Para la política en Argentina no hay vacaciones de invierno. Mientras Alberto Fernández intenta recuperar la iniciativa -más con gestos que con medidas- la economía sigue mostrando señales de fatiga y un empeoramiento de los principales indicadores. Dólar, inflación y riesgo país, son algunos de los síntomas de una enfermedad que, tanto en el seno del Frente de Todos como en la oposición, adjudican a la persistencia de la crisis política en la coalición de Gobierno.
“Si no hay medidas de fondo y se anuncia un programa para frenar la inflación y el dólar, no hay muchas posibilidades de que La Griega tenga éxito”. Así se lo dijo a Infobae, en estricto off, uno de los gobernadores que está previsto que se reúnan hoy con la ministra de Economía, Silvina Batakis, y con el presidente de la Nación.
Ese, más la necesidad de un acuerdo entre el primer mandatario y la vicepresidenta Cristina Kirchner, son algunos de los pocos consensos que empiezan a tomar fuerza entre los sectores de mayor peso específico en el oficialismo: el Frente Renovador de Sergio Massa, los mandatarios provinciales, intendentes y sindicalistas.
Se trata de coincidencias que aparecen en simultáneo con la caída de la imagen del Gobierno, el deterioro de la situación económica y el endurecimiento de la oposición, que hasta ahora había mantenido prudencia para no agravar una crisis que podía comprometer incluso la institucionalidad.
Según pudo saber Infobae de fuentes que estuvieron presentes en el encuentro que organizó el Frente Renovador, Sergio Massa trazó un crudo diagnóstico sobre la actualidad y advirtió sobre la necesidad de mantener la unidad del Frente de Todos para evitar un derrumbe que pueda hacer peligrar incluso retener los propios territorios.
Aunque lanzó munición gruesa contra Martín Guzmán -se le escuchó decirle pasante, estúpido, dueño de una megalomanía fabulosa- Massa advirtió que por momentos el Frente de Todos es el Frente de Nadie y advirtió la necesidad de reforzar la coordinación de los equipos de gobierno que acompañan a Alberto Fernández.
En el encuentro estuvieron con Massa el anfitrión, el intendente de San Fernando, Juan Andreotti; el ministro de Transporte, Alexis Guerrera; el co-secretario general de la CGT, Carlos Acuña; el presidente del BICE, José Ignacio de Mendiguren; el titular de Arsat, Matías Tombolini, y otros 30 dirigentes.
En la reunión de la mesa ejecutiva del Frente Renovador se planteó un duro diagnóstico sobre la situación económica. Massa advirtió sobre la necesidad de “subirse todos al barco y remar juntos, sin generar tensiones y buscando restablecer la confianza interna”. Pero insistió con uno de los planteos que hizo desde la salida de Matías Kulfas: “Si el Gobierno no se refunda no tiene ninguna posibilidad de ganar”.
“Queda una oportunidad”, les dijo a los integrantes de la cúpula del Frente Renovador. Fue en el final de una semana en la que mantuvo conversaciones tanto con Alberto Fernández, como con Cristina Kirchner. En el encuentro reveló que tanto al presidente y a la vicepresidenta les transmitió hace más de un año sus críticas a Guzmán: “Les mintió a todos. Yo se los decía pero ellos creían que era un tema personal. Nos dejó un perno”.
¿Se endurece la oposición?
Elisa Carrió sorprendió con su embestida contra el Gobierno. Cantó “el rey está desnudo” al decir, sin medias tintas, “Alberto Fernández está pero ya no es Presidente”. Fue la primera voz de Juntos por el Cambio que rompió el acuerdo táctico que había en el frente opositor y que, ante Infobae, un dirigente lo resumió de este modo: “No castigar al que está en el piso”.
La otra espada filosa de JxC, Patricia Bullrich, la presidenta del PRO, tiene previsto meterse de lleno en la política agonal, después del curso que terminó en la Universidad de Oxford, en Londres.
