Recalculando: la crisis del Frente de Todos reordenó las prioridades en la oposición

En Juntos por el Cambio se aceleraron los contactos y gestos internos para no contagiarse de las internas ni empujar al Gobierno. El factor Milei

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Alberto Fernández en el momento en que le toma juramento a Batakis. (foto Reuters)
Alberto Fernández en el momento en que le toma juramento a Batakis. (foto Reuters)

La pelea de poder a cielo abierto entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que pusieron al cuarto gobierno kirchnerista al borde de un colapso, reordenó en las últimas horas las prioridades en la oposición. Los contactos entre los dirigentes más encumbrados de Juntos por el Cambio se aceleraron con dos premisas: evitar “contagiarse” de las internas del kirchnerismo y redoblar los esfuerzos para “no empujar” a un presidente que quedó debilitado al extremo tras la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía y el avance de la vicepresidenta.

En diálogo con varios referentes de primera línea de la coalición opositora, resumieron de ese modo las preocupaciones que compartieron en las últimas horas los principales líderes en encuentros personales, chats, Zoom e, incluso, actos públicos. Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió protagonizaron esas conversaciones. Pero también abundaron los contactos entre las segundas y terceras líneas.

Como resumen, de esas conversaciones quedaron algunos consensos básicos: no quedar como furgón de cola de la embestida de Cristina Kirchner contra Alberto Fernández. También, bajar los decibeles en las discusiones por las candidaturas. Y aferrarse a la construcción de una narrativa que sostenga la “racionalidad, la unidad y la institucionalidad” frente a las luchas intestinas del peronismo.

En Juntos por el Cambio alarmó la dinámica que tomó la crisis. La interpretación que primó es que el fin de semana hubo un fenomenal vacío del poder presidencial. La vicepresidenta lo castigó de manera feroz en Ensenada, al mismo tiempo el ministro al que tanto defendió más que una renuncia le clavó una traición. A los economistas que llamó primero, les dijeron que no. Y anunció con un tuit mal escrito a Silvina Batakis para ocupar el Ministerio. “Si hubiera sido a propósito, no les salía peor”, resumió uno de los interlocutores.

En la coalición opositora no creen que el peronismo profundice la crisis a un punto sin retorno. Entienden que Cristina Kirchner va a continuar presionando para imponer un cambio de rumbo del gobierno -con un nuevo acuerdo con el FMI, más impuestos y gasto público, control de precios y una política de shock en materia de ingresos- pero admiten que entre las alternativas que manejaban hasta ahora no contemplaron un escenario de colapso. “No va a pasar, pero tenemos que estar preparados, con un acuerdos y, sobre todo, un plan”, explica otro interlocutor que trabaja en la estrategia de JxC.

Una de las voces que, públicamente, expresó este consenso común en la oposición fue el diputado Mario Negri que, en medio de la sesión en la Cámara baja le manifestó al Frente de Todos: “Tengan la tranquilidad de que nosotros no empujamos a nadie. En otros tiempos nos empujaron a nosotros. Pero podemos decirles fraternalmente: no se empujen entre ustedes, porque la sociedad argentina va a terminar en un abismo”.

Antes, Rodríguez Larreta había publicado en sus redes sociales su posición ante la crisis política que detonó la renuncia de Guzmán: “Gobernar es dar certezas, traer tranquilidad y, sobre todo, tener un plan con medidas concretas para enfrentar la realidad (...) Todos los días los argentinos recibimos lo contrario. Conflictos internos, irresponsabilidad e improvisación. Así no se gobierna. Así no se saca un país adelante. Así no se cuida a la gente“.

Macri y Carrió, como publicó Infobae, se reunieron el domingo y hablaron tanto sobre las tensiones del Frente de Todos y la escalada entre Cristina y Alberto, pero también sobre la necesidad de que las internas en Juntos por el Cambio no se “contagien” de la lógica casi bélica del oficialismo. Y evitar ataques sobre la figura de Silvina Batakis.

Además, Bullrich, Vidal y Larreta participaron de manera virtual de una reunión que tuvieron los diputados y senadores bonaerenses del PRO, que estuvo teñida por la inestabilidad política por las peleas en el gobierno nacional. “Son tiempos difíciles para los bonaerenses, en un contexto donde el oficialismo se encuentra decidido a profundizar sus debates internos en lugar de buscar soluciones a los problemas reales de la gente”, manifestaron los legisladores y concluyeron: “Vamos todos juntos a cambiar nuestra Provincia”.

Y en un encuentro oficial que implicó a la vez un gesto político, Larreta recibió a más de 50 representantes de diferentes comunidades de fe e instituciones de la Ciudad en la 5ta edición del Almuerzo Interreligioso. “En un momento de tanta incertidumbre para los argentinos, ámbitos como este suponen un espacio de diálogo y de reflexión. Este ejemplo del que somos testigos todos los días nos tiene que enseñar a cambiar la incertidumbre por el diálogo y trabajar juntos con la confianza de que hay un futuro que nos encuentre unidos”, señaló Rodríguez Larreta.

