuda de funcionarios argentinos o agentes iraníes en Argentina. Esta fue la razón por la cual la propia Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) se refirieron al informe y señalaron que la información “carece de la más mínima seriedad”. También, que “la información es errática y distrae la investigación”.
Ocurrió que una nueva investigación del servicio de inteligencia de Israel, reveló detalles hasta ahora desconocidos de los ataques terroristas llevados a cabo en 1992 y 1994 en Argentina. Según las conclusiones del reporte, publicado en The New York Times, los ataques fueron realizados por una célula de Hezbollah sin ayuda de funcionarios argentinos o agentes iraníes en Buenos Aires.
Al respecto de esta información, Miguel Brofman —abogado de la AMIA— apuntó: “La nota del New York Times no parece un trabajo periodístico serio, está plagado de errores y de afirmaciones directamente absurdas”.
Por su parte, Jorge Knoblovits —el presidente de la DAIA— le precisó a Infobae: “La información que trascendió en el New York Times debe tener tratamiento judicial para darle certeza”. En ese sentido, agregó: “Es la Unidad Especial de la causa AMIA la que debe dar certeza a un trascendido a 30 y 28 años de los atentados terroristas en la República Argentina. Sin la intervención fiscal que lleva adelante la investigación, no podremos tener la veracidad de la misma. Esperamos, en consecuencia, la rápida intervención de la Justicia a estos efectos”.
El servicio de inteligencia, según el informe publicado por el medio de Estados Unidos, cuenta de manera minuciosa cómo se planearon los atentados. Por ejemplo, relata que los explosivos se introdujeron de contrabando en la Argentina en botellas de champú y cajas de chocolate. Todo se realizó a través de vuelos comerciales.
En este aspecto y a modo de contrapunto, Miguel Brofman enfatizó: “Está acreditado en el expediente que el explosivo utilizado para volar la AMIA fue amonal, que en aquélla época era muy fácil de comprar libremente, pues era utilizado como fertilizante. En cualquier vivero más o menos grande de Buenos Aires se podía conseguir sin dificultad”.
En una de las cuestiones que hace hincapié la investigación es que los resultados contrarrestan las antiguas afirmaciones de Israel, Argentina y Estados Unidos de que Teherán tuvo un papel operativo sobre el terreno. También rechazan las sospechas de Argentina de que funcionarios y ciudadanos locales fueron cómplices. Sin embargo, el Mossad ratifica que, a su entender, Irán, que respalda a Hezbollah, aprobó y financió los atentados y suministró el entrenamiento y el equipo.
Brofman, respaldando sus fundamentos en el expediente de la causa, manifestó: “Las pruebas que señalan y sostienen la responsabilidad de Irán y de sus ex funcionarios acusados, son múltiples y provienen de diversas fuentes, no hay duda sobre eso para cualquiera que conozca el expediente”.
“Esas pruebas —continuó el abogado de la AMIA— son la base de los pedidos de captura internacional, que Interpol ha avalado y mantenido por años y hasta el presente. Está claro que Hezbollah en esa época no tenía capacidad operativa propia para llevar adelante atentados como los del 92 y 94, y que sí o sí necesitaba del financiamiento, el apoyo y la cobertura de la red de inteligencia que había montado Irán en el país, a través de su embajada y de empresas comerciales de cobertura”.
“Todo esto está muy bien acreditado en el expediente, con pruebas reales. Por todo esto es que desde el punto de vista de la investigación del atentado a la AMIA, este artículo carece de la más mínima seriedad”, completó Brofman.
También, con contundencia, Knoblovits completó al respecto de la postura oficial al respecto: “La información en crudo es errática. Después de 30 años ese trascendido distrae la investigación. Contrabandear explosivos que se adquieren en el país parece inexacto y temerario. La responsabilidad está determinada en Irán, no es —en su caso— sólo Hezbollah.
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