El martes habrá reunión de la Mesa Nacional de JxC y no se descarta que pueda estar presente el ex presidente. “La duda es cuál será el mensaje que va a bajar Macri, si es de confrontación total con el Gobierno o no”, admitía un vocero de trato permanente con uno de los líderes más importantes de la coalición opositora.
Carrió había planteado el miércoles a la noche ácidas críticas en un encuentro en el Instituto Hannah Arendt, donde habló de la caída del gobierno y del peronismo. Lo había hecho ante un grupo pequeño de cursillistas de la Coalición Cívica, flanqueado por dos conocidos de Macri: Mario Quintana y el diputado y hombre de máxima confianza del ex mandatario, Hernán Lombardi. ¿Anticipó el tono que tomará la oposición frente a un gobierno debilitado?
Más allá de esa duda, la líder de la Coalición Cívica va a hacer su primer movimiento de cara al 2023: se mostrará el 10 de agosto con Fernán Quirós, a quién apoya para ser jefe de Gobierno.
El impacto en la economía real
Desde el ámbito empresario lo que prima es la incertidumbre. Dueños de empresas, directivos y referentes de cámaras patronales están expectantes para saber si los amagos de ruptura de antiguos aliados como, Juan Grabois y Héctor Daer, fueron sólo artificios o se inscriben en una lógica de confrontación de las huestes de Cristina. La preocupación es qué partitura tocará en el futuro la CGT: ¿la del Instituto Patria o de la Casa Rosada? La relación con el movimiento obrero es clave pero también el factor de los movimientos sociales, con el trauma de los cortes de tránsito permanentes.
Hasta ahora, la interpretación que primó en el mundo de los negocios es que entre el ex ministro y el Frente de Todos -no sólo CFK, también Sergio Massa- había sobre todo algo personal. “Lo que Batakis anunció, hasta hoy, es un ajuste que Guzmán no se hubiera animado ni a pensar”, revela un activo consultor del mundo corporativo.
Aunque todavía no se conoció el freno de ningún plan de negocios en marcha o una inversión anunciada, hay temores sobre el impacto en la economía de las restricciones a las importaciones, la falta de dólares, la inflación y la ralentización del crecimiento. Dos datos: los abogados de las empresas que necesitan importar son los que más trabajo tienen en las últimas horas; y por ahora, ninguna casa matriz confirmó que vaya a financiar la operación de su filial argentina.
Según explicó en televisión Diego Bossio -que encabeza con Martín Rapetti un centro de análisis muy consultado por el “círculo rojo”- el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner se enfrenta ante la imposibilidad de ejecutar una devaluación sin diseñar en simultáneo un plan integral que, entre otras cosas, contemple un dispositivo que evite una disparada incontrolable de los precios. El factor social es el primero que impone ese límite: con 40% de pobreza (que se extiende al 60% en el caso de los niños) un encarecimiento de los alimentos se torna socialmente insoportable.
El economista, ex diputado y, en el pasado, ex funcionario de Cristina Kirchner, subraya que la inflación, que se encamina a un piso anualizado del 80%, es el drama prioritario a resolver para evitar un crack del sistema. Pero una brecha que supera el 100% le agrega a las relaciones económicas más distorsión. Muchos bienes tienen dos precios, que es lo mismo que decir que no tiene ninguno.
Según coinciden la academia y la praxis económica, la urgencia por formatear el plan “vamos viendo” se impone porque el desarticulado régimen económico vigente presupone un anclaje imposible: el dólar. Sin billetes verdes disponibles -por el freno de las liquidaciones del campo- ni acceso al crédito en dólares -tanto privado como de organismos públicos- o la imposibilidad de aumentar aún más el nivel de emisión, la alternativa disponible sería un ajuste.
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Hace un año, en el partido bonaerense Escobar, Cristina Kirchner y Alberto Fernández compartieron la presentación de los candidatos a diputados para las elecciones. El Presidente hablaba de que “no le iban a pagar al FMI ninguna sobretasa”. Y la vicepresidenta -que todavía decía “nuestro gobierno”- reconocía: “Es nuestra última oportunidad para encontrar una solución conjunta a la economía”. El tiempo no siempre pone las cosas en su lugar.
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