La debacle político-económica se acentúa al calor de la descomposición del Frente de Todos y acelera, a la vez, el ritmo con que Juntos por el Cambio se prepara para 2023.
En el PRO, sobre todo, hay un estado de alerta por las inquietantes señales que dejó la renuncia de Martín Guzmán: en un Zoom que se hizo hace 48 horas, cinco de los líderes del partido escucharon un informe de tres de sus economistas, que advirtieron que “hay una bomba macroeconómica en pleno proceso de estallido”, con una inflación que en julio llegaría al 8%, menos reservas por el inminente pago de intereses por USD 700 millones y un riesgo creciente de crisis cambiaria.
Hernán Lacunza, Luciano Laspina y Guido Sandleris trazaron un diagnóstico pesimista respecto de la situación económica ante Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo. Fue una reunión virtual que se mantuvo en reserva, así como muchas de las principales conclusiones. Se sabe lo obvio: pintaron un panorama oscuro de lo que viene, con muchas dudas acerca de si Cristina Kirchner elegirá tener una inflación descontrolada o una reestructuración de la deuda doméstica.
Hay mucha preocupación opositora, además, por la posibilidad de un escenario tan complicado que derive en la renuncia de Alberto Fernández o en el anticipo de las elecciones. En el PRO imaginan que podrían precipitarse algunas de esas opciones, movidas por la conveniencia política o por la desesperación de una Vicepresidenta que, si la economía sigue en descenso, teme que termine con estallidos sociales o con un duro revés en las urnas. Probablemente con ambas cosas. Por algo el dirigente social Juan Grabois reveló que Cristina Kirchner piensa que “estamos en riesgo de hiperinflación”. Lo que no dijo es cómo piensa evitarlo.
En esa patinosa cubierta del Titanic en que parece haberse transformado la escena política y económica argentina, la dirigencia del PRO utiliza la preocupación por la crisis que atraviesa el país como detonante de definiciones sobre proyectos y candidaturas. Justo lo contrario a lo que vienen pidiendo Elisa Carrió y Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica, para no agregarle combustible a los focos de incendio que declara el andar inflamable del Gobierno. Por algo Rodríguez Larreta, que caminaba entre algodones por la pasarela de la carrera presidencial para no hacer ruido, ahora puso primera y avanzó más casilleros hacia 2023 en estos últimos días que en el último semestre.
“Sueño con ser parte de la solución a los problemas que arrastramos hace décadas y tengo la certeza de que, trabajando juntos, vamos a encontrarle la vuelta a esta Argentina que, aunque a veces nos cueste, tanto queremos”, afirmó el jefe de Gobierno la semana pasada, luego de un fin de semana plagado de incertidumbres alimentadas por los líderes del Frente de Todos.
Rodríguez Larreta apura el paso hasta tal punto que este sábado, en un locro realizado en el Sindicato Gastronómico porteño, dio el primer gesto explícito sobre quién quiere que sea su sucesor: “Ojalá que siga gobernando la Ciudad”, dijo mirándolo fijo a Jorge Macri. Allí también estaba Soledad Acuña, a quien se menciona como compañera de fórmula del ministro de Gobierno e intendente de Vicente López en uso de licencia, que ya está buscando casa para mudarse de la zona norte al distrito en el que competirá.
Quizá no sea el único que se define. Este sábado por la noche, Mauricio Macri hizo una sugestiva publicación en Twitter: “A 20 años del nacimiento del PRO, hoy tiene que ser más que nunca el representante del cambio que necesita la Argentina y mantenerse al lado de la gente en este momento crítico”, escribió. Lo más interesante es que este texto fue acompañado por una foto de Rodríguez Larreta, Jorge Macri y Acuña, que surgió del almuerzo de ayer y en la que hay una imagen del ex presidente como fondo. ¿Ese mensaje representa el apoyo de Macri al jefe de Gobierno? ¿A su primo? ¿A ambos? ¿A los tres, con la ministra de Educación porteña?
En esa competencia palmo a palmo por cualquier gesto de Macri, ese tuit debe estar alterando en estas horas la concentración de Patricia Bullrich para estudiar en la Universidad de Oxford. De la misma forma, a la jefa del PRO seguramente se le arruinó la ceremonia del Five O’Clock Tea luego de que trascendió que el diputado Waldo Wolff, un reconocido “halcón”, comenzó a charlar con más frecuencia que nunca con Jorge Macri. ¿Se viene otro pase de una figura del bullrichismo hacia el larretismo, así como sucedió con Florencia Arietto, la pesadilla de los Moyano? “Yo no soy ni de Patricia ni de nadie, y por eso no me fui con nadie”, fue la frase de Wolff a Infobae. En rigor, el mediático diputado le debe a Jorge Macri sus dos mandatos como legislador y por eso sus conversaciones no sorprendieron. Si Mauricio Macri apoya a su primo, ¿podría suponerse que avala la jugada de éste con Wolff?
Entre tanta suspicacia, Rodríguez Larreta concretó en las últimas horas una fuerte decisión: le cerró la puerta a Emilio Monzó, a quien le había ofrecido a principios de año sumarlo a su armado presidencial. Sin embargo, según el larretismo, el ex titular de la Cámara de Diputados se mostró renuente a sumarse a una mesa política en la que no iba a tener un papel protagónico y quedaron en seguir conversando. El jefe de Gobierno, resuelto a exigir fidelidad extrema a la dirigencia o expulsarla de su círculo íntimo, nunca entendió por qué Monzó le seguía enviando señales mientras ubicaba en el equipo de gobierno de Bullrich a referentes propios como el diputado Sebastián García De Luca, el ex diputado Nicolás Massot y el legislador bonaerense Marcelo Daletto. Por eso un operador larretista ya le dijo a un allegado a Monzó que no lo esperará más y que lo da por excluido de sus filas.
