El desconcierto de la Casa Rosada frente al incremento constante del dólar libre y la suba implacable del riesgo país se observó ayer sin eufemismos cuando inició la reunión de Gabinete que convocó Juan Manzur: la gacetilla protocolar enumeraba a los ministros que participaban del encuentro oficial y no aparecía Silvia Batakis, titular del Palacio de Hacienda. Dos minutos más tarde, se corrigió el error material. Batakis estaba en Gabinete, pero se habían olvidado de incluirla entre los presentes.
Ocho horas mas tarde, también en la Casa Rosada, el desconcierto regresó para exhibir la ausencia de contención política a un programa económico que no ha podido aplacar a los mercados. Cuando el dólar blue ya había pasado de 301 a 312 pesos, un influyente miembro del Gabinete reveló en un pasillo de Balcarce 50 que se había decidido abrir una negociación con Juntos por el Cambio para encontrar un agenda común que permita aplacar la crisis financiera.
Fue un off the record de tres minutos. El funcionario con peso propio hizo alusión a Cristina Kirchner, no citó a Alberto Fernández y dio a entender que la negociación con la coalición opositora ya estaba en marcha.
Al otro lado del escenario político, la respuesta fue una mezcla de sorpresa y rechazo inmediato. En Juntos por el Cambio no esperaban una convocatoria del Gobierno -menos después de los tuits de CFK y el Presidente cuestionando a Mauricio Macri-, y se mostraron remisos en considerar esa propuesta oficial que -de inmediato- evaluaron como un trampa política.
El off del caracterizado alfil oficialista, citando a la Vicepresidenta, pareció un inesperado globo de ensayo. Ningún referente de Juntos por el Cambio recibió un llamado, un WhatsApp, o una línea en Telegram abriendo el camino a una eventual de negociación política.
Y si hubiera existido, el rechazo hubiera sido inmediato. En la oposición desconfían de Alberto Fernández, CFK y Sergio Massa, y desean tener muy lejos a La Cámpora, al Instituto Patria y a los movimientos sociales liderados por Emilio Pérsico y Juan Grabois.
La maniobra en falso del Gobierno profundizó la posición de debilidad del Presidente. Aún no logró que Cristina avalara en público a la ministra Batakis y Massa optó por el silenzo stampa ante una situación económica y financiera que causa zozobra en el interior del Frente de Todos.
El dólar libre a $317, el riesgo país en alza y las reservas públicas en constante evaporación aceleraron -de nuevo- las internas palaciegas. Pero con una novedad política extra: la inacción de Alberto Fernández ante la corrida financiera, la presión de los movimientos sociales afines y la marcha de la CGT -que se presume aliada al Gobierno- ya causa fuertes críticas entre sus ministros y secretarios de confianza.
La propia tropa del jefe de Estado aún no entiende por qué no toma la iniciativa política, exige a CFK que aparezca al lado de Batakis -tras el revoleo de Matías Kulfas y Martín Guzmán- y descarta el uso de las redes sociales para cargar contra sectores del poder real que necesita -al menos- en una situación de aparente neutralidad.
En Olivos ya saben que Cristina, Máximo Kirchner, La Cámpora y el Instituto Patria no harán nada para aliviar el peso que carga Alberto Fernández. En las cercanías del Presidente creen que se quedarán en silencio, ejecutando una peculiar maniobra interna que puede conducir a la distopía institucional.
La posibilidad de abrir una negociación con Juntos por el Cambio hubiera aportado cierto oxígeno a la administración justicialista. Pero nadie acompañó -en Gobierno- al importante funcionario del Poder Ejecutivo que adelantó esa iniciativa y que juega en los dos campos de la interna oficialista.
Alberto Fernández aún no tiene plan para frenar la corrida cambiaria que se inició hace 48 horas y ya asumió que está solo junto a sus circunstancias.
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