"En un momento de desencuentro, la pregunta es cómo podemos potenciar este ejemplo a toda la Argentina. Tenemos que transmitirle a toda la clase dirigente la necesidad de un encuentro como este”, dijo Larreta.
"En un momento de desencuentro, la pregunta es cómo podemos potenciar este ejemplo a toda la Argentina. Tenemos que transmitirle a toda la clase dirigente la necesidad de un encuentro como este”, dijo Larreta.

El factor Milei

En Juntos por el Cambio notaron que el descenso vertiginoso que tuvo el dirigente Javier Milei en las encuestas -tras algunas polémicas y declaraciones polémicas como la venta de órganos- puede haberse detenido y no descartan que vuelva a ser competitivo en términos electorales por dos factores que fueron clave en la irrupción de su liderazgo: la mala imagen de los políticos y los problemas económicos crecientes.

La encarnizada batalla por el poder del Frente de Todos salpica a los políticos de Juntos por el Cambio. Con la disparada de los precios después de la caída de Guzmán, la parálisis de algunos sectores de la economía por el freno a las importaciones y la cotización del dólar que no encuentra techo, le ofrecen una plataforma ideal a Milei, que está lanzado para la Presidencia de la Nación.

“No miro muchas encuestas, pero no soy necio y sé que muchas cosas que dije me hicieron bajar algunos puntos. Pero soy un fundamentalista de la verdad y los que me eligen, los que me votan, saben que no voy a decir una cosa en la que no creo para no quedar mal. Yo no soy un político de la casta, no especulo y digo siempre mi verdad”, explicó entre sus colaboradores el dirigente libertario, según pudo saber Infobae.

Las mismas fuentes reconocen que en los últimos días, el foco dejó de estar en sus definiciones polémicas, como aceptar la venta de órganos o las peleas públicas en el seno de La Libertad Avanza. “Cuando Milei habla de la casta tiene razón. La casta está aparte de la sociedad, no usan plata, no se cruzan con la gente”, le dijo esta semana Jorge Lanata en un reportaje con Viviana Canosa, en una frase que para el círculo libertario fue un síntoma.

Cerca de Patricia Bullrich -que va a acelerar desde la próxima semana sus bajadas al Conurbano bonaerense, donde creen que está su principal déficit- reconocen este fenómeno y admiten que no es malo para Juntos por el Cambio y, menos, para ella. “Que esté Javier Milei fortalecido le sirve, porque la deja a Patricia más en el centro”, reconoció otra fuente de la coalición opositora.

Otros que están recalculando

En el peronismo no kirchnerista también están recalculando, hasta la semana pasada, los análisis para una construcción electoral autónoma del eje K contemplaba como variables un presidente débil, pero reteniendo algunos resortes clave del poder, y resultados económicos mediocres, pero no críticos. Inflación alta, dólar contenido y crecimiento modesto. Con la resonante renuncia de Guzmán todas esas especulaciones se convirtieron en papel mojado.

El martes pasado, un dirigente del PJ de extensa trayectoria desestimaba un escenario en el que Cristina Kirchner tomara la conducción plena del Gobierno. No se pensaba en que la Vicepresidenta “cazara la lapicera”, según la nueva fraseología política. “Nos conviene que todo siga como está, con Alberto al mando y Cristina diferenciándose. Si ella toma el control, para nosotros va a ser más difícil hablar con los gobernadores, intendentes y sindicalistas que no la quieren”, reconocía el interlocutor, para quien el peor escenario se hizo realidad.

En la reunión de los gobernadores del norte grande, donde además de los mandatarios provinciales estuvieron dos ministros que fueron los últimos jefes que tuvo Batakis (Eduardo “Wado” De Pedro y Daniel Scioli) hubo mucho pedido de fondos con la indisimulada ofrenda del apoyo. “Ya tenemos nueva ministra. No pasó nada. Ya está”, intentó dejar atrás el estropicio el inefable Gildo Insfrán.

En ese contexto, llamó la atención la confesión del tucumano Juan Manzur sobre el contenido de las conversaciones que tuvieron el lunes por la noche el presidente y la vicepresidenta: “De la reunión no conozco más que eso”, dijo el ministro coordinador, que según la Constitución es el principal responsable de la administración pública y ejecutor del presupuesto.

Mientras se expone cómo Alberto Fernández, por procrastinar, le debe “a cada santo una vela”, Cristina Kirchner sabe que el “pago de esas deudas” puede ser la herramienta central para reconfigurar el poder y evitar el año que viene una derrota no sólo electoral, sino, sobre todo, simbólica.

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