Al final de una jornada financiera difícil, cuando los mercados forzaron un nuevo récord para el dólar libre y el Banco Central tuvo que vender 120 millones de dólares, desde el Gobierno relativizaron la crisis cambiaria y su impacto en la economía real. En la Casa Rosada seguían sosteniendo que la divisa blue representa un monto “marginal” en el total, y ratificaban que no está previsto un nuevo paquete de medidas para contener la espiral de desconfianza. En cambio, en Hacienda dicen que se limitarán a seguir lanzando anuncios por sector, a cuentagotas, como en los últimos días.
El lunes, después de que se conociera que la inflación de junio había alcanzado el 5,3% y dejado atrás la breve tendencia a la baja, el Gobierno publicó la nueva lista de Precios Cuidados, que abarca una mayor cantidad de productos. El mismo día impulsó una extensión del plazo de la moratoria previsional, el plan de facilidades de pago que otorga la AFIP para permitir a los contribuyentes regularizar aportes autónomos. Y ayer Alberto Fernández recibió en persona a representantes de la industria farmacéutica junto a su nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, para luego dar a conocer un nuevo acuerdo con las empresas para mantener los precios de los medicamentos por debajo de la inflación.
Más allá de estas medidas sector por sector, y de que Batakis se prepara para su primera reunión de Gabinete, prevista para hoy, no hay planes de lanzar una batería de anuncios para calmar la escalada, a pesar de que el dólar libre tocó en el segundo día de la semana un máximo de $302 y cerró operado a $301, con alza de 10 pesos o 3,4% en el día; y de que el “contado con liqui” también anotó un máximo, de $311. “Son números marginales, como viene repitiendo el Presidente. No cambió nada. Este tema lo preocupa al igual que lo preocupan muchos otros temas”, dijo una alta fuente nacional de diálogo diario con el Presidente.
Mientras los funcionarios más cercanos al Presidente le restan peso a la situación económica, otros miran el escenario cambiario con preocupación y admiten que no tienen margen para tomar nuevas decisiones por la falta de credibilidad y confianza. Batakis tambalea entre los dardos que recibe por derecha, con la disparada de los dólares no oficiales; y por izquierda, con los movimientos sociales y los sindicatos en la calle o proyectando nuevas marchas. Hoy, por ejemplo, saldrán a protestar los grupos afines al kirchnerismo, arengados por el dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois; el 7 de agosto volverán a salir los grupos cercanos por el Día de San Cayetano, y para el 17 está prevista una manifestación de la CGT.
En este contexto de debilidad en la administración nacional, hay quienes siguen sosteniendo, como hace dos semanas, tras la salida de Guzmán, que la posibilidad de que se fuercen más cambios en el Gabinete sigue latente como única manera de salir de la crisis.
En Balcarce 50 atribuyen el problema medular de la frágil confianza en el Gobierno a la falta de apoyo explícito del kirchnerismo, que en público se mantiene totalmente al margen del plan económico. Anteayer, Cristina Kirchner se expresó, por primera vez en diez días, a través de su Twitter. Pero en lugar de referirse al tema que más preocupa al grueso del oficialismo, es decir, la economía, aludió al funcionamiento de la Justicia, con críticas a la Corte Suprema. Después, volvió a la carga, con otro tuit, para ratificar cuál es su propia inquietud principal.
Los ministros más fieles al Instituto Patria, como Eduardo de Pedro, también se mantienen ajenos a la crisis. A pesar de que ostenta el rol de Ministro del Interior, “Wado” no intervino en la -finalmente fallida- convocatoria del jefe de Gabinete, Juan Manzur, para reunir a los gobernadores del PJ en torno a Batakis y darle una base de sostén político en la crisis. Ayer, en cambio, en la cartera que funciona en la planta baja de la Casa Rosada se dedicaron a cerrar los últimos detalles de un acuerdo entre el Archivo General de la Nación y el Museo del Holocausto de Israel, que se firmará hoy en un acto con diputados y representantes de entidades de la comunidad judía. Nada más ajeno a las deliberaciones entre el Presidente, Batakis y su equipo para dirimir qué hacer, con qué respaldos y cómo.
Alberto Fernández, sin embargo, aún parece confiar en la posibilidad de obtener apoyo manifiesto de parte de la vicepresidenta, con quien retomó el diálogo la semana pasada, después de meses de distanciamiento. Así, al día siguiente de los mensajes de Cristina Kirchner, avaló su postura públicamente. “La Justicia necesita una reforma profunda”, escribió en la misma red social, justo después después de que el dólar hubiera superado la cifra simbólica de los 300 pesos. Fue un mensaje espontáneo: en la Casa Rosada dijeron que la señal fue unilateral, que no había discutido previamente el tema con Cristina Kirchner, y que no está en los planes impulsar algo concreto en lo sucesivo.
Hoy, decidido a mantener la calma en la tempestad y el rumbo de su agenda intacto a pesar de las fuertes señales de intranquilidad en los mercados, el Presidente encabezará un nuevo acto, esta vez con motivo de una entrega de casas en la isla Maciel, en Avellaneda, junto al ex intendente y actual ministro de Vivienda, Jorge Ferraresi. Desde las 11:30 hará una recorrida, no es seguro que hable y, si se expresa, adelantaron en el Gobierno, no habrá mayores novedades en el área económica.
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