“Nos enteramos ahí mismo, de golpe todos dejamos de mirar el escenario y estábamos con los teléfonos”. Un ministro bonaerense reconstruye en diálogo con Infobae cómo corrió la noticia de la salida de Martín Guzmán del ministerio de Economía, justo cuando la vicepresidenta Cristina Kirchner lo emparentaba al ahora ex funcionario, con el economista Carlos Melconian. En la previa, el clima era diferente a cómo terminó el acto. De las risas, los chistes y hasta el mate que tomaba Máximo Kirchner en primera fila, la atmósfera cambió por completo. La primera reacción del kirchnerismo y luego del discurso de CFK fue que el presidente Alberto Fernández llamé a Cristina y juntos definan quién reemplazará a Guzmán.
“Me acabo de enterar, es todo sorpresivo. Terminamos acá y me acaban de decir. Lo que sí me gustaría es que el Presidente se encuentre con la Vicepresidenta para definir el futuro ministro de Economía. Sería muy bueno para el Frente de Todos”, dijo ante la consulta de este medio el diputado nacional Eduardo Valdes, que mantiene diálogo directo tanto con Alberto Fernández como con Cristina Kirchner. Incluso fue uno de los que acompañó al jefe de Estado a visitar a Milagro Sala a Jujuy días atrás.
Tampoco lo sabía con antelación el gobernador bonaerense Axel Kicillof, otro de los ubicados en la primera fila del público. Según pudo saber Infobae, al igual que el resto de los presentes, el mandatario provincial se enteró mientras escuchaba a a la vicepresidenta. Incluso, cuando la salida de Guzmán empezó a trascender, la misma transmisión se ahorró los planos al público y enfocó directamente en Cristina Kirchner. El cierre del discurso también estuvo lejos del tono épico de otras intervenciones de la vicepresidenta.
“El Presidente tendrá que tomar una definición respecto del reemplazo. Pero más allá de los nombres, me parece que lo importantes es que que todos los actores del frente, los principales y secundarios, efectivamente puedan sentarse en una mesa a discutir, a hacer una síntesis de las distintas posiciones y tomar las mejores políticas”, remarcó el jefe de asesores de ministros del gobierno bonaerense, Carlos Bianco; mano derecha del gobernador Axel Kicillof.
La presión sobre Fernández de parte del kirchnerismo sumó otro capítulo este sábado. Fue contundente el intendente de Ensenada, Mario Secco, al abrir los discursos en el acto en el que fue anfitrión. “Fuimos los que más aportamos a este frente, cómo no vamos a tener derecho a decir lo que pensamos. Si hoy gobierna el peronismo es gracias a Cristina…respeto a esta mujer”, bramó.
Luego de su discurso dentro del Polideportivo, Cristina Kirchner salió a saludar y dar unas palabras a la militancia que siguió el acto por las pantallas. Allí, la vicepresidenta parafraseó al intendente K y dijo “así cómo allá por ‘19 hice todo lo que tenía que hacer como recordaba Mario para que el peronismo vuelva a ser gobierno, espero que hoy también los que tienen responsabilidad más altas que yo vuelvan a hacer lo mismo que hice yo y es hacer ganar al peronismo en el 2023, es lo único que pido y es lo único que quiero”. En ese momento la vicepresidenta ya estaba enterada de la renuncia de Guzmán. La militancia la despidió con el cántico “Cristina presidenta”.
El intendente de Berazategui, Juan José Mussi, fue otro de los oradores del acto. Su participación también fue un tanto sorprendente. Luego del acto diría que ayer lo llamó el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner para invitarlo especialmente y que en la previa también mantuvo una conversación con Cristina Kirchner. “Esto merece un consenso, aquí hay que consensuar sin ninguna duda, hay que buscar voluntades afines que tengan la necesidad imperiosa de sacar al país adelante. No sé si se van a encontrar o no. Pero, cómo dije en el escenario, acepto los divorcios, lo que no acepto es que abandones a los hijos”, remarcó el intendente del distrito del conurbano pidiendo un encuentro AF-CFK.
La presidenta del bloque de senadores provinciales del Frente de Todos, Teresa García, también habló desde la puerta del estadio municipal de Ensenada sobre la renuncia de Guzmán a la que describió como “crónica de una renuncia anunciada”. Desde hace tiempo la dirigente era una de las voces que pedía un cambio de rumbo. En la previa al acto habló de que era necesaria una oxigenación. Horas más tarde se cumplió ese pedido. “A mí no me sorprende, estaba el ciclo cumplido. Sí resulta llamativo en el momento en que lo hizo. En medio del discurso de Cristina...”, cuestionó la dirigente, que reconoce a Cristina Kirchner como su conductora, sobre el modo en el que Guzmán se fue.
En el acto de esta tarde, la vicepresidenta volvió a mostrar que retiene el caudal político y la estructura logística con la que transitó sus dos mandatos al frente del gobierno nacional. Además, claro, del apoyo dirigencial. Hasta Ensenada llegaron ministros que integran el gabinete de Alberto Fernández como Julián Domínguez -ubicado en primera fila y referenciado por Cristina Kirchner en dos pasajes de su discurso-; Eduardo Wado de Pedro (Interior) o Tristán Bauer (Cultura); la titular de ANSES, Fernanda Raverta; de PAMI, Luana Volnovich; además del gobernador bonaerense, Axel Kicillof; ministros bonaerenses como el jefe de Gabinete, Martín Insaurralde; de Desarrollo de la Comunidad -y secretario general de La Cámpora-, Andrés Larroque, intendentes bonaerenses del conurbano e interior y diputados nacionales.
Al igual que Mussi, otro dirigente cuya presencia causó algo de sorpresa fue la del ex Canciller, Felipe Solá, quién fue echado por el presidente cuando realizó los cambios de gabinete en 2021 tras la derrota electoral. “Tienen que tomar un rumbo realista y basado en poder reunificar totalmente el peronismo, si no no se puede gobernar y el presidente tiene que entender eso. Hay una zozobra cuando se va el ministro de Economía en Argentina, pero esperemos que se recomponga desde lo político primero”, dijo Solá al salir del acto. El ex canciller fue uno de los últimos en retirarse. La noche ya había ganado el cielo del municipio que gobierna Secco y la novedad de la salida de Guzmán empezaba a bajar la euforia palaciega. En la calle, la cumbia todavía sonaba entre la militancia y los puestos de choripanes ardían en brasas. Un rato más se iban a quedar.
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