“¡Bajen las armas, hijos de puta, no tiren que hay pibes comiendo!”, fueron las últimas palabras de Claudio “Pocho” Lepratti, antes de que sea asesinado el 19 de diciembre de 2001 por una bala policial en la ciudad de Rosario. Las fuerzas de seguridad reprimían en todo el país las manifestaciones generados por la crisis que atravesaba el gobierno de Fernando De la Rúa.
Este sábado, el presidente Alberto Fernández encabezó el acto oficial por el Día de la Independencia en Tucumán. En un mensaje dirigido a los detractores de su gobierno, pidió: “Bajen las armas. Acá hay un pueblo que quiere comer, tener salud, tener educación y ser feliz”.
Las palabras pronunciadas por el mandatario no son textuales a las del joven de 35 asesinado, sino que se asemejan más a las que se popularizaron con la canción “El Ángel de la Bicicleta”, de León Gieco. La composición es un homenaje a la figura de “Pocho” Lepratti, un militante social que colaboraba en los barrios por los grupos encabezados por el cura Edgardo Montaldo en las barriadas de Rosario. Desde ese lugar, fue coordinador de la revista El Ángel de Lata y de unos diez grupos juveniles, desde donde generaba ámbitos de formación en educación, cultura, salud y derechos humanos. También participaba activamente como delegado de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE).
En la canción de León Gieco, las palabras de Lepratti fueron modificadas ligeramente. La música suena con una base de cumbia villera que es interpretada por la agrupación Pibes Chorros. Dice la letra en uno de sus fragmentos más destacados. “Cambiamos ojos, por cielo/ sus palabras tan dulces, tan claras/cambiamos por truenos/ Sacamos cuerpo, pusimos alas/y ahora vemos una bicicleta alada que viaja/por las esquinas del barrio, por calles/por las paredes de baños y cárceles/¡Bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!”.
En el día fatídico que terminó en tragedia, Pocho Lepratti trabajaba como auxiliar de cocina en el comedor de la escuela número 756 “José M. Serrano” de Las Flores, un barrio empobrecido de Rosario. Como en gran parte del país, había clima de movilización, que poco después desecadenarían el fin del gobierno de la Alianza. El epicentro de la protesta estaba a 300 metros y había un fuerte despliegue policial en curso para desarticular las marchas.
Lepratti cayó víctima de esos operativos policiales cuando pidió, a los gritos, que los uniformados cesaran con el uso de las fuerza. Lo hizo desde el techo de la escuela. Un escopetazo le reventó la traquea y terminó con su vida a los 35 años de edad.
Desde entonces, Lepratti se convirtió en un símbolo de la violencia de 2001 y del compromiso social. Su apodo, “El Ángel de la bicicleta”, homónimo a la canción de Léon Gieco, se debía al juego de palabras que lo recordaba llegar en bicicleta y el nombre de la revista que coordinaba.
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