Las diferencias personales entre Alberto Fernández, Jair Bolsonaro y Luis Lacalle Pou, más los efectos colaterales de la guerra en Ucrania y la decisión de Uruguay de avanzar con un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, ponen en duda la cumbre del Mercosur prevista para el 21 de julio en Asunción.
Mario Abdo Benítez, presidente del Paraguay, se aprestaba a liderar las deliberaciones del foro regional en un contexto internacional atravesado por la guerra ilegal que Rusia desató en Ucrania. Benítez asumía además que la cumbre del Mercosur era una excelente oportunidad para poner en valor su administración política, pero las diferencias internas en el bloque multilateral transformaron sus expectativas domésticas en un imprevisible acontecimiento diplomático.
Ya no hay backchannel que permita convencer a Bolsonaro que participe de la cumbre del Mercosur y es poco probable que Alberto Fernández y Lacalle Pou abran un canal de negociación reservado para evitar que en Asunción ajusten sus cuentas personales con la excusa del Tratado de Libre Comercio (TLC) que Uruguay negocia con China.
Bolsonaro se enteró de que el líder de Ucrania, Volodimir Zelensky, podría aparecer en la cumbre de Asunción desde su bunker de Kiev. Y el militar brasileño no tiene mucho espacio político para escuchar la previsible condena de Zelensky al Kremlin: si replica, complicaría su agenda doméstica a pocos meses de los comicios presidenciales. Y si calla, afectaría sus alianza táctica con Putin, que lo tiene como su principal aliado regional.
Además de los efectos colaterales de la guerra en Ucrania, que convenció a Bolsonaro de esquivar el viaje al Paraguay, se tiene que añadir la situación electoral en Brasil. Alberto Fernández es amigo de Lula da Silva y detesta a Bolsonaro, dos situaciones que también podrían aflorar en el foro regional contra el actual presidente de Brasil.
A la deserción de Bolsonaro -por razones globales y locales- se debería añadir las diferencias personales y políticas que tienen Alberto Fernández y Lacalle Pou. El Presidente argentino y su colega uruguayo exhiben miradas antagónicas sobre la agenda global y diferencias ideológicas irreconciliables respecto a la historia del mundo. Y esos antagonismos, potenciados por un cumbre del Mercosur, pueden convertir los disensos en una hecatombe diplomática.
En este contexto, el presidente Ibáñez debe jugar con el albur: confirmar la cumbre de Asunción pese a la ausencia de Bolsonaro y una eventual trifulca diplomática entre Alberto Fernández y Lacalle Pou, o pasar la cita multilateral y asumir que fue la mejor decisión para preservar lo que queda intacto del Mercosur.
Si finalmente hay cumbre en Asunción, Lacalle Pou prepara una batería de argumentos legales, políticos y económicos para justificar su negociación con China para cerrar un Tratado de Libre Comercio (TLC). Esos argumentos se pueden enumerar de la siguiente manera:
1. El Mercosur se encuentra estancado y poco ayuda al crecimiento económico de Uruguay.
2. El Tratado del Mercosur, en su articulo 8, permitiría negociar con China un TLC.
3. Paraguay tiene un acuerdo especial con Taiwan, y no hay objeciones al respecto.
4. Argentina y Brasil tienen un acuerdo sobre industria automotriz que está al margen del Mercosur.
5. Uruguay pondrá a consideración del Mercosur el TLC con China antes de su acuerdo final y propondría que Argentina, Brasil y Paraguay se sumaran.
Los fundamentos que presentaría Lacalle Pou en la cumbre de Asunción ya son conocidos por Alberto Fernández y su canciller Santiago Cafiero. Y el Presidente argentino replica que son argumentos que -en la actual coyuntura- afectan el funcionamiento del Mercosur y el papel que podría protagonizar en los mercados de granos y energía como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Cafiero pensaba volar el lunes próximo a Montevideo para hablar con su colega Francisco Bustillo y ordenar el disenso diplomático entre ambos jefes de Estado. Pero el viaje relámpago quedó en stand by con la excusa de una razón protocolar: este lunes 18 es fecha patria en Uruguay y Bustillo tendría toda su agenda ocupada.
En realidad, Lacalle Pou y Alberto Fernández ya tienen posición tomada. Y es improbable que cambien de opinión por una visita de Cafiero a Montevideo.
Si no hay cumbre en Asunción, será un fracaso colectivo de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. La guerra en Ucrania diseñó un tablero comercial que puede beneficiar al Mercosur, y la ausencia de acuerdos estratégicos entre Alberto Fernández, Bolsonaro, Lacalle Pou y Benítez atenta contra los intereses económicos del foro regional.
Hasta anoche, la cumbre era un interrogante diplomático con final abierto.
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