Sandra Arroyo Salgado, jueza federal de San Isidro y ex esposa de Alberto Nisman, criticó el cambio de opinión del presidente Alberto Fernández sobre la muerte del fiscal. “La verdad, no lo entiendo”, dijo la magistrada sobre el mandatario, que pasó de contemplar la posibilidad de un asesinato a mostrarse “convencido” de que se trató de un suicidio.
A tres días del 28° aniversario del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), Sandra Arroyo Salgado expresó no “comprender” como es que el jefe de Estado modificó su postura acerca de la muerte del funcionario judicial. “No comprendo por qué cambió de posición. La verdad, no lo entiendo, habría que preguntarle a él que le pasó por la cabeza”, manifestó Arroyo Salgado.
En diciembre de 2020, Alberto Fernández sostuvo la teoría del suicidio. “Yo estoy convencido de que fue un suicidio; después de dudarlo mucho, eh, no voy a mentir, después de dudarlo mucho”, aseguró el mandatario.
En enero de ese año, el jefe de Estado dio su testimonio en El fiscal, la presidenta y el espía, el documental de Netflix que reconstruyó la muerte de Nisman. En ese episodio, el Presidente recordó su vínculo con el fiscal y la charla que tuvo luego de que presentara la denuncia contra Cristina Kirchner en la firma del acuerdo del memorandum con Irán. “Hasta el día de hoy, dudo que se haya suicidado”, dijo en el episodio 4. El fragmento fue grabado en 2017, cuando permanecía enfrentado con la ahora vicepresidenta.
Para la familia del fiscal, la hipótesis es otra. Arroyo Salgado sostiene que lo asesinaron de un disparo en la cabeza en el baño de su departamento en Le Parc, donde fue encontrado sin vida. “Nosotros no tenemos dudas. En la familia no tenemos dudas de lo que pasó. Sabemos que se trató de un magnicidio”, dijo la jueza en una entrevista al canal La Nación+.
A lo largo del reportaje, Arroyo Salgado aclaró que a Alberto Fernández solo lo vio “dos veces”, una cuando “era jefe de Gabinete, le tomé declaración en la Casa de Gobierno” y “en otra oportunidad, él se acercó al juzgado. Ese fue el único trato que tuve”.
“Mi vínculo actual es nulo. No tengo más contacto ni trato con él, así como no tuve relación con ninguna otra administración”. Sin embargo, reveló que “dos ex presidentes se contactaron para reunirse, pero no me pareció correcto”, agregó.
La jueza contó que el caso le trajo aparejadas algunas llamadas intimidatorias y/o amenazas que recibió años después, en las que se hacía mención al fiscal Nisman: “Un narcotraficante detenido llegó a decirle a una de las secretarias del Juzgado que si yo no liberaba a su familia, iba a terminar como Nisman y mis hijas como Candela”.
“También recibí llamados con un prefijo de la provincia de Santa Fe. Atendían y respiraban nada más. Eran llamados intimidatorios, no se los puede clasificar como otra cosa. Llegó a haber incluso una balacera en otra fiscalía a modo de advertencia. Terminé excusándome del expediente, por eso”, contó. La jueza aseguró no tener miedo, pese a esos amedrentamientos. “Lo único que tenemos es prudencia de nuestros movimientos”, reconoció.
Arroyo Salgado consideró que ese tipo de hechos intimidatorios era algo que Nisman “experimentaba todo el tiempo” y que fue “crucial al momento de producirse su magnicidio”. “A nadie escapa que Nisman estaba siendo amenazada desde 2012, tanto él como nosotros”, expuso.
“En el expediente se despejó con claridad que Nisman fue víctima de un magnicidio. Eso es lo importante. Yo no busco venganza. Sé perdonar. No tengo enemigos. Pero quiero la verdad”, concluyó.
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