La medida drástica que tomó Rodríguez Larreta fue pedirle a Massot que dejara su cargo en el directorio del Banco Ciudad, adonde había sido designado en enero de 2020 en el marco de un acuerdo político con Monzó. El gesto es claro y apunta a dejar afuera de su protección a quienes no se suban explícitamente a su proyecto presidencial o lo hagan al armado de sus rivales internos. Le pasó primero a Cristian Ritondo, a quien alentaba a caminar la provincia de Buenos Aires en forma simultánea con Diego Santilli para determinar en 2023, encuestas en mano, quién estaba en mejores condiciones para disputar la gobernación bonaerense.
Como informó infobae, molesto por las pintadas que decían “Macri presidente, Ritondo gobernador” y recorridas bonaerenses junto con el diputado Hernán Lombardi, del círculo íntimo macrista, el alcalde porteño le hizo saber al jefe del bloque de diputados del PRO, a través de un emisario, que él apoyará la candidatura de Santilli y que por eso debía definirse: ¿se incorporaría al plan “El Colo gobernador” o buscaría competir por la sucesión de Axel Kicillof? Ritondo eligió la segunda opción. Por eso el larretismo lo desterró y el diputado, el postulante a gobernador de Vidal, pasó sin escalas a ser el elegido de Macri para la gobernación provincial. La foto de Macri, Vidal y Ritondo en una recorrida por La Plata simbolizó la aspereza que está adquiriendo la pelea del PRO en el distrito (además, porque allí lo hicieron partícipe de la movida al intendente Julio Garro, quien, en realidad, apuesta por Larreta).
Ritondo no detiene su marcha. Ayer compartió un locro con Vidal y el diputado Alejandro Finocchiaro en La Matanza, mientras suma caminatas por distintas ciudades bonaerenses y apura la elaboración de sus propuestas para la gobernación, con equipos técnicos que coordina Martín Yeza, intendente de Pinamar, y que, como curiosidad, integra Lacunza en materia económica. Es el mismo economista que está preparando un plan para Rodríguez Larreta. ¿Habrá represalias contra él también?
Santilli, por su parte, también sigue presente en La Matanza y se reúne con todo Juntos por el Cambio, inclusive Toty Flores, de la Coalición Cívica, y este viernes estuvo en los barrios Lomas del Mirador, Laferrere, San Justo, La Tablada y Virrey del Pino. Y continuará sus recorridas la semana que viene por el conurbano y el interior de la Provincia. Rodríguez Larreta lo acompañará a algunas caminatas. Ya concentrado de lleno en el armado bonaerense, Santilli está preocupado porque en la coalición opositora, y sobre todo en el PRO, no le dan la importancia electoral que tiene la provincia. Atomizada y con tantos candidatos en competencia, a Juntos se le hará más difícil ganarle al peronismo en 2023.
“El Colo” y “El Cabezón”, como los conocen a Santilli y Ritondo, coinciden en algo en medio de su pulseada por la candidatura a gobernador: asesores de ambos destacan que las encuestas los dejan bien parados en materia de imagen e intención de voto. Al parecer, no hay dirigente que no tenga alguna encuesta que lo favorezca. Las consultoras de opinión se pusieron muy inclusivas.
Entre tanta competencia, Macri y Rodríguez Larreta desorientan a sus dirigentes más próximos. Los dos hablaron el sábado y el domingo pasados para intercambiar miradas sobre la renuncia de Guzmán, la capitulación política de Alberto Fernández y la llegada a Economía de una ministra que pasó el filtro de Cristina Kirchner. Pero, ante sus íntimos, el ex presidente protestó por la abstención de dos senadoras nacionales del PRO, Guadalupe Tagliaferri y Gladys González, en la votación en la Cámara Alta del proyecto de ley que establece una moratoria previsional para quienes no tienen aportes suficientes para jubilarse.
Todo el bloque de senadores del PRO, conducido por Humberto Schiavoni, votó en contra de la iniciativa. La excepción fueron esas dos legisladoras que se abstuvieron, en sintonía con la UCR y desoyendo el gesto de rechazo que pretende el ex mandatario contra proyectos como el que impulsa el kirchnerismo y que “implica más déficit fiscal”, como advirtió el jefe de la bancada. Según los “halcones”, Macri también apuntó en sus quejas contra Rodríguez Larreta: Tagliaferri y González militan en sus filas. “Tenemos la necesidad de mostrar que somos distintos”, bramó ante sus allegados.
Por las dudas, y para evitar tragos amargos, en el Zoom de los cinco líderes del PRO de este viernes no sólo se escuchó el desolador informe de los economistas: también se decidió que el bloque de diputados del partido vote disciplinadamente en contra del proyecto que propone una moratoria previsional. Todos estuvieron de acuerdo, empezando por Macri, que lo propuso sin hablar de la furia que le produjo la abstención de las dos senadoras, y Rodríguez Larreta, que lo avaló como si no fuera el referente directo de Tagliaferri y González. Es sabido: en el PRO, como en toda la política, la paz a veces está llena de silencios que hacen mucho ruido